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La relación de los Borbón y los Saboya: de los momentos felices en Estoril al "nunca más" de Juan Carlos I
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FAMILIA REAL ESPAÑOLA

La relación de los Borbón y los Saboya: de los momentos felices en Estoril al "nunca más" de Juan Carlos I

Un nuevo documental de Netflix, dirigido por Beatrice Borromeo, narra la vida de Víctor Manuel de Saboya, en el que él mismo habla, no demasiado bien, del Rey emérito de España

Foto: Unos jóvenes Juan Carlos y Víctor Manuel. (Getty)
Unos jóvenes Juan Carlos y Víctor Manuel. (Getty)

En días pasados, la plataforma Netflix estrenaba en televisión la docuserie titulada 'Il Principe', consagrada a la compleja y un tanto tortuosa existencia del príncipe Víctor Manuel de Saboya, jefe de la Casa Real de Italia, que desde entonces se ha visto envuelta en una fuerte polémica seguida con gran interés en las redes. Un documental que contó con el testimonio del propio protagonista y que ha sido dirigido por la glamurosa Beatrice Borromeo, nuera de la princesa Carolina de Mónaco, pero que ha disgustado sobremanera al príncipe.

Tanto es así que su hijo el príncipe de Venecia, Manuel Filiberto de Saboya, ha tenido que salir en su defensa emitiendo un comunicado en el que se lamenta tanto del sesgo dado a los contenidos como del cuestionamiento que en el programa se hace del proceso judicial dirimido hace años en los tribunales franceses en relación con la muerte por tiro de pistola del joven alemán Dirk Hamer, del que Víctor Manuel salió absuelto en su momento por demostrarse que la bala que acabó con la vida de Hamer no había salido de su arma. Unos hechos acaecidos en 1978 en aguas corsas de la Isola di Cavallo, que supusieron la detención y el procesamiento del príncipe italiano para mortificación de su padre, el por entonces ya anciano rey Umberto II.

Aquellos hechos arrojaron una gruesa mancha sobre la reputación de Víctor Manuel, que vino a sumarse a su ya difícil relación con su padre el rey, que, con gran reticencia, se había visto obligado a aceptar su matrimonio no dinástico con la italiana Marina Ricolfi-Doria. Situaciones muy dolorosas para la familia real italiana, que no contribuyeron a la buena imagen pública de este príncipe cuya jefatura de esa Casa Real viene siendo contestada desde hace décadas por sus primos de la rama Saboya-Aosta.

placeholder Víctor Manuel, junto a su mujer y su hijo. (Getty)
Víctor Manuel, junto a su mujer y su hijo. (Getty)

Un enfrentamiento en el seno de la dinastía que tuvo su episodio más vergonzante en 2014, cuando Víctor Manuel inició una fea pelea a puñetazos con su primo, el ahora fallecido duque Amadeo de Aosta (primo hermano de doña Sofía), en el recinto del palacio de la Zarzuela tras el encuentro de familia que los Reyes de España auspiciaron para sus primos reales europeos tras la boda de los Príncipes de Asturias.

Un lance muy desagradable en el que se escuchó al rey Juan Carlos decir “nunca más” y que debió de dejar una honda huella en Víctor Manuel, quien, tras grabar su testimonio en esta docuserie, y ya 'off the record' y ofreciendo champán, la emprendió contra el Rey emérito afirmando “tengo muchas cosas que contar, pero no puedo. Cosas sobre Juan Carlos”. Comentarios desafortunados que, de forma intencionada o no, se filtraron en el montaje final de la serie y en los que el príncipe se extiende sobre la manida cuestión de la muerte en accidente por tiro de pistola del infante don Alfonso, hermano menor de don Juan Carlos, en Estoril en 1956.

Un acontecimiento trágico del que Víctor Manuel da ahora una nueva versión (hay varias) al afirmar que el Rey emérito no disparó directamente “sino a través de un armario”. Cierto o no, pues la mayoría de las versiones del accidente coinciden en que aquella tarde no hubo ningún testigo ocultar de los hechos, el príncipe italiano manifiesta estar muy molesto con su primo español, de quien también afirma: “Era muy poco educado con mi mujer y conmigo cuando teníamos desencuentros”.

Una situación muy de lamentar habida cuenta de la estrechísima relación de afecto que durante años unió la vida y los destinos de los Saboya y los Borbón en su exilio portugués, tras la llegada allí en 1946 del recién depuesto rey Umberto de Italia con su esposa, la reina María José, y sus hijos, Víctor Manuel, María Pía, María Gabriela y Beatriz. Tiempos alegres en los que ambas familias, capitaneadas por aquellos dos hombres llenos de encanto que eran el conde de Barcelona y el refinado y elegante monarca italiano, compartieron penas, alegrías, cacerías, encuentros desenfadados en los arraiales portugueses y multitud de fiestas familiares también en compañía de aquellos otros grupos de exiliados de las casas reales de Francia, Austria-Hungría, Portugal, Bulgaria y el Brasil.

Los Saboya iban de continuo a casa de los Barcelona en la Villa Giralda de Estoril, y estos últimos subían con gusto por la carretera hasta la más amplia e imponente Villa Italia del rey Umberto en Cascais. Juntos se bañaban en las playas locales o en el gran pilón de la Quinta do Anjinho, propiedad de los condes de París en Sintra; todos se reunieron en la fastuosa boda de María Pía, la mayor de los italianos, con el príncipe Alejandro de Yugoslavia, y también hubieron de compartir el luctuoso entierro de Alfonsito. Juan Carlos y María Gabriela mantuvieron un romance de juventud; los mayores participaron juntos del famoso crucero Agamennon por las costas de Grecia, y su relación no podía ser más íntima.

Con la llegada de la juventud tardía, Víctor Manuel marchó a Suiza a vivir junto a su madre, la reina María José, para proseguir allí sus estudios; María Pía ya se había marchado; don Juan Carlos estaba más en España; su noviazgo con María Gabriela periclitó por imposible, y esta última y su hermana Beatriz emprendían viajes por Europa con frecuentes estancias en España, donde las hermanas italianas mantuvieron varios sonados romances que eran la comidilla de todos. En particular, el gran amor de Beatríz (Tití para todos) con el torero Ángel Peralta, envuelto en durísimos fallidos intentos de suicidio de la princesa.

En vida del muy respetado rey Umberto, la relación, aunque más en la lejanía, se mantuvo estrecha y ninguno de los Saboya faltó a la boda de don Juan Carlos y doña Sofía en Atenas en 1962. En 1969 Gabriela casó con el millonario Robert de Balkany, pero la fractura en el seno de la familia real italiana se produjo en 1970 con la matrimonio de Víctor Manuel, por entonces con importantes negocios en la Persia del sha Mohamed Reza Pahlavi.

Una decisión que comenzó a labrar la mala imagen de este príncipe ante el resto de sus primos europeos, cuya puntilla fue el episodio de la muerte de Hamer. No obstante, Víctor Manuel y su esposa fueron invitados a las bodas de los hijos de don Juan Carlos, en una relación cada vez más fría y distante que no afectó a sus hermanas Gabriela y María Pía, que en numerosas ocasiones se han encontrado en el pasado con los miembros de la familia real española en Mallorca. Para entonces, Tití ya estaba medio perdida en sus severos problemas psicológicos e instalada en su finca mexicana de Cuernavaca, donde tuvo que sufrir la muerte en extrañas circunstancias de su esposo, el argentino Luis Reyna-Corvalán, y de su hijo Rafael.

placeholder Víictor Manuel y Marina Ricolfi-Doria. (Getty)
Víictor Manuel y Marina Ricolfi-Doria. (Getty)

Gabriela, María Pía y Víctor Manuel continúan manteniendo una relación de hermanos difícil y errática, pero si las primeras aún conservan su empaque personal y siempre recuerdan con cariño y nostalgia los viejos tiempos de Portugal, en 2006 el tercero volvía a verse envuelto en un nuevo proceso por corrupción, tráfico de divisas, falsedad documental y favorecimiento de la prostitución del que, finalmente, también salió limpio en 2007 y 2010.

Un príncipe con escaso prestigio entre sus pares, cuya vida no parece desprenderse de la polémica y cuya relación con la familia real española se enfría ahora aún más, pues tampoco le vimos en el entierro de aquel otro amigo de juventud que fue el rey Constantino de Grecia, si bien con ocasión del reciente funeral del papa Benedicto XVI en Roma, doña Sofía tuvo un gesto cariñoso con la nuera y la nieta de Víctor Manuel. La vida ha pasado su factura; don Juan Carlos también pasa por horas bajas, y apenas nada queda de aquella relación entrañable en la que Borbones y Saboyas formaban parte jubilosos de una misma gran familia extendida.

En días pasados, la plataforma Netflix estrenaba en televisión la docuserie titulada 'Il Principe', consagrada a la compleja y un tanto tortuosa existencia del príncipe Víctor Manuel de Saboya, jefe de la Casa Real de Italia, que desde entonces se ha visto envuelta en una fuerte polémica seguida con gran interés en las redes. Un documental que contó con el testimonio del propio protagonista y que ha sido dirigido por la glamurosa Beatrice Borromeo, nuera de la princesa Carolina de Mónaco, pero que ha disgustado sobremanera al príncipe.

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