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Rania de Jordania, la mano que mece la cuna de la información de palacio
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Rania de Jordania, la mano que mece la cuna de la información de palacio

El poder de la reina hachemita en la corte va mucho más allá del que parece por sus apariciones públicas, con un estricto control sobre la información que se publica sobre ella o sus hijos

Foto: La reina Rania, en la boda de su hijo Hussein. (Reuters/Corte Real Hachemita)
La reina Rania, en la boda de su hijo Hussein. (Reuters/Corte Real Hachemita)

Hemos hablado ya en algunas ocasiones de cómo funcionan los servicios de comunicación de las casas reales europeas, en las que tenemos ejemplos de todo tipo. Desde ese pacto que hay entre los reyes de Holanda y los medios para que no publiquen información de índole más privada hasta Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, cuya portavoz es una de las grandes aliadas de la prensa del país. Pero hoy toca hablar del caso de la casa hachemita, cuya comunicación depende principalmente de un nombre: Rania de Jordania. Ella es la mano que mece la cuna de la información de palacio.

Foto: Rania de Jordania, en la boda de su hijo. (EFE/Corte Hachemita de Jordania)

Tenemos que partir de la base de que los medios de Jordania no tienen el acceso a la información de la familia real que podemos tener en cualquier otro país, siendo esta tampoco demasiado abundante, especialmente cuando se trata de temas que no son -o mejor dicho, que ellos no consideran- de interés público. De hecho, ya lo comprobamos en su momento cuando el príncipe Hamzah, hermano de Abdalá, fue detenido por participar en un complot para derrocarlo. Durante esos meses en los que estuvo arrestado y se celebró el juicio contra los responsables, la información a la que tuvimos acceso vino más por medios internacionales que por la propia prensa jordana.

placeholder Rania y Abdalá de Jordania, en la boda de su hijo. (Reuters/Corte Real Hachemita)
Rania y Abdalá de Jordania, en la boda de su hijo. (Reuters/Corte Real Hachemita)

Ya con este dato sobre cómo funciona la información sobre la institución en el país, no debe extrañar mucho la gestión del tema fotográfico, muy diferente a la de otras monarquías. Por ejemplo, en la británica existe el sistema Royal Rota, que consiste en que un reducido grupo de fotógrafos se turne para cubrir todos los actos de la familia real, comprometiéndose a distribuir el material fotográfico a todos los medios de comunicación del país. Es un método que también existe en España, aunque solo de forma ocasional, ya que lo normal es que desde la Casa Real acrediten a los fotógrafos que lo solicitan, sean de medios impresos, digitales o agencias.

Pero el caso de Jordania es muy diferente, ya que, tal y como ha podido confirmar Vanitatis, la distribución de las fotografías depende única y exclusivamente de una persona. No es ni el jefe de comunicación, ni el jefe de protocolo, ni el secretario de la casa. Ni siquiera el propio monarca. Es ni más ni menos que la propia Rania. Y seguro que muchos compañeros de prensa nos entenderán cuando hablamos de que el material fotográfico de los actos públicos de la reina hachemita es, con diferencia, el que más tarda en distribuirse.

placeholder La reina Rania, con sus hijos y su ya nuera durante la boda de Iman. (Corte Real Hachemita)
La reina Rania, con sus hijos y su ya nuera durante la boda de Iman. (Corte Real Hachemita)

Cualquier acto que cuenta con su presencia, independientemente de su naturaleza, tiene su reflejo en forma de fotografías muchas horas después, a diferencia de casi cualquier Casa Real europea, de las que podemos ver las imágenes de sus citas públicas en cuestión de segundos. Lo hemos visto incluso en la boda de su hijo Hussein, este jueves. A pesar de que había señal de televisión en directo, el álbum oficial de la ceremonia fue distribuido ya por la noche. Y lo mismo pasa con todo, la celebración del Día Nacional, su apoyo a los sectores rurales... Si hay una foto de Rania, no la vemos hasta mucho después, incluso al día siguiente. El motivo es que nada se publica sin su filtro.

Cada imagen de un acto oficial encabezado por Rania de Jordania tiene que estar aprobada por ella antes de ver la luz. Siempre hay fotógrafos -de su confianza, claro- que captan las imágenes del momento. Pero antes de que esas imágenes lleguen a las agencias y medios de comunicación, pasan por el filtro de la reina. Y hablamos de un filtro en los dos sentidos, ya que no salen sin que la esposa de Abdalá se vea perfecta, con sus correspondientes retoques, bien de luz, bien de otros elementos que la favorezcan.

placeholder Rania y Abdalá, durante el anuncio del compromiso de Hussein con Rajwa. (Reuters/Corte Real Hachemita)
Rania y Abdalá, durante el anuncio del compromiso de Hussein con Rajwa. (Reuters/Corte Real Hachemita)

Una vez que a Rania le parece que las fotos están bien y que ella se encuentra favorecida, las sube a sus redes sociales y son las mismas que se distribuyen a agencias y medios de comunicación, también a través de distintos canales de la casa hachemita. Por eso hay tan poca variedad de imágenes. Y por eso son inexistentes las que tienen un gesto raro de la reina o una cara un poco más fea. Y matizamos que solo lo hace con los actos públicos donde aparece ella, no donde los protagonistas son el rey o el príncipe heredero. Y lógicamente, esto no lo puede hacer en actos internacionales, como la coronación de Carlos III, donde las fotografías escapan a su control.

Y más allá de las fotos, hay otro ejemplo claro de que Rania no solo tiene el tratamiento de reina, sino que ejerce de reina, con todas las consecuencias. Hace unos años, un blog dedicado al mundo de la moda royal dedicó una entrada a todo lo que se había gastado en ropa. Además de que desde la casa se emitió incluso un comunicado explicando el gasto -señal de que está muy pendiente de lo que se publica sobre ella-, esa página tuvo que retirar ese informe sobre el dinero que se gastaba en sus diseños. Un paso más en ese camino por el que, mientras Abdalá se centra en los asuntos políticos y militares de su país, ella tiene como objetivo dar una imagen -de su trabajo y de ella misma- absolutamente perfecta.

Hemos hablado ya en algunas ocasiones de cómo funcionan los servicios de comunicación de las casas reales europeas, en las que tenemos ejemplos de todo tipo. Desde ese pacto que hay entre los reyes de Holanda y los medios para que no publiquen información de índole más privada hasta Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, cuya portavoz es una de las grandes aliadas de la prensa del país. Pero hoy toca hablar del caso de la casa hachemita, cuya comunicación depende principalmente de un nombre: Rania de Jordania. Ella es la mano que mece la cuna de la información de palacio.

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