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El rey Juan Carlos 'pierde' Sanxenxo en la partida de Risk con su hijo don Felipe
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¿ESTRATEGIA MEDIÁTICA DE ZARZUELA?

El rey Juan Carlos 'pierde' Sanxenxo en la partida de Risk con su hijo don Felipe

Sanxenxo era un territorio en el que el emérito seguía reinando. Pero su hegemonía en la localidad gallega se pone muy en duda en esta última visita

Foto: El rey Juan Carlos, en el Club Náutico. (EFE/Lavandeira Jr.)
El rey Juan Carlos, en el Club Náutico. (EFE/Lavandeira Jr.)

Varios jugadores, un tablero y muchos territorios por conquistar. Son, a grandes rasgos, los tres pilares en los que se basa el Risk, un juego con el que se podría establecer un paralelismo entre el Rey emérito y el Rey actual, dos jugadores dispuestos a ganar mediáticamente una partida que estos días se juega en tierras gallegas; que tiene que ver con el (segundo) regreso del primero a nuestro país desde su marcha a Abu Dabi. Tras día y medio en Sanxenxo, parece claro que, por ahora, el rey Juan Carlos podría ser considerado el perdedor.

Viajemos un año atrás: en aquella primera visita de don Juan Carlos desde su autoexilio, Sanxenxo parecía ser un reducto en el que seguía reinando el emérito. Baños de masas, banderitas de España, gritos de "Viva el Rey" y aplausos a su llegada... Estos elementos dejaban claro que seguía siendo una persona muy querida, algo también constatable si contásemos la cantidad de vecinos que participaron en el recibimiento. Había opiniones en su contra, pero la imagen que llegó a través de los medios de comunicación fue la de un monarca admirado, que aún contaba con el favor de muchos pese a los desatinos. Una imagen llamativa, que hizo ruido y que no pareció gustar en Casa Real. Como tampoco el hecho de que don Juan Carlos ni pidiera autorización ni informara con antelación de este nuevo viaje, tal y como aseguraban fuentes solventes a El Confidencial hace pocos días.

placeholder El Rey, en el Club Náutico de Sanxenxo. (EFE/Lavandeira Jr.)
El Rey, en el Club Náutico de Sanxenxo. (EFE/Lavandeira Jr.)

La estrategia de Zarzuela ha pasado por marcar distancia con aquellas imágenes, con ese baño de popularidad que tuvo lugar hace 11 meses. En esta ocasión, ha habido un secretismo total. Tanto las fuentes consultadas en días previos al viaje de don Juan Carlos como a las que hemos podido acceder estos días en Sanxenxo nos decían lo mismo: "Es un viaje privado". Esta ha sido una forma de justificar que no hubiese ningún tipo de información. Ha sido, también, una forma de desligarse de los movimientos que pueda hacer don Juan Carlos estos días.

El objetivo parecía claro: que no se repitiera la instantánea de mayo de 2022, con el exmonarca convertido en héroe a ojos del público. Y, al menos durante los dos primeros días de su estancia en tierras gallegas, se ha conseguido. Uno de los métodos ha sido la imposición del silencio a su círculo más cercano, pero también a cualquier fuente que pudiera dar detalles de la estancia. Incluso el alcalde de Sanxenxo, Telmo Martín, siempre feliz con la visita del emérito, aseguraba hasta horas antes de la llegada real que no tenía constancia de nada.

placeholder El rey Juan Carlos, con Pedro Campos, en el aeropuerto de Vigo. (EFE/Brais Lorenzo)
El rey Juan Carlos, con Pedro Campos, en el aeropuerto de Vigo. (EFE/Brais Lorenzo)

Esa misma línea es la que han seguido las instituciones de la localidad. Fuentes ligadas a la Administración de Sanxenxo consultadas por Vanitatis estos días han constatado, de manera indirecta, la diferencia entre la visita del año pasado y este. Mientras hace 11 meses se supo con antelación cada paso de don Juan Carlos, como si de un viaje oficial se tratara, la actual visita ha estado marcada por el "mutismo", tal y como nos dicen. Así, ni Pedro Campos, ni nadie del entorno del exmonarca han soltado prenda sobre este viaje.

Además de esto, también ha habido otros grandes gestos de Zarzuela que parecen evidenciar un intento de opacar esta nueva visita de don Juan Carlos a nuestro país. El primero de ellos es el hecho de que se haya desanimado, en los últimos días, a muchos profesionales de medios de comunicación para que no viajaran hasta Santiago. "Va a estar la cosa muy restringida", aseguraba a este medio uno de los trabajadores de Zarzuela que se han desplazado hasta Sanxenxo para controlar el tema informativo.

Más o menos lo mismo que se les ha dicho a los fotógrafos que habitualmente cubren las apariciones —oficiales o no— de los miembros de la familia real. Con esas palabras se indicaba lo complicado que iba a ser fotografiar a don Juan Carlos. Eso ha hecho que muchos gráficos, especialmente los freelances, se planteasen si merecía la pena viajar hasta Sanxenxo, sopesando los gastos del viaje y su posible rédito. Dado lo que decían desde Zarzuela, no parecía que este fuese a ser muy excelso.

En esta ocasión, tampoco se ha contado en Galicia con ninguno de los dos fotógrafos oficiales de los Reyes. Había un motivo oficial: se trata de un viaje privado. Un matiz en el que, como decíamos, ha insistido mucho el personal de Zarzuela desplazado hasta Sanxenxo al que hemos preguntado para intentar saber posibles movimientos de don Juan Carlos estos días. El segundo, parece indicar una estrategia de Casa Real para opacar la estancia del emérito en Galicia: don Felipe y doña Letizia tenían actos oficiales marcados en agenda y, por tanto, es allí donde tenían que estar los reporteros gráficos.

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El rey Juan Carlos, a su llegada a Sanxenxo el año pasado. (EFE/Lavandeira Jr.)

Así, mientras el exmonarca aterrizaba en el aeropuerto de Vigo, su hijo estaba en Ronda para presidir una reunión con las Reales Maestranzas de Caballería. El acto tuvo lugar a la misma hora de dicho aterrizaje. En cierto modo, parecía un intento de difuminar el foco puesto en Sanxenxo. Para más inri, Felipe VI se dio un auténtico baño de masas, protagonizando una imagen radicalmente opuesta a la soledad de su padre en Galicia.

Este jueves ha ocurrido algo similar, pero con la reina Letizia en los titulares. La consorte tenía una cita en la base aérea de Cuatro Vientos y, casualidades de la vida —o quizá no—, iba completamente de estreno, lo que siempre garantiza muchos más titulares que reutilizar prendas o asistir con un look algo más anodino. Teniendo en cuenta que la Reina es plenamente consciente del interés que genera su ropa, muchos podrían pensar que un detalle tan aparentemente superfluo como la elección de su atuendo forma parte de la estrategia de Zarzuela para contrarrestar el interés generado por esta nueva visita del emérito a nuestro país.

Objetivo conseguido

Estos dos primeros días en Sanxenxo hemos podido comprobar en persona que este segundo viaje ha favorecido, al menos de manera indirecta, al rey Felipe. Del baño de masas de mayo de 2022 hemos pasado a un frío recibimiento al que solo han prestado atención, con mil inconvenientes, los medios de comunicación. Tanto el miércoles en su llegada a la casa de Pedro Campos como este jueves en su primer día en el mar, había unos 50 profesionales de medios cubriendo la noticia. Parecen muchos, pero son cuatro veces menos de los que hubo el año pasado. Por contra, apenas había cuatro o cinco vecinos pendientes de su aparición. Y ninguno de ellos iba expresamente a presenciar la llegada de don Juan Carlos por cariño: aquellos con los que pudimos hablar nos aseguraban que pasaban por allí y se quedaban por simple curiosidad.

placeholder El rey Juan Carlos, a bordo del Bribón. (EFE/Lavandeira Jr.)
El rey Juan Carlos, a bordo del Bribón. (EFE/Lavandeira Jr.)

Y, como con todo, también estos días ha habido opiniones para todos los gustos: había quien no estaba de acuerdo con el dispositivo de seguridad, especialmente el colocado en torno a la casa de Pedro Campos. Una señora nos contaba este miércoles, bastante enfadada, que el año pasado no la dejaban bajar a la playa con sus nietos: "Vamos a ver, yo pago mis impuestos todo el año, y porque este señor venga aquí una vez cada no sé cuánto, nos quitan el derecho". Pero también los había que defendían a don Juan Carlos a capa y espada: "Ha hecho mucho bueno en este país... No ha robado a nadie. Si le dieron dinero y él lo cogió... Lo hacen todos". Voces puntuales que no son el reflejo de un pueblo que se movía casi en masa para recibirlo hace 11 meses. Al contrario, incluso había algunos que se quejaban de que volviera por aquí "con las cuentas pendientes que tiene". Y esta vez, gracias a un hermetismo absoluto y a una significativa ausencia de saludos del monarca al pueblo, no había ninguna imagen mediática para contrarrestar esas opiniones en contra.

Varios jugadores, un tablero y muchos territorios por conquistar. Son, a grandes rasgos, los tres pilares en los que se basa el Risk, un juego con el que se podría establecer un paralelismo entre el Rey emérito y el Rey actual, dos jugadores dispuestos a ganar mediáticamente una partida que estos días se juega en tierras gallegas; que tiene que ver con el (segundo) regreso del primero a nuestro país desde su marcha a Abu Dabi. Tras día y medio en Sanxenxo, parece claro que, por ahora, el rey Juan Carlos podría ser considerado el perdedor.

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