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El lenguaje corporal de Pablo Urdangarin: las claves de su gran cambio gestual al hablar del divorcio de sus padres o de su prima Leonor
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TENSIÓN EN SUS GESTOS

El lenguaje corporal de Pablo Urdangarin: las claves de su gran cambio gestual al hablar del divorcio de sus padres o de su prima Leonor

El joven deportista hijo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin ha evolucionado en su relación con los medios de comunicación. Así lo corrobora su lenguaje corporal

Foto: Pablo Urdangarin en una entrevista en Barcelona el pasado mes de junio. (EFE)
Pablo Urdangarin en una entrevista en Barcelona el pasado mes de junio. (EFE)
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Protagonista, visiblemente a su pesar, de la crónica social, Pablo Urdangarin se ha convertido en uno de los rostros más populares. A su faceta como nueva promesa del deporte, se une su vínculo con la familia real y el sorprendente divorcio de sus padres, la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. Una separación que cierra los últimos flecos legales, como desveló en exclusiva Vanitatis, y que ha hecho que su hijo vuelva al centro del foco mediático.

Así, lo hemos podido ver en sus últimas apariciones públicas en la cancha de balonmano, donde también hemos podido apreciar un significativo cambio en el joven. El más mediático de los hermanos por su trabajo deportivo, sobre quienes también conocemos qué se dice de ellos en el acuerdo de divorcio de los exduques de Palma, ha ido evolucionando en su relación con la prensa. Lo corrobora su lenguaje corporal, como desvelamos en la evolución de su gestualidad al hablar en público.

placeholder Imagen de la infanta Cristina, Iñaki Urdangarin y sus hijos para felicitar las navidades. (Casa Real/Cortesía)
Imagen de la infanta Cristina, Iñaki Urdangarin y sus hijos para felicitar las navidades. (Casa Real/Cortesía)

Siempre educado y correcto -eso permanece inamovible en el caso del segundo hijo de la infanta Cristina y de Iñaki Urdangarin-, su vida pública ha pasado por diferentes etapas desde su nacimiento. Si en sus primeros años de vida era habitual verle junto al resto de miembros de la Casa Real, en su faceta como nieto de los reyes Juan Carlos I y Sofía, su exposición pública fue mermando conforme avanzaban las investigaciones sobre el caso Nóos, en el que sus padres estaban imputados.

Todo cambió en enero de 2022, cuando las fotografías de Iñaki Urdangarin paseando por las playas de Bidart con una misteriosa mujer rompieron la paz familiar. Después sabríamos que se trataba de su nueva pareja, Ainhoa Armentia, y que los exduques de Palma comenzarían en abril de ese mismo año las conversaciones para un acuerdo de separación.

placeholder Iñaki Urdangarin y su hijo Pablo Urdangarin en Barcelona. (EFE/Quique García)
Iñaki Urdangarin y su hijo Pablo Urdangarin en Barcelona. (EFE/Quique García)

Turbulentas semanas de presión mediática donde Iñaki, estando en Ginebra, y Pablo, en Barcelona, fueron quienes más sufrieron la cercanía de los micrófonos. Así, el segundo hijo de la pareja se convirtió en un fenómeno social por la calma y serenidad con la que hablaba de la situación familiar. Cazado por las calles de la Ciudad Condal el 19 de enero de 2022, Pablo Urdangarin se mostraba muy entero al hablar sobre este momento en la vida de sus padres. "Todos estamos tranquilos y todos nos vamos a querer igual", explicaba.

"Es un tema familiar, son cosas que pasan y lo hablaremos entre nosotros", afirmaba días después de nuevo ante las cámaras. Explicando que su madre, la infanta Cristina, se encontraba bien y que ni él ni sus hermanos habían conocido a la nueva pareja del exdeportista. Entonces, a pesar de llevar mascarilla por las restricciones sanitarias impuestas por el covid-19, se veía al joven tratando de pasar el mal trago con educación.

La importancia de la mirada

Sin parar de caminar, pero frenando el paso, Pablo Urdangarin se colocaba la capucha y se tocaba el pelo. Mirando a los reporteros, se mostraba muy natural, aunque su mirada (al llevar mascarilla gana especial protagonismo) daba pistas sobre su estado. Por un lado, el lenguaje corporal más actual no se centra en analizar solo hacia dónde se mira, sino cuánto tiempo y cómo.

Es decir, según los expertos J. O'Connor y A. Lages, autores de 'Coaching con PNL', es importante el tiempo que transcurre una persona con la mirada puesta en su interlocutor, pero también con la mirada desviada hacia otro lado. Lo normal es mirar alrededor del 70% del tiempo a la persona con la que hablamos y 'descansar' un 30%. Unas variables que dependen del estado de ánimo o de la intencionalidad de la conversación.

placeholder Pablo Urdangarin en la presentación del Granollers. (Instagram/@bmgranollers)
Pablo Urdangarin en la presentación del Granollers. (Instagram/@bmgranollers)

En el caso de Pablo Urdangarin, se ve como pasa la mayor parte del tiempo hablando a la cámara, aunque de vez en cuando también aparta la mirada hacia el frente o los lados. No solo por un nivel práctico, va caminando y debe evitar obstáculos, sino también como gesto inconsciente que hacemos para pensar lo que decimos.

Así lo explicaba en un artículo sobre lenguaje corporal Cristina Larroy, directora de la Clínica Universitaria de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, en 'El País', donde habló de cómo cuando se quieren escoger bien las palabras, tendemos a desviar la mirada y a fijarla en otro punto. Unas características que también van unidas a la timidez, un rasgo de Pablo Urdangarin que hemos visto igualmente en su deseo de proteger su intimidad y su relación con su novia, Johanna Zott.

placeholder Pablo e Irene Urdangarin en el funeral de su tío abuelo, Constantino de Grecia. (Europa Press)
Pablo e Irene Urdangarin en el funeral de su tío abuelo, Constantino de Grecia. (Europa Press)

Un protagonismo en los focos que poco a poco le va haciendo cambiar en algunos aspectos. Manteniéndose siempre correcto, a lo largo de los últimos meses se ve cómo acelera el paso ante las preguntas de la prensa.

Un gesto muy habitual en múltiples situaciones de la vida cotidiana que, como reflejan numerosos estudios, está basado en cómo caminar rápido en este tipo de situaciones (incluso sin haberlo pensado), sale como un mecanismo de defensa para enfocarnos en llegar a nuestro destino. Además de llegar a afirmar ante el micrófono de 'Chance' encontrarse ya "un poco saturado".

El cambio de Pablo Urdangarin

Unas emociones que se reflejan en las declaraciones más recientes que ha dado Pablo Urdangarin. Ante varios micrófonos, el joven concedía una entrevista donde comenzaba hablando de su carrera deportiva y del partido que acaba de disputar. Muy sonriente al hablar de balonmano, sí mantenía una actitud tímida y nerviosa ante las cámaras. Así lo denota su balanceo corporal, un movimiento que, según el experto en lenguaje corporal del FBI Joe Navarro, es un fiel síntoma de nuestro estado de ánimo.

A este se suma el cruce de brazos, un gesto que