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Hablamos con Carla Royo-Villanova en el 30º aniversario de su boda: "Fue muy especial"
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DEL VESTIDO A LOS INVITADOS

Hablamos con Carla Royo-Villanova en el 30º aniversario de su boda: "Fue muy especial"

Carla hizo esperar varios minutos al príncipe Kubrat hasta que llegó del brazo de su padre, Jaime Royo-Villanova. Su vestido de novia fue una de las grandes sorpresas del día

Foto: Carla Royo-Villanova, en su boda. (Cortesía)
Carla Royo-Villanova, en su boda. (Cortesía)

Carla Royo-Villanova es hoy una conocida empresaria que ahora está centrada en el sector del turismo, pero cuando tenía 24 años era una persona prácticamente anónima para el gran público que saltó a las portadas de las revistas por protagonizar una de las bodas más sonadas de la época: su enlace con el príncipe de Bulgaria, Kubrat ​Sajonia-Coburgo-Gotha, tercer hijo de Simeón de Bulgaria y Margarita Gómez-Acebo, médico cirujano de formación.

Foto: Siméon de Bulgaria. (Getty)

El príncipe Kubrat tenía 19 años cuando una jovencísima Carla de 16 años se cruzó en su camino. “Nos presentó una prima mía en el pantano de San Juan un fin de semana. Yo solía ir con ella a pasar los fines de semana y los padres de Kubrat también tenían una casa allí”, explica Carla a Vanitatis.

placeholder El príncipe Kubrat de Bulgaria y Carla Royo-Villanova, en una imagen de archivo. (EFE/Manuel H. de León)
El príncipe Kubrat de Bulgaria y Carla Royo-Villanova, en una imagen de archivo. (EFE/Manuel H. de León)

Desde el momento en que sus miradas se cruzaron, no volvió a existir otro hombre en su vida. “Después de 7 años de noviazgo, por fin hicimos realidad nuestro deseo de compartir una vida juntos. Además, celebramos la boda en una iglesia preciosa y con amigos muy queridos”.

Tal día como hoy, hace 30 años, aquella boda supuso un acontecimiento social que reunió a gran parte de la aristocracia y a la que también asistió la familia real española. La emotiva fecha aún emociona a la protagonista, quien nos confiesa que “fue un día muy especial en todos los sentidos”.

El 2 de julio de 1993, Kubrat llegó puntual al bonito monasterio de la Encarnación, en Madrid. Vestido con su chaqué y luciendo una flor blanca en el ojal, no podía disimular el nerviosismo mientras esperaba a la novia acompañado de su madre y madrina del enlace, la reina Margarita de Bulgaria, que lucía un traje verde pistacho con drapeado en la cintura y la clásica mantilla española negra.

Carla se hizo esperar varios minutos hasta que llegó del brazo de su padre, Jaime Royo-Villanova, velada y sosteniendo un ramo de flores blancas, ante la expectación de los cientos de personas que se agolpaban en las inmediaciones del templo, deseosas de ver a la novia y a los invitados de cerca.

placeholder Carla Royo-Villanova, con su vestido de novia. (Cortesía)
Carla Royo-Villanova, con su vestido de novia. (Cortesía)

Su vestido de novia fue una de las grandes sorpresas del día. Era la primera vez que una novia real lucía un diseño con corpiño. Se trató de una creación ideada por un entonces desconocido Lorenzo Caprile. “Nunca olvidaré el día que le pedí a un buen amigo que me hiciera el vestido. Él no era modista y estudiaba otra carrera fuera de Madrid, por lo que en un primer momento me dijo que no. Era Lorenzo Caprile. Se armó de valor y diseñó aquel corsé de la época del Monasterio de la Encarnación, donde se celebró la boda”. Carla recuerda cómo “me emocioné muchísimo cuando al bajar del coche, del brazo de mi padre, vi a Lorenzo esperando para colocarme el vestido antes de entrar al monasterio“.

El look nupcial de Carla, inspirado en Leonor de Médici, constaba de dos piezas. El propio Caprile reconoció que era el estilo perfecto para ese templo religioso de principios del siglo XVII. Destacaron en el estilismo, el corsé de escote cuadrado y mangas cortas afaroladas, así como la falda abullonada. Fue no solo el primer vestido de novia de Lorenzo Caprile, sino uno de los más mediáticos incluyendo todos los que creó después, entre los que también se encontró el vestido de novia de la infanta Cristina.

