Hussein y Rajwa ya son marido y mujer: así ha sido la boda de los futuros reyes de Jordania

Han sido muchos meses de preparativos, de organizar miles de detalles para que todo saliera a la perfección. Y de momento, así ha sido, al menos en la primera parte de esta jornada, en la que Hussein y Rajwa se han convertido en marido y mujer. Una boda en la que los futuros reyes de Jordania se han dado el 'sí, quiero' ante numerosos asistentes royal de todo el mundo, que han compartido la emoción de los novios y, sobre todo, la del rey Abdalá, que no ha podido evitar las lágrimas cuando veía a los novios entrar a palacio.

Antes, el monarca se había encargado de recibir a todos los invitados a la ceremonia. Junto a Rania, ha recibido en la entrada del palacio de Zahran a los miembros de la familia jordana -con ausencias lógicas como la de la reina Noor y el príncipe Hamzah- y a los representantes de las casas reales europeas asistentes, mostrando su especial cariño con algunos royals, como los príncipes de Gales o los reyes Juan Carlos y Sofía, que aparecían de nuevo en público, cinco meses después de verlos en el funeral del rey Constantino, hermano de la Reina emérita.

El paseo de los invitados ante los reyes jordanos ha supuesto un auténtico despliegue de estilismos, con algunos looks muy destacados como Elisabeth de Bélgica, de un llamativo rosa fucsia, o Máxima de Holanda, con un vestido vaporoso en tonos azules, pasando por el rosa de Kate Middleton. Tampoco ha pasado desapercibido el vestido en color verde lima de Miriam de Ungría, un miembro más de la familia de Abdalá desde que se casara con su primo, pasando a llamarse desde entonces Maryam Al Ghazi.

Rania y Abdalá se retiraban para ocupar sus puestos -ella en primera fila, él junto a los novios, como marca la tradición jordana- justo antes de que llegara Hussein, vestido de militar, con un uniforme inspirado en uno de su padre, con galones y con un complemento estrella: su sonrisa, que no ha podido borrar en todo el trayecto dentro de palacio y mientras recibía el aplauso de los invitados. Ha sido justo el momento en el que hemos visto cómo el monarca hachemita se emocionaba hasta las lágrimas, que no ha podido contener en varios momentos de la ceremonia.

Y si la aparición del novio era esperada, la de la novia, Rajwa al Saif, mucho más, especialmente por ese secreto tan bien guardado de toda boda, el vestido de la novia. Un secreto que se desvelaba pocos minutos después, cuando la veíamos salir de un vehículo en el que también viajaban la princesa Salma, encargada de ayudarla con el vestido junto a su hermana Iman, y el príncipe Hashem, hermano pequeño de Hussein, con el importante papel de llevar a su cuñada al encuentro con el novio. Un trayecto que han hecho cogidos del brazo e intercambiando algunos comentarios, con los nervios a flor de piel en ambos.

El vestido acaparaba entonces toda la atención. Con la llegada de Rajwa al palacio, descubríamos un diseño drapeado, con un escote asimétrico y muy al estilo Rania, de líneas sencillas y limpias. Lo más destacado del look nupcial, los bordados de su larga cola y el velo, que sujetaba gracias a una tiara. Era una de las grandes joyas que lucía la novia, junto con unos pendientes de brillantes con una original forma.

Tras una ceremonia breve y sencilla, los novios se intercambiaban los anillos y se convertían en marido y mujer, pasando en ese momento Rajwa a ser princesa y ostentar el tratamiento de alteza real. La pareja recibía entonces un cálido aplauso de los invitados mientras sus miradas lo decían todo: dos jóvenes enamorados que han cumplido un sueño. No paraban de sonreírse y, aunque el beso que sellaba su unión ha sido de lo más recatado, no han disimulado los felices que estár por emprender esta aventura juntos.

Para terminar la primera de las dos celebraciones, Hussein y su flamante esposa recibían las felicitaciones de todos y cada uno de los invitados. Muy cariñosos con ellos vimos a los príncipes de Gales, evidenciando la estrecha amistad que tienen Guillermo y el heredero jordano, o a los Reyes eméritos, con un Juan Carlos bastante cómodo en esta boda real, la primera a la que asiste en muchos años.