Mohamed VI suprime, por sorpresa, su discurso anual de agosto y recorta su actividad oficial veraniega
La reducción de los compromisos reales en verano desata de nuevo los rumores sobre el delicado estado de salud del monarca que, por ahora, mantiene la Fiesta de Trono en julio
La Casa Real de Marruecos anunció el viernes en un comunicado que, a partir de ahora, el rey Mohamed VI, de 59 años, no volverá a pronunciar el discurso que hacía cada año, el 20 de agosto, con motivo de la fiesta de la Revolución del Rey y del Pueblo. “(...) ha sido decidido que se seguirá celebrando este aniversario de la memorable Revolución del 20 de agosto sin que haya un Discurso Real dirigido a la Nación”, reza el texto del anuncio.
Tal decisión se debe, según el comunicado, a que este discurso se pronunciaba unos días después del discurso del Trono y poco antes de que el monarca dirija el Parlamento en otoño con motivo de la apertura de las cámaras. El argumento es poco convincente para poner fin a una alocución que el soberano alauí lleva pronunciando 23 años. Con ella, conmemoraba la deportación de su abuelo, Mohamed V, el 20 de agosto de 1953, por las autoridades coloniales francesas que le consideraban demasiado proclive a las fuerzas que luchaban por la independencia de Marruecos.
El inesperado anuncio de la Casa Real causó sorpresa en Marruecos y reactivó los rumores sobre su delicado estado de salud. Mohamed VI reapareció el jueves 29, tras casi un mes de ausencia (del 31 de mayo al 28 de junio), para asistir, en la mezquita Hassan II de Tetuán, a la oración del Aid al Adha (la Fiesta del Sacrificio), la más importante del Islam. Eligió Tetuán porque hace ya unas semanas empezó sus vacaciones en la cercana residencia real de Rincón (que los marroquíes llaman M’diq), en la costa mediterránea, a tan solo 29 kilómetros al este de Ceuta.
En las imágenes del rezo difundidas por la televisión pública, el monarca aparece delgado, incluso demacrado, y falto de energías, como ya lo estaba a finales de mayo cuando dejó de tener actividades públicas. Le acompañaron su hijo, Moulay Hassan, de 20 años, y su hermano, Moulay Rachid, de 53 años, que de vez en cuando le miraban de reojo. Después cumplió con el precepto de degollar un cordero. Quizás las palabras de la “jutba” (sermón) que pronunció el imán sirvieron para animarle. Resaltó que, gracias a su “visión”, Marruecos es ahora “un modelo tanto a nivel regional como internacional”. Pidió también a Alá que le preserve a él y a su familia.
Está ahora por ver si la Casa Real de Marruecos suprime otros eventos en los que tendría que participar el rey. Pese a que la pandemia estaba ya prácticamente superada, el año pasado esgrimió motivos sanitarios para cancelar todos los festejos que rodean a la fiesta del Trono, aunque el monarca sí mantuvo su discurso. Interrumpió unas horas su larga estancia en París para viajar a Rabat, grabarlo, y regresar rápidamente a la capital francesa.
Al rey, la rumorología le atribuye todo tipo de enfermedades, sobre todo respiratorias, pero lo único que está comprobado es que en dos ocasiones, en febrero de 2018, en París, y en junio de 2020, en Rabat, fue operado con éxito de arritmias cardiacas, según se anunció en sendos comunicados oficiales.
Sus vacaciones en Rincón son las primeras que se toma desde que el 23 de marzo puso fin a sus tres meses de estancia en la playa de Pointe-Denis (Gabón) donde llegó el 25 de enero de 2022. Durante los meses de abril, en pleno Ramadán (mes de ayuno para los musulmanes), y mayo, tuvo mucha actividad para lo que suele ser su ritmo de trabajo. Inauguró un hospital en Tánger, asistió a la presentación de un prototipo de coche fabricado íntegramente en Marruecos, presidió un Consejo de Ministros, etcétera.
Desde el 31 de mayo ha bajado el ritmo. Prueba de ello es que no recibió a Jill Biden, esposa del presidente de EE UU, que pasó en Marruecos el primer fin de semana de junio. Tampoco tuvo un hueco en su agenda de ese mes para conceder una audiencia a Mark Rutte, primer ministro de los Países Bajos, que efectuó una visita oficial. Los Países Bajos tienen una estrecha relación con Marruecos.
Con anterioridad, cuando aún estaba en Gabón, tampoco hizo el esfuerzo de regresar a Rabat para recibir al presidente Pedro Sánchez, en le marco de la cumbre hispano-marroquí del 1 y 2 de febrero, al canciller austriaco Karl Nehammer, que también visitó Marruecos, ni a la reina Máxima de los Países Bajos. Canceló además, el 21 de febrero, una visita oficial que debía empezar el día siguiente en Senegal, alegando que padecía una gripe. A Sánchez le prometió, en un comunicado real del 1 de febrero, que le invitaría posteriormente, pero cuatro meses después aún no lo ha hecho.
La Casa Real de Marruecos anunció el viernes en un comunicado que, a partir de ahora, el rey Mohamed VI, de 59 años, no volverá a pronunciar el discurso que hacía cada año, el 20 de agosto, con motivo de la fiesta de la Revolución del Rey y del Pueblo. “(...) ha sido decidido que se seguirá celebrando este aniversario de la memorable Revolución del 20 de agosto sin que haya un Discurso Real dirigido a la Nación”, reza el texto del anuncio.