Carla completó su look nupcial con una de las joyas de los Sajonia-Coburgo-Gotha, la tiara de diamantes y perlas de la reina Giovanna.

placeholder Lorenzo Caprile, posando con Carla Royo-Villanova junto al vestido que le creó para su boda. (EFE/Isabel Peláez)
Lorenzo Caprile, posando con Carla Royo-Villanova junto al vestido que le creó para su boda. (EFE/Isabel Peláez)

Dentro de la iglesia, Carla vivió otro emotivo momento. La persona encargada de casar a la pareja era alguien muy querido por ella, tal y como cuenta a este medio: “Nos casó Gregorio Lizarralde, el mismo sacerdote que me dio la comunión. Eso fue muy bonito. Yo lo quería mucho”.

Entre los invitados no faltaron rostros ilustres de la aristocracia como los duques de Alba o el barón Thyssen con sus hijos, los archiduques Karl y Francesca, entre otros. Pero, sin duda, lo más destacado fue, además de la familia del novio, la familia real española.

El rey Simeón de Bulgaria posó feliz con sus hijos. Kyril de Bulgaria acudió con su esposa, Rosario Nadal, una de las invitadas más elegantes con su look color crema. Su hija Kalina lució uno de los estilismos más llamativos de la jornada: una falda negra de tubo combinada con un cuerpo blanco y chaqueta negra de encaje, así como con una chistera.

La llegada de la familia real española fue muy aplaudida por las personas que se agolpaban en la calle.

La reina Sofía escogió para la ocasión chaqueta corta negra con ribetes blancos en cuello y bolsillos, combinada con falda negra midi con volantes. Caminando junto a su hijo, el entonces príncipe Felipe, sonreía al ver las muestras de cariño que recibía el joven a su llegada a la iglesia.

La infanta Elena se decantó por un traje combinado de falda de vuelo con cuadros en blanco y negro, chaqueta blanca con botonadura negra y pamela a juego. En cuanto a la infanta Cristina, lució un traje de lunares con remates de pasamanería y blusa de encaje.

placeholder Carla Royo-Villanova, en su boda. (Cortesía)
Carla Royo-Villanova, en su boda. (Cortesía)

Por su parte, la infanta doña Pilar vistió una chaqueta y falda en tonos verdes y azules. Muy sonriente se dejó fotografiar del brazo de su hijo Juan Gómez-Acebo y Borbón. Hay que recordar que doña Pilar acababa de finalizar por aquella época su luto por la muerte de su esposo, el conde de Barcelona. Su primogénita, Simoneta Gómez-Acebo, que acudió con su marido, José Miguel Fernández-Sastrón, lució un traje de chaqueta con cuello en V, color salmón.

La infanta doña Margarita llevó un traje de organza bajo una túnica en tono morado con escote de pico. Los duques de Soria estuvieron acompañados por sus hijos Alfonso y María.

Finalizada la ceremonia, doña Sofía abandonó el templo del brazo del rey Simeone de Bulgaria y, de nuevo, recibió aplausos de los curiosos agolpados en la calle.

La posterior fiesta organizada tras la ceremonia se celebró en la intimidad familiar, en la residencia de los reyes de Bulgaria en Madrid.

Treinta años después de su boda, Carla y Kubrat continúan formando una de las parejas más estables de los royals europeos. “Han pasado 30 años, ¡pero volando! Parece que fue ayer”, nos asegura. La pareja ha formado una bonita familia de la que Carla se siente muy orgullosa: “Tenemos una familia maravillosa y estamos muy orgullosos de nuestros tres hijos (Mirko, Lukas y Tirso). Dos son médicos y el pequeño estudia ingeniería de telecomunicaciones”.

Carla Royo-Villanova es hoy una conocida empresaria que ahora está centrada en el sector del turismo, pero cuando tenía 24 años era una persona prácticamente anónima para el gran público que saltó a las portadas de las revistas por protagonizar una de las bodas más sonadas de la época: su enlace con el príncipe de Bulgaria, Kubrat ​Sajonia-Coburgo-Gotha, tercer hijo de Simeón de Bulgaria y Margarita Gómez-Acebo, médico cirujano de formación.

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