El motivo que ha obligado a don Juan Carlos a volver a tierra remolcado

Este viernes, se cumple el segundo día de navegación para el Rey emérito en aguas gallegas y no ha tenido suerte. Una hora después de embarcar y comenzar el entrenamiento, hubo que volver a puerto. Las condiciones meteorológicas no eran las mejores y no solo por la lluvia, sino por la ausencia de viento. Fue necesario un remolcador. El resto de barcos continuaron en alta mar.

Se trata de un entrenamiento previo a las regatas del fin de semana, enmarcadas en el campeonato de Copa de España. No puntúa para el del Mundo, que se celebrará a finales de agosto en Cowes (Reino Unido), pero sí le sirve al monarca para probarse a sí mismo.

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Desde el año pasado no ha navegado en este tipo de embarcación y menos en competición. Las condiciones meteorológicas en Abu Dabi sirven para paseos de ocio en yates de recreo. Nada más. Y, según contaban en el entorno marinero de Sanxenxo, “echaba de menos estar en un ambiente de regatas”.

A sus 85 años, el monarca jubilado se encuentra en buena forma física. “Mucho mejor que el año pasado, que tuvo un traspiés en el restaurante del náutico y nos dio un buen susto”, recuerdan socios del club, que aún no han tenido la posibilidad de saludar personalmente al regatista real como sí sucedió el año pasado. Por ahora se mantiene el perfil de poca relación con los ciudadanos y sobre todo con la prensa.

Tal y como adelantamos en Vanitatis, esta vez no hay presencia de informadores en la sala de prensa y tampoco se facilitan datos más allá de los que existen en la página web. Quien quiera saber el número de participantes así como la hora de inicio de las regatas debe buscarlo en la página oficial del náutico.

Esta decisión de la dirección del Club Náutico de Sanxenxo, encabezada por el anfitrión del Rey, Pedro Campos, ha servido para que la llegada de don Juan Carlos sea directa al pantalán sin pasar por el interior del edificio. Mañana, cuando empiece oficialmente la regata, sí debería hacerlo para cumplimentar los protocolos, como dejar constancia del peso de toda la tripulación.

Mucha seguridad

Una de las críticas que se han hecho a esta llegada del Rey emérito ha sido el aumento de las fuerzas de seguridad, así como la supervisión por tierra, mar y aire de los movimientos del regatista real en alta mar.

Según han confirmado a Vanitatis, los helicópteros que han sobrevolado Sanxenxo nada tienen que ver con Juan Carlos I, sino con unas maniobras del ejército. Y por tierra, lo único que se ajusta por parte de la seguridad oficial es la salida de la casa de Pedro Campos. En este sentido, sí hay facilidad para que la prensa haga su trabajo, que, en realidad, consiste en intuir al monarca de copiloto.

La recomendación de invisibilidad que le hicieron llegar a don Juan Carlos, tanto desde Casa Real como desde el Gobierno, se está cumpliendo a rajatabla. Ni aparecen los amigos del llamado grupo gallego por el chalé de Pedro Campos ni tampoco se ha visto a su pareja, Cristina Franze, mientras que el año pasado formaba parte del acompañamiento que rodeaba a don Juan Carlos en todas sus salidas. Tanto en el club náutico como en el recibimiento a pie de pista.

Para este viernes por la noche no hay ningún gran encuentro festivo organizado. Se mantiene la agenda de perfil bajo con encuentros solo con familia y algunos de los amigos de Sanxenxo. No habrá representación de las fuerzas vivas, como sucedió en mayo pasado.