Marta Esther, la modelo cubana y tía política de don Juan Carlos a quien la familia real repudió

El 4 de febrero de 1993 moría en Miami, a los 80 años, una mujer de nacionalidad cubana llamada Marta Esther Rocafort Altuzarra, que perteneció, de manera muy fugaz, a la familia real española.

Con 20 años, Marta Esther triunfaba como modelo de alta costura en Nueva York. Fue en esta ciudad donde conoció a Alfonso de Borbón, hijo del rey Alfonso XIII y, por lo tanto, tío de don Juan Carlos.

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A pesar de ser el primogénito del rey y el príncipe heredero, Alfonso tuvo que centrar su atención en su salud, debido a la enfermedad hereditaria que padecía desde su nacimiento: la hemofilia, un grave trastorno de la coagulación de la sangre que marcó toda su vida, obligándolo a pasar largos periodos en reposo o ingresado en sanatorios.

Cuando en 1931 Alfonso XIII y su familia se exiliaron a Francia, los reyes enviaron a su hijo Alfonso a un sanatorio cerca de la ciudad suiza de Lausana. Fue allí donde el príncipe cruzó su mirada con otra cubana que no era Marta Esther. Se trataba de Edelmira Sampedro Ocejo, una joven burguesa, hija de hacendados cubanos, de la que se enamoró.

Alfonso XIII se opuso a esa relación. Una burguesa extranjera no le resultaba suficiente para su hijo, quien no dejaba de ser su sucesor a pesar de sus circunstancias. Pero Alfonso de Borbón impuso sus deseos a los de su padre. El 11 de junio de 1933 renunció formalmente al trono, manteniendo, eso sí, el tratamiento de alteza real y consiguiendo, además, el título de conde de Covadonga. Sin la presión de la Corona a sus espaldas, contrajo matrimonio con Edelmira en Lausana, una boda a la que Alfonso XIII se negó a asistir.

Aquella unión no duró mucho tiempo. En 1936 Edelmira abandonó a su marido y pidió el divorcio. Algunas informaciones apuntan a que uno de los motivos pudo ser que Alfonso ya había comenzado a tener citas con Marta Esther Rocafort Altuzarra, aunque este dato nunca se ha podido confirmar con total certeza.

Tras el divorcio, el tío de don Juan Carlos se afincó en Estados Unidos. La despampanante modelo cubana Marta Esther Rocafort era ahora su obsesión.

Hija de un reputado dentista cubano llamado Blas Rocafort González y de Rogelia Altuzarra Carbonell, a sus 20 años Marta Esther brillaba sobre las pasarelas de Nueva York como modelo de alta costura. El modisto español Juanjo Rocafort, quien murió en 2020 a los 76 años a causa del coronavirus, fue su sobrino.

El 3 de julio de 1937, Marta Esther y Alfonso de Borbón contrajeron matrimonio, para disgusto, una vez más, de Alfonso XIII, quien, dicen, llamaba a la nueva novia de su hijo ‘la Lagarta’.

La boda fue celebrada en La Habana, el 3 de julio de 1937, apenas dos meses después del divorcio de su primera esposa, Edelmira, y entre los asistentes estuvo el presidente de Cuba, Fulgencio Batista.

Una vez más, el amor le duró poco a Alfonso de Borbón. A los pocos meses de pronunciar el ‘sí, quiero’, Marta Esther Rocafort Altuzarra y el príncipe se separaron. El divorcio fue dictado en La Habana, el 8 de enero de 1938.

Tras la disolución de su matrimonio, Marta Esther Rocafort se afincó definitivamente en los Estados Unidos. Tan solo dos meses después de su divorcio con Alfonso de Borbón, volvió a contraer matrimonio, esta vez en Miami, el 18 de marzo de 1938, con el millonario norteamericano E. H. Adkins.

El hijo de Alfonso XIII tampoco tardó mucho en volver a sentirse atraído por otra mujer. Esta vez su interés se centró en una bailarina y cigarrera de un club nocturno llamada Mildred Gaydon. Seis meses después de la boda de Marta Esther en Miami, Alfonso de Borbón falleció en esa misma ciudad tras sufrir un accidente de coche en el que le acompañaba Gaydon, el 6 de septiembrede 1938.

El segundo matrimonio de Marta Esther Rocafort fue corto y la modelo se divorció de nuevo, pocos meses después del enlace. Volvió a casarse una tercera vez. Lo hizo con el cubano Rodolfo Caballero.

Su paso por la familia real española apenas es recordado hoy, y en nuestro país, su muerte en Miami el 4 de febrero de 1993, a los 80 años, pasó completamente desapercibida.