Ernesto de Hannover comienza enfadado sus vacaciones en Ibiza: trifulca en el aeropuerto

Ernesto de Hannover y su novia, Claudia Stilianopoulos, llegaban el viernes por la noche en un vuelo de Iberia al aeropuerto de Ibiza. A las 21,30 apareció el príncipe alemán en silla de ruedas, acompañado de su novia, para empezar sus vacaciones en la isla. Fueron los primeros en salir del finger y algo debió molestar al marido de Carolina de Mónaco, que se dirigía al empleado de malos modos y en inglés.

Testigos que esperaban en la puerta de embarque, para subir al mismo avión, quedaron más sorprendidos por el tono de voz elevado y poco educado que por el aspecto descuidado. A sus 69 años, su estado físico tampoco parecía el mejor. Aparentemente tenía un problema de movilidad y lo llamativo de su aspecto fue aparecer con el pelo sin peinar. La novia procuraba apaciguar a Hannover, dirigiéndose ella misma al empleado para solventar la desagradable situación. Para los viajeros en espera fue un entretenimiento en vivo y en directo. Esta agenda vacacional pasa por compartir barco con amigos y navegar hasta Formentera, que es la ruta habitual en estas fechas.

Ernesto de Hannover ha encontrado en España su cuartel general junto a Claudia Stilianopoulos. Nadie daba un euro por esta relación en el grupo de amigos y familia de la hija de la añorada Pitita Ridruejo. Las razones tenían que ver con el carácter intempestivo del marido de Carolina de Mónaco que no casaban con el de Claudia. Una mujer tranquila, artista, culta y de buenos modales que formaban parte de las normas de educación que había visto en su casa.

Si de algo podían presumir los hijos de Pitita y Mike Stilianopoulos era de la buenísima relación que siempre tuvieron con los periodistas. Ni un mal gesto, ni una crítica cuando algunas informaciones de familiares colaterales no eran beneficiosas. De Claudia, la pequeña de la casa, poco se sabía hasta que despertó el interés de la prensa por su relación con el príncipe alemán. Estaba divorciada, era madre de dos hijos y escultora de profesión. A Hannover, que sigue casado con la princesa monegasca, nunca más se le volvió a ver en Mónaco ni frecuentando a ningún miembro de la que había sido su familia política. Con la suya propia también se mantiene alejado salvo con Christian, el menor de sus hijos casado con Sassa de Osma y residente en Madrid. Con el primogénito, Ernesto Augusto, perdió el año pasado el juicio que le enfrentaba. Los magistrados dieron la razón al hijo de su primer matrimonio.

Su curriculum público tampoco le ha favorecido. En el 2020 fue arrestado por agredir a unos policías. Primero con un cuchillo y más tarde con un bate de béisbol. En otra ocasión, los protagonistas de sus iras fueron los miembros del matrimonio que trabajaba para él en su casa de Grunau (Austria). Ambos le denunciaron.
Este verano, cuando aterrizó en Madrid, tampoco demostró su cambio de carácter. Una de las veces que quedó reflejada esa ira fue el trato desagradable en la terraza de un restaurante de la capital donde almorzaba con Claudia y otra pareja. Hannover, muy enfadado, echó de malos modos a la mujer que compartía ese mediodía lo que parecía una reunión de amigos según testigos presenciales.

El príncipe Hannover mantuvo una buena conexión con Pitita Ridruejo y Mije Stilianopoulos, embajador de Filipinas en Londres y después en España, hasta que el diplomático se jubiló. De aquellos años, nació una buena relación entre el matrimonio y el aristócrata. Mucho antes, mientras ejercía la carrera diplomática, los Stilianopoulos-Ridruejo departían habitualmente con Grace y Rainiero de Mónaco. Acudieron a la boda de la princesa Carolina con Philippe Junot y posteriormente a la que la unió a Casiraghi.

El matrimonio principesco venía a España de monterías y, muchas veces, los Stilianopoulos y sus tres hijos -Anna, Carlos y Claudia- eran sus anfitriones. Cuando murieron ambos, los descendientes recibieron las condolencias desde el principado. También de Hannover.

Claudia tiene 51 años y dos hijas con Juan Garaizabal, con quien mantuvo una relación de 17 años, y después estuvo unida a un empresario de Marbella que le presentó su hermana Ana, que vive desde hace años en la Costa del Sol. Claudia es artista y ha expuesto su obra al aire libre al ser de gran formato. También pintura en galerías de arte en Londres,donde pasó su infancia, Nueva York y Miami. Una de las características de su trabajo se centra en el reciclaje. Recogía material en desuso y lo convertía en escultura.

Vivió con sus padres en el palacio familiar de la calle Fomento hasta que se independizó, cuando cambió los salones y su dormitorio por un apartamento en el último piso del edificio. Su hermano Carlos también se instaló en el palacio.