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Leonor debe convertirse en una princesa de armas tomar
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OPINIÓN

Leonor debe convertirse en una princesa de armas tomar

Lo de menos es que la Princesa aprenda a reptar por los barrancos. Lo importante es que conozca de cerca la organización más estratégica, compleja, internacionalizada y tecnológicamente puntera del país

Foto: La princesa Leonor, en los Premios Princesa de Asturias. (EFE/Ballesteros)
La princesa Leonor, en los Premios Princesa de Asturias. (EFE/Ballesteros)

A Alfonso XII se le conoció como el ‘rey soldado’: el día de su vuelta a España, el monarca de la Restauración lo hizo vestido de militar, y apenas tardó una jornada en desplazarse al norte para tomar parte directa en la guerra carlista.

Alfonso XIII, muy al contrario, ni siquiera pisó una academia castrense. Pero si algo le gustaba era lucir uniformes e influir en los nombramientos y los ascensos. En su exilio posterior, no poco tuvo que ver su implicación en la dictadura de Primo de Rivera o en el Desastre de Annual.

Al marino don Juan de Borbón la guerra civil española le sorprendió navegando en prácticas con la Armada británica, y por dos veces llegó a cruzar la frontera con el propósito de combatir contra la República. Franco, agradecido pero firme, se lo impidió por carta.

placeholder El entonces príncipe Felipe, en la Academia General de Zaragoza. (Cordon Press)
El entonces príncipe Felipe, en la Academia General de Zaragoza. (Cordon Press)

Ninguno de estos antecedentes parece muy bien traído para ilustrar la ya próxima entrada de Leonor de Borbón en la Academia Militar de Zaragoza, esto es, la ya inminente formación castrense de la futura mando supremo del Ejército español; la primera mujer, como se ha repetido, de la Historia. Pero sí sirven para enmarcar una tradición que es literalmente secular. Una tradición -y esto es lo importante- que se ha mantenido viva con la actual monarquía parlamentaria del 78, pero con resultados mucho más exitosos, en el caso del abuelo y del padre de la Princesa.

Sabido es que fue el ascendiente personal de Juan Carlos I sobre las Fuerzas Armadas lo que abortó el 23-F en los albores de la democracia. A Felipe VI le tocó en suerte un Ejército mucho más profesional y desideologizado; él mismo ha rechazado ascensos de empleo no reglados -como el de general, para uniformarse en su boda-; ha hecho de su propia Casa del Rey un entorno significativamente menos castrense; y ni siquiera mencionó a las Fuerzas Armadas en su discurso de proclamación. Sin embargo, siempre ha cuidado sus muchas amistades personales y su relación protocolaria con el estamento militar, al que dedica dos grandes jornadas al año en su agenda oficial y con el que comparte actos de campaña.

Felipe VI siempre ha cuidado sus muchas amistades personales y su relación protocolaria con el estamento militar

A su hija le ahorró el trance por el que él mismo pasó a los nueve años, al uniformarse como soldado honorífico del Regimiento del Rey. Son otros tiempos. Pero lo castrense ha sido, durante años, una de las excepciones a la opacidad pública de la heredera. No en vano, la Corona es consciente de que los hombres de armas son los únicos expresamente dispuestos a dar su propia vida por España.

A pocos ha podido sorprender que el Rey haya querido que la Princesa pasara por las tres academias como él mismo hizo por voluntad de su padre y no sin alguna resistencia por parte de Felipe González.

placeholder La Princesa de Asturias, junto a su hermana la infanta Sofía. (EFE)
La Princesa de Asturias, junto a su hermana la infanta Sofía. (EFE)

En este caso es fácil suponer -aunque no ha habido reacciones- que el socio minoritario de la coalición de Gobierno se haya visto superado o ninguneado por la decisión. Para los dirigentes de Podemos, como en su día (y aún ahora) para algunos socialistas, la formación castrense está reñida con el antibelicismo. Por otra parte, no se fían del carácter simbólico que la Constitución otorga al Mando Supremo. Además, para la nueva izquierda no hay feminismo que valga en lo que atañe a la igualdad de la mujer en la defensa activa de España.

Para que Leonor reine un día y reine bien, debe antes pisar tierra, endurecerse, conocer de cerca a las ya cerca de dos mil cabos y oficiales españolas

Lo cierto, en todo caso, es que nunca como ahora en toda la democracia la seguridad de España ha estado más comprometida. No es solo que haya una guerra abierta como la de Ucrania; ni siquiera se trata de que el país esté altamente implicado en la OTAN; de lo que hablamos es de que las Fuerzas Armadas son en España y en todo el mundo la organización más estratégica, compleja, internacionalizada y tecnológicamente puntera, que un jefe del Estado -hombre o mujer- debería conocer desde la base, antes de afrontar -aunque no sea con carácter ejecutivo- los grandes desafíos de un mundo creciente y peligrosamente tensionado.

Lo de menos es que la soldado Leonor repte por barrancos con unas botas embarradas y un casco lleno de hojas, como en su día hicieron Victoria de Suecia o Isabel de los belgas. Lo importante es que para que Leonor reine un día y reine bien, debe antes pisar tierra, endurecerse, conocer de cerca a las ya cerca de dos mil cabos y oficiales españolas, aprender del mundo real. Ser… una princesa de armas tomar.

A Alfonso XII se le conoció como el ‘rey soldado’: el día de su vuelta a España, el monarca de la Restauración lo hizo vestido de militar, y apenas tardó una jornada en desplazarse al norte para tomar parte directa en la guerra carlista.

Princesa Leonor
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