Kate Middleton y sus humildes antepasados mineros, pero emparentados con la Reina Madre

Si pensamos en la familia de la princesa de Gales, más allá de los mediáticos Windsor, enseguida se nos viene la cabeza su glamurosa hermana Pippa Middleton, su hermano James y su eterno amor por los perros, y sus padres, Carole y Michael Middleton, que recientemente se deshacían de su imperio de artículos para fiestas tras sufrir importantes pérdidas económicas. Pero ¿qué pasa si rastreamos en su árbol genealógico unos cuantos siglos? Pues que podemos descubrir interesantes capítulos sobre el pasado, sobre sus antepasados y sobre su conexión sanguínea con la mismísima familia real británica.

En un reportaje publicado por el 'Daily Mail' se recoge que los antepasados de Kate Middleton fueron humildes mineros de carbón durante varias generaciones en el norte de Inglaterra, recibiendo un salario paupérrimo.

Pero lo que es más interesante es que aquellos pozos eran propiedad de los Bowes-Lyons, la familia de la difunta Reina Madre. Para rizar el rizo, algunos de los parientes lejanos de Kate fueron los propietarios originales de las minas en las que más tarde trabajarían ramas menos afortunadas de su familia. Además, el diario inglés afirma que la princesa de Gales está emparentada incluso con la Reina Madre y sus descendientes, incluido Guillermo, por supuesto.

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Esta curiosa historia comienza con un terrateniente del siglo XVII llamado sir William Blakiston, propietario de una extensa finca en el condado británico de Northumberland. Su hijo mayor, sir Ralph Blakiston, heredó la propiedad de su padre, mientras que su hermano menor, Nicholas, predecesor de Kate, recibió parte de las minas de carbón de la familia. Pero, según fueron transcurriendo los años, sus fortunas se fueron separando de forma dramática. Mientras que una de las descendientes de sir Ralph sería la mujer más rica de Gran Bretaña, uno de los herederos de Nicholas acabó en el hospicio.

Un giro del destino hizo que, varias generaciones después, Carole Middleton, la madre de Kate, creciera muy lejos de ser aristócrata y mucho menos miembro de la realeza. Fue sir William Blakiston quien creó originalmente la fortuna familiar, que floreció durante el siglo XVII y alcanzó sus cotas más altas cuando una nieta de sir Ralph, Elizabeth, se casó en 1691 con el parlamentario sir William Bowes, uniendo así a dos de las familias más ricas de Gran Bretaña.

La nieta de Elizabeth Blakiston, Mary Eleanor Bowes, nacida en febrero de 1749 y criada en Gibside, se convirtió en la heredera más rica de Gran Bretaña, cuando su padre, que controlaba una extensa red de minas de carbón, murió cuando ella tenía tan solo 11 años, dejándole una inmensa fortuna. Esta, al cumplir 18 años se casó con John Lyon, el noveno conde de Strathmore, propietario del castillo de Glamis, hogar de infancia de la Reina Madre y lugar de nacimiento de la princesa Margarita.

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Pero fue el otro lado menos afortunado de la familia el que acabaría dando lugar al nacimiento de la actual princesa de Gales. Tras varias décadas disfrutando de los frutos de la fortuna minera familiar, mezclándose con aristócratas y terratenientes y casándose con ricas herederas, para cuando el tatarabuelo de Kate, sir Thomas, se convirtió en el noveno –y último– baronet de Gibside, ya no quedaba dinero. Tras morir este en un hospicio y arruinado, sus tres hijas quedaron en una pobre situación económica y social y sin ningún hijo para heredar el título.

Así que su familia acabó trabajando en las mismas minas que poseían sus parientes lejanos. La nieta de sir Thomas, Jane Hardy, fue la primera en casarse con un minero, estableciendo una tradición que se transmitiría de generación en generación. Contrajo matrimonio con James Liddell, que era el tatarabuelo de Kate, y su hijo Anthony siguió sus pasos, trabajando en las minas de Gibside. Poco podían imaginar que, un siglo más tarde, su descendiente viviría en el palacio de Kensington.