Rodaballo, navajas y empanada de zamburiñas: la primera comida del rey Juan Carlos en Sanxenxo

Esta vez, la estancia del Rey emérito se ha planteado con un perfil tan bajo que su presencia es poco visible. La única constancia que hay de lo que ha hecho es el circuito desde casa de Pedro Campos al pantalán del recinto del Club Náutico, donde se encuentra el Bribón. A diferencia de años anteriores, este barco propiedad del amigo leal se encuentra en un lugar donde no hay acceso para la prensa salvo tomas desde lejos.

Habitualmente, ese recorrido es libre para los ciudadanos, pero mientras don Juan Carlos se encuentre en esa zona, el paseo está restringido. Este jueves, tampoco ha mantenido la agenda que cumplen todos los regatistas, que es pasar antes por el club para cambiar impresiones antes de zarpar. Como ya hemos dicho, la consigna es el silencio y la discreción. Una recomendación que ha hecho el ex jefe del Estado a su grupo de amigos gallegos. Por eso, el empresario Pedro Campos y el resto de tripulación cumplen con el consejo marcado por el amigo Rey. El alcalde Telmo Marín lo más que ha llegado a decir es “estamos contentos con la llegada del Rey, pero igual que con el resto de visitantes”.

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Sara Castellanos

Si la orden ha llegado desde el Palacio de la Zarzuela, del propio Gobierno o simplemente por deseo expreso del ex jefe del Estado, es por ahora una incógnita. Lo que sí se ha demostrado es que la Casa Real, el CNI y el Ministerio del Interior estan al tanto de cualquier movimiento de don Juan Carlos aunque ya no forme parte de la agenda institucional.

Y si los movimientos del regatista real en Sanxenxo no son tan visibles como el año pasado, lo que no ha cambiado son sus gustos culinarios. El día de su llegada se dirigió directamente al chalé de Nanín. Esta vez, la pareja de Campos, Cristina Franze, no fue hasta el aeropuerto. Se había decidido, por aquello del bajo perfil, que permaneciera en el domicilio, donde hubo un almuerzo con los productos preferidos del invitado. El que más le gusta al Rey es el rodaballo, que había llegado a la lonja de madrugada, igual que las navajas recogidas el día anterior y dos centollas.

Un marisco habitual

Este marisco también se puede degustar en uno de los restaurantes que se encuentra cercano al Club Naútico y al hotel Rotilio. Además, a un precio razonable. Dos de los rodaballos fueron directamente a la mesa del empresario y patrón del Bribón. Además, hubo empanada de zamburiñas de un horno que se encuentra en la plaza de Sanxenxo.

El pescado y el marisco los sirvió Piliña, hija del que fuera patrón mayor y con puesto abierto en el mercado de Portonovo. Lo sirve no solo en la casa de Pedro Campos, sino a muchas familias y veraneantes. De hecho, Rajoy es también otro de sus clientes. Desde pequeña, Piliña ha vivido desde muy cerca el mundo de la lonja. Su abuelo, su padre y su madre han tenido puesto en el mercado y acudían de madrugada a la lonja de Sanxexo, Portonovo o el Grao a comprar los productos. El año pasado, contaba a Vanitatis que ella misma se encargaba de aconsejar a sus clientes y que, para ella, era un honor servir tanto a sus propios vecinos como al Rey emérito.