Así recuerda la reina Camila a sus perros en la coronación: el detalle que ha pasado desapercibido

La reina Camila no ha querido dejar nada al azar. Hoy era un día clave en su vida, un momento histórico que será recordado y por eso todo tenía que ser prefecto, desde la ceremonia a, por supuesto, el look escogido para la ocasión.

Por eso no sorprendía a nadie verla llegar a la abadía de Westminster con un cuidado vestido blanco, una prenda que escondía muchos más guiños y secretos que los que se podían apreciar a simple vista. Algunas cosas ya se sabían de antemano, pero otras han sido una grata sorpresa.

Entre las que ya eran conocidas estaba el nombre del diseñador, Bruce Oldfield, uno de los preferidos de Diana de Gales, que ha estado muy presente en la ceremonia gracias a guiños como este y como el de Kate Middleton, que ha lucido unos pendientes que pertenecieron a su suegra. También se sabía que sería un diseño ajustado al dress code más relajado.

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Poco más se conocía y tal vez por ello los presentes han quedado gratamente sorprendidos cuando ha aparecido con este vestido blanco, con cola y con bordados. Un dos piezas formado por un vestido cubierto por un abrigo de escote pico, manga larga y hombros armados.

Los bordados, un detalle muy personal

A lo largo de la prenda se pueden ver múltiples motivos florales, algunos de ellos ya convertidos en un must de esta coronación: rosas, cardos, narcisos y tréboles, que simbolizan la unión de las cuatro naciones que conforman el Reino Unido. También había guirnaldas de flores silvestres, que representan su amor por la naturaleza, que comparte con el rey Carlos III, pero no ha sido este el detalle que más ha llamado la atención.

Junto al emblema real, en el mismo dorado, se pueden ver dos perritos bordados, que por su silueta parecen ser unos Jack Russells, como las mascotas de la monarca, hacia quienes ha querido tener este simpático guiño y que en ocasiones pueden acompañarle en sus citas profesionales. Un detalle personal, como todo lo relacionado con este vestido, pero que en esta ocasión no es símbolo de su amor a la nación, sino de su amor por sus compañeros de vida peludos.