Es noticia
Menú
Carlos III, el gran desconocido: "cómico", "excéntrico" y "obsesionado con la geometría"
  1. Casas Reales
PERFIL

Carlos III, el gran desconocido: "cómico", "excéntrico" y "obsesionado con la geometría"

En la antesala de la coronación, Vanitatis habla con tres personas que conocen bien al nuevo monarca. El que fuera eterno heredero del trono sigue siendo una figura tremendamente enigmática

Foto: Imagen: VA Diseño.
Imagen: VA Diseño.

Habiendo pasado prácticamente toda una vida como eterno heredero del trono bajo el foco de las cámaras –en concreto 64 años y 44 días–, se podría pensar que Carlos III guarda ya pocos secretos. Isabel II asumió la Corona con tan solo 25 años. Fue la reina silenciosa. Pero con su primogénito todo es distinto. A sus 74 años, el pueblo le ha visto enamorarse, divorciarse y casarse de nuevo. Ha escuchado incluso las conversaciones privadas con su entonces amante, Camila, convertida hoy en reina consorte –“me gustaría ser tu támpax”–. Y ha sido testigo de sus muchas intromisiones sobre asuntos políticos. En los años ochenta, sus planes para estimular “la rehabilitación del centro de Londres” irritaron profundamente a Margaret Thatcher. Durante el Gobierno de Tony Blair, advirtió que si se cambiaba “la ley para la caza del zorro”, abandonaría el país y pasaría el resto de su vida “esquiando”.

Con todo, Catherine Mayer, autora de 'Carlos: El corazón de un rey', asegura que una de las cosas que encuentra “más interesantes” sobre el actual jefe de Estado es que sigue siendo un “gran desconocido”. “Es mucho más complicado de lo que la gente puede llegar a pensar”, dice a Vanitatis. “Es mucho más emocional. A Diana todo el mundo la reconocía como una persona emocional y, por lo tanto, él parecía una especie de tipo estoico seco a su lado. Pero en realidad es, al menos, tan sensible como ella. Por otro lado, es muy divertido. Podría haber sido un gran comediante. Aunque también tiene un fuerte sentido de la injusticia. Y una de sus cualidades menos atractivas es que se queja mucho”, explica.

La primera vez que Mayer conoció al actual monarca fue a principios de la década de los 80. Ella era entonces una joven periodista de 'The Economist'. Estuvo siguiéndole durante décadas en sus viajes oficiales antes de escribir un perfil poco común para la revista 'Time' en 2013. La biografía llegó en 2015 (aunque ahora ha sacado una versión actualizada) y, aunque no está autorizada, muchos expertos consideran que es uno de los retratos más rigurosos.

“Cuando me refiero a que es una persona excéntrica, lo que realmente estoy tratando de decir es que es sorprendente”, subraya. Según la periodista, “no es en absoluto lo que te imaginas que sería un hijo de la reina Isabel II”. “Ella era una mujer de principios muy fuertes. Uno de ellos era guardarse las opiniones para uno mismo. Pero Carlos es lo opuesto de muchas maneras. Curiosamente es más como su padre. Tiene el deseo no solo de desempeñar el papel para el que se considera que ha nacido, sino de desarrollarlo de una manera apasionada para poder cambiar el mundo y, de hecho, salvarlo”, añade.

En este sentido, la experta afirma que el actual rey tiene un “sistema de creencias complicado”. Aunque es anglicano, de hecho es la máxima autoridad de la Iglesia de Inglaterra, también cree que “la geometría es sagrada” y “la naturaleza misma es sagrada”. “Su ambientalismo está impulsado por ideas mucho más profundas y, a veces, más extrañas de lo que cabría esperar”, explica.

En muchas ocasiones se ha criticado a Carlos por entrometerse sobre asuntos urbanísticos. En 2010, su total oposición a un proyecto inmobiliario de la empresa Qatari Real Estate Investment llevó supuestamente a la familia real catarí a retirar su apoyo al proyecto inicial del conocido arquitecto Richard Rogers. En su lugar, el entonces heredero pidió tomar en consideración el trabajo de su arquitecto favorito, Quinlan Terry, rompiendo así toda la neutralidad que se le presupone a una persona de su rango.

"Camila le preguntó a una periodista por qué estaba con muletas. Le dijo que se había caído de su 'toyboy'. Empezó a reír a carcajadas"

Pero, según Mayer, su crítica hacia la arquitectura modernista “no es porque crea que sea feo, sino porque considera que es profano”. “Piensa que va contra la naturaleza, va contra las formas sagradas de la geometría. Eso es bastante extraño”, comenta.

Además de conocer muy bien al actual monarca, la periodista también ha pasado largas horas con la reina consorte, Camila. ¿Cuán diferente habría sido la historia de los Windsor si al heredero del trono le hubieran permitido casarse desde un principio con el que siempre ha descrito como el amor de su vida?

A Mayer no le gusta hablar de “escenarios supuestos”, pero matiza que “desde luego es una pareja que se ama mucho”. “Se lo pasan bien juntos”, apunta. “Camila es una persona muy cercana, cálida, divertida. Tiene un tremendo sentido del humor. Hubo una vez una comida en Clarence House en la que también estaba una novelista australiana. Cuando Camila le preguntó por qué estaba con muletas y la novelista le dijo que se había caído de su 'toyboy', Camila empezó a reír a grandes carcajadas”, recuerda.

placeholder Los reyes se ríen durante un acto conjunto. (Reuters)
Los reyes se ríen durante un acto conjunto. (Reuters)

En cualquier caso, la biógrafa real tiene una mirada crítica ante la institución. Asegura que la familia real sabe que la monarquía está “no en crisis, pero sí bajo mucha más presión de la que ha estado en mucho tiempo”. Por lo tanto, cree que eso dificulta en gran manera la tarea de Carlos III para desempeñar el papel “para el que ha estado preparándose toda su vida” y pasar luego el testigo a su hijo.

Si bien Carlos ha sido visto como “el eslabón más débil” por los movimientos republicanos en la Commonwealth en el pasado, la escritora no cree que vayan a producirse cambios constitucionales durante su mandato. “De haberlos, no creo que tengan lugar con Carlos sino con Guillermo y Kate, quienes no pienso que sean el activo que todos creen que son. No lo digo como una especie de crítica hacia ellos, solo creo que los tiempos actuales juegan en su contra”, concluye.

La cronista real del 'Telegraph'

Otra de las personas que conocen bien al actual rey es Camilla Tominey, responsable de las crónicas sobre la familia real en el rotativo conservador 'The Telegraph'. Lo describe como una persona “familiar”, “pensativa”, “introspectiva”, aunque “más propenso a mostrar sus emociones que sus progenitores”. Considera que siempre ha sido muy consciente de la carga sobre sus hombros como futuro monarca y que “trata de seguir el ejemplo de su madre Isabel II de anteponer siempre la Corona”.

Siente el deber de dejar el mundo en un lugar mejor. Y aunque muchas veces le muestran como una figura polarizadora y un poco divisiva, creo que siempre ha tratado de hacer el bien. Podría haber pasado todos los años que estuvo como heredero sin hacer nada, pero eligió dedicarse apasionadamente a sus causas", recalca.

"Podría haber pasado todos los años que estuvo como heredero sin hacer nada, pero eligió dedicarse apasionadamente a sus causas"

La periodista también apunta que Carlos III “ama profundamente a sus dos hijos” y lo está pasando “verdaderamente mal” con las disputas de los últimos años y toda la polémica que envuelve a lo que la propia prensa británica bautizó como Megxit.

Tras el culebrón de la entrevista con Oprah, el documental de Netflix y las memorias del príncipe Harry, la periodista señala que es casi “un milagro” que la gente siga interesada en la trama “aunque creen que en cada historia siempre hay dos versiones”.

“La saga de Harry y Meghan ya no se analiza desde un punto de vista institucional, sino familiar. Ven a los Windsor como abuelos, padres, hermanos, cuñadas y, por lo tanto, eso los hace parecer un poco más reales y un poco más parecidos al resto de ciudadanos", matiza.

Son muchas las críticas que han recibido los propios medios tras las revelaciones de los duques de Sussex, pero Tominey asegura que no cambiaría ninguna de las crónicas que ha publicado en los últimos años sobre ellos, ya que siempre lo ha hecho desde el “rigor” y “corroborando informaciones”. “Solo porque un titular sea negativo no significa que sea incorrecto o desagradable”, defiende.

placeholder Meghan y Harry de Sussex. (Reuters)
Meghan y Harry de Sussex. (Reuters)

Pese a todo, la cronista real sigue pensando que Harry siempre se sentirá más en casa en el Reino Unido que en los Estados Unidos. “Cualquier sueño americano que pudiera haber tenido parece haberse vuelto un poco obsoleto, con el resplandor de Netflix desvaneciéndose mucho más rápido de lo que esperaba. Sus memorias todavía se encuentran entre las que encabezan las listas de las más vendidas, pero eso causó revuelo por lo que decía sobre la familia real en su conjunto, no solo sobre él”, aclara. En definitiva, no cree que los Sussex sean grandes 'influencers' al otro lado del Atlántico. Les ve más bien como otro par de 'celebrities' en un país donde precisamente las 'celebrities' se encuentran en cada rincón.

El hecho de que el hijo menor de Carlos III vaya a venir finalmente a la coronación lo ve como algo positivo, pero cree que la reconciliación entre los hermanos va a ser complicada. “Aunque nunca se sabe. Pueden pasar muchas cosas de puertas para dentro de las que solo nos enteremos mucho tiempo después”, agrega.

"Tiene que ser una coronación para el siglo XXI, muy distinta a la de Isabel II en 1953. No vamos a ver a la nobleza luciendo túnicas y tiaras"

Ante el gran evento del próximo sábado, la experta cree que se podrá ver una mezcla entre “la tradición, pompa y boato de antaño” junto con “un poco de modernidad, un poco más de juventud y vitalidad debido a la inclusión de personajes como el príncipe George, la princesa Charlotte y el príncipe Louis”. “Tiene que ser una coronación para el siglo XXI, muy distinta a la de Isabel II en 1953 cuando se retransmitió en los televisores en blanco y negro. No vamos a ver a la nobleza luciendo túnicas y tiaras. Será algo adaptado a los tiempos actuales. Pero, sin duda alguna, será algo espectacular. Los británicos tienen esta forma única de presentar estas importantes ocasiones reales”, añade.

Lo cierto es que el Reino Unido es la única de las ocho monarquías constitucionales europeas que conserva aún la celebración de la coronación. El papel ceremonial de la familia real británica la hace única en muchos sentidos. Por ejemplo, con el inicio de cada apertura parlamentaria, donde el Gobierno expone sus planes legislativos para los próximos meses, es el monarca quien acude a leerlos como jefe de Estado en un evento en el que se despliegan carrozas, caballos blancos y coronas.

El profesor Robert Hazell

Robert Hazell, profesor de Gobierno y Constitución en el reputado University College London, señala que la principal diferencia de la familia real británica comparada con el resto de casas reales europeas es a nivel de escala, ya que sirven al país con la mayor población (69 millones) y es también una “monarquía internacional, proporcionando la jefatura de Estado de otros 14 otros países de la Commonwealth”, una de las asociaciones transnacionales más antiguas del mundo, compuesta por 56 estados miembros. La mayoría con vínculos con el Imperio británico.

Asimismo, el monarca también es la máxima autoridad de la Iglesia anglicana. Aunque el académico matiza que la coronación del próximo sábado será "mucho más multiconfesional que la de 1953”. “La ceremonia conservará en esencia toda tradición, pero, al mismo tiempo, el papel de la monarquía es representar a la nación ante sí misma. Y debe reflejar, por tanto, la sociedad moderna en toda su diversidad. Así que veremos una lista de invitados muy diferente respecto a la coronación de Isabel II”, indica.

placeholder Londres se prepara para la coronación del próximo sábado. (EFE)
Londres se prepara para la coronación del próximo sábado. (EFE)

El número además será más reducido. Según el experto, en 1953 transcurrieron 16 meses entre la ascensión al trono de Isabel II y la coronación “porque llevó mucho tiempo construir el andamio en la abadía de Westminster para acomodar a todos los invitados adicionales”. Fueron más de 8.000. En esta ocasión, todos estarán sentados en la bancada de la abadía, con capacidad para poco más de 2.000 personas.

Por otra parte, pese a que había muchas dudas sobre el tipo de monarca que sería Carlos tras las numerosas intromisiones en asuntos políticos que demostró en su larga época como heredero del trono, Hazell recalca que, en los primeros seis meses de su reinado, “ha sido un modelo de neutralidad política”. “Existía la preocupación de que pudiera continuar expresando su apoyo a las causas en las que sabemos que cree apasionadamente, en particular, el medioambiente y el cambio climático. Pero, aun cuando quería ir a la última convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Egipto, siendo él mismo quien dio el discurso de apertura en la edición anterior celebrada en Glasgow, siguió las indicaciones del Ejecutivo y no acudió”, apunta.

En cualquier caso, el nivel de escrutinio al que se ve sometido hoy en día la institución, en una era además de inmediatez de las redes sociales, no tiene precedente. Por lo tanto, ni Carlos III ni los Windsor en general pueden dar un paso en falso.

"Por las demandas que se hacen a la familia real [en términos de falta de libertades] puede haber un día en el que no haya miembros dispuestos"

Según el experto, el mayor riesgo para la monarquía viene “tanto de desde fuera como desde dentro”. El mayor problema a largo plazo es que pierda el apoyo del público porque, en última instancia, “cualquier monarquía constitucional depende de ese apoyo continuo”. Con todo, sostiene que “debido a las extraordinarias demandas que se hacen a los miembros de la familia real”, en términos de su falta de libertades fundamentales que el resto de los ciudadanos dan por sentadas -como derecho a religión, carrera profesional, derecho a expresar sus opiniones o incluso elegir destino vacacional-, ve también concebible que “puede haber algún día en el que no haya miembros de la familia real dispuestos a hacer estos sacrificios”. En cualquier caso, la posibilidad de una república, a día de hoy, la ve bastante “improbable” teniendo en cuenta las encuestas publicadas en los últimos días.

Las dudas sobre si Carlos III sería un buen valor para la monarquía se han desvanecido, y su popularidad ha aumentado considerablemente desde la muerte de Isabel II el pasado mes de septiembre. Uno de los sondeos más recientes es este del Gobierno que muestra que el 62% de los británicos cree que será un buen rey. Un repunte más que considerable respecto a marzo del año pasado, cuando solo el 39% creía que haría un buen papel para la institución.

Habiendo pasado prácticamente toda una vida como eterno heredero del trono bajo el foco de las cámaras –en concreto 64 años y 44 días–, se podría pensar que Carlos III guarda ya pocos secretos. Isabel II asumió la Corona con tan solo 25 años. Fue la reina silenciosa. Pero con su primogénito todo es distinto. A sus 74 años, el pueblo le ha visto enamorarse, divorciarse y casarse de nuevo. Ha escuchado incluso las conversaciones privadas con su entonces amante, Camila, convertida hoy en reina consorte –“me gustaría ser tu támpax”–. Y ha sido testigo de sus muchas intromisiones sobre asuntos políticos. En los años ochenta, sus planes para estimular “la rehabilitación del centro de Londres” irritaron profundamente a Margaret Thatcher. Durante el Gobierno de Tony Blair, advirtió que si se cambiaba “la ley para la caza del zorro”, abandonaría el país y pasaría el resto de su vida “esquiando”.

Coronación Carlos III
El redactor recomienda