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Iñaki Urdangarin y Juan Carlos I: 5 años sin verse y un encuentro que facilita el divorcio
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FAMILIA DEL REY

Iñaki Urdangarin y Juan Carlos I: 5 años sin verse y un encuentro que facilita el divorcio

La última vez que yerno y suegro se vieron fue en el 50 cumpleaños del exduque, en Ginebra. El papel del exrey en el proceso de divorcio ha sido activo y clave

Foto: Los Reyes eméritos y los Urdangarin, en la comunión de Juan y Pablo. (EFE/Albert Estévez)
Los Reyes eméritos y los Urdangarin, en la comunión de Juan y Pablo. (EFE/Albert Estévez)

El 2018 fue un año intenso. En España hubo una moción de censura por la que Mariano Rajoy dejaba de ser presidente y Pedro Sánchez accedía al cargo. Fue el mismo año en el que la manifestación feminista del 8M llenó las calles de color violeta. Fuera de nuestras fronteras, Meghan Markle y el príncipe Harry se casaban en una fastuosa boda en Inglaterra que nadie preveía que acabaría como acabó.

Aquel año, el 15 de enero, Iñaki Urdangarin cumplía 50 años. El entonces marido de la infanta Cristina organizaba una íntima celebración en Ginebra a la que acudía su familia. Fue una de las últimas fiestas que hubo en casa de los Urdangarin de Borbón y hasta Ginebra se desplazó el rey Juan Carlos I -desde Madrid- ya sin la corona. Han pasado cinco años y suegro y yerno no se habían vuelto a ver. Hasta hoy.

placeholder El rey Juan Carlos, la reina Sofía, la infanta Cristina y Claire Liebaert, en Hannover en 2019. (Cordon Press)
El rey Juan Carlos, la reina Sofía, la infanta Cristina y Claire Liebaert, en Hannover en 2019. (Cordon Press)

A los pocos meses, el tribunal anunciaba la sentencia del caso Nóos por la que Urdangarin debía entrar en prisión. La condena estaba a punto de llegar, pero el rey Juan Carlos I quiso estar al lado de su familia. Aquella jornada fue la última en la que Iñaki y el Rey emérito se vieron. Hasta este viernes: cinco años después.

Terremoto vital

El nuevo encuentro entre suegro y yerno ha sido por un motivo de celebración, claro. La graduación y fiesta del 18 cumpleaños de Irene Urdangarin ha unido a una familia rota desde hace años. Y suegro y yerno han vuelto a encontrarse en unas circunstancias totalmente distintas para ambos. La vida ha pasado en ambos casos como un terremoto sobre sus existencias.

Foto: La infanta Cristina llega a la catedral de Barcelona del brazo de su padre. (Reuters)

Desde que Urdangarin y la Infanta iniciaron el proceso de separación, don Juan Carlos ha estado pendiente de su hija y de su divorcio. Por eso, su presencia estos días en Ginebra es muy significativa. Por el nuevo encuentro con su exyerno, con quien no ha tenido relación durante todos estos años, y porque, según ha podido saber Vanitatis, esta visita debería servir para que ambos firmen el divorcio ante notario.

El rey Juan Carlos es una de las personas que más ha facilitado este proceso. La intervención del exmonarca ha facilitado finalmente que Iñaki Urdangarin pueda tener una estabilidad financiera que le permite llevar una vida tranquila, sin ahogos y sin posibilidad de quejarse.

La prisión, una losa

En los últimos cinco años, la vida de ambos, decíamos, ha cambiado de forma radical. Iñaki Urdangarin ya no es el marido de la infanta Cristina, tiene una relación con otra mujer, una vitoriana a la que conoció en la empresa gestora en la que empezó a trabajar tras salir de prisión. Fueron casi dos años y medio de cárcel que marcaron a fuego su carácter. El matrimonio ya vivía en crisis antes del ingreso de Urdangarin, y su paso por la cárcel terminó por romper su matrimonio cuando salió y logró su ansiada libertad.

Foto: Urdangarin y la infanta Cristina, en la entrada de la casa familiar en Vitoria. (EFE)

La infanta Cristina vio como se rompía su proyecto de vida y pidió ayuda a su padre, un padre que tampoco vivía los mejores momentos de su existencia. En 2014, el rey Juan Carlos I abdicó en plena tormenta por el caso Nóos, al que muchos achacan precisamente el desgaste de sus últimos años de reinado. Pero es que en 2018 don Juan Carlos ya estaba en entredicho en muchísimos foros. Ese mismo año, la Fiscalía archivaba el caso de las grabaciones a Corinna Larsen, su examante. Las noticias sobre la alemana corrían como la pólvora, como lo hacían las declaraciones del comisario Villarejo, las filtraciones sobre empresas y fondos en paraísos fiscales.

En 2017 y en 2018

Todo aquello empezaba a ahogar al Rey emérito, quien intentaba hacer su vida sin tener en cuenta las peticiones de su hijo, el rey Felipe VI, de que se apartara de la vida pública. Ya en 2017, don Juan Carlos voló a Ginebra para la graduación de Juan Urdangarin pese a las reticencias de su hijo, que no quería que su padre se mezclara con la familia de su hermana Cristina. Consciente de que la imagen del exduque de Palma dañaba de forma radical a la Corona.

Foto: Juan Urdangarin. (Getty)

El Rey emérito, fiel a su carácter, no hizo caso a su hijo y voló a Ginebra en 2017 y volvió hacerlo en 2018, cuando Iñaki Urdangarin celebró su 50 cumpleaños rodeado de su familia. Nadie pensó que aquella sería la última vez que se verían, y que la próxima vez que se vieran sería en las actuales circunstancias. Además, el rey Juan Carlos volvió a apoyar a su hija y a su familia política en 2019, cuando Urdangarin ya estaba en prisión: acudió a ver a su nieto Pablo en un partido en Hannover en abril de 2019. Otro golpe de imagen para su hijo, el Rey.

Nada fue suficiente

Pero ninguno de estos apoyos fue suficiente para Iñaki. Hay un punto clave en la separación de Urdangarin y la Infanta: al salir de prisión, el medallista olímpico esperaba contar con la ayuda de su familia política, en especial de su suegro. Lo contó a los suyos, que le habían prometido que todo iría bien al salir. Pero su decepción fue mayor al darse cuenta de que había caído sin red. Y eso interfirió en su relación con su mujer.

Foto: Ainhoa Armentia, pareja de Iñaki Urdangarin. (Contacto Photo)

Eso, y el conocer a Ainhoa Armentia. Cuando se publicaron las imágenes de la pareja clandestina en las playas del País Vasco francés, la infanta Cristina contactó con su padre de inmediato y a los pocos días volaba a Abu Dabi, donde vive ahora el emérito, para pedirle consejo. No solo sentimental, evidentemente, también económico. Doña Cristina quería saber qué pasos debía seguir en un camino que debería zanjarse estos días.

El 2018 fue un año intenso. En España hubo una moción de censura por la que Mariano Rajoy dejaba de ser presidente y Pedro Sánchez accedía al cargo. Fue el mismo año en el que la manifestación feminista del 8M llenó las calles de color violeta. Fuera de nuestras fronteras, Meghan Markle y el príncipe Harry se casaban en una fastuosa boda en Inglaterra que nadie preveía que acabaría como acabó.

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