El lenguaje corporal de Letizia y Felipe VI, junto a Paloma Rocasolano y la reina Sofía, en la confirmación de la Infanta

Ha sido un día marcado por la emoción y el orgullo. La infanta Leonor se confirmaba y sus familiares más cercanos han estado a su lado para acompañarla en un momento en el que ella era la protagonista absoluta.

Sin separarse de su lado ha estado su hermana, que siempre puede confiar en que sea su mejor apoyo, pero también sus padres, orgullosos, y sus abuelos, con la excepción del rey Juan Carlos. Todos los invitados han llegado con ganas de disfrutar el momento y que este día fuera especial para Sofía.

Los Reyes, Felipe y Letizia, y las abuelas, Paloma y Sofía

En esta confirmación se pueden señalar dos momentos muy diferentes, el antes y el después. Si bien la emoción ha sido el sentimiento predominante, los nervios se palpaban antes de entrar a la iglesia y parece que se han quedado allí, porque a la salida todo eran sonrisas y miradas de felicidad.

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El protocolo manda y los Reyes son muy conscientes de la importancia de cumplir con él, por eso tras llegar a la iglesia, saludaban a la prensa allí congregada, posaban junto a sus hijas y después con los abuelos. Dejaban ver su lado más profesional, que no evitaba que, de vez en cuando, tuvieran un gesto cariñoso con alguna de sus hijas, sobre todo Sofía.

La salida de la iglesia nos mostraba una actitud completamente diferente por parte de todos los invitados. Quedaban atrás los nervios típicos de un acto de estas características, en el que esperas que todo salga bien. Una vez finalizado, se mostraban todos relajados, charlando con los invitados y entre ellos.

Una actitud más tranquila, más familiar, donde se podía ver cómo toda la familia se buscaba con la mirada, comentaba detalles mientras se cogían de las manos o del brazo, algo que demuestra cariño y, en ocasiones, es una forma de tranquilizarse. El tacto es una herramienta poderosa y ayuda a sentir que estamos acompañados, a sentir a la otra persona más cercana.

Lejos de sentirse distantes, las tres mujeres han protagonizado momentos llenos de complicidad, con amplias y sinceras sonrisas y con cuchicheos típicos de la confianza, juntando las cabezas para poder comentar lo sucedido con familiaridad. Una estampa que se aleja de otras citas del pasado en la que apenas tenían tiempo para dirigirse la mirada y menos para intercambiar opiniones.

Las abuelas han mostrado su buena relación, con gestos, miradas y risas, también con la reina Letizia y el rey Felipe, que han intentado que, en todo momento, todos los invitados se sintieran a gusto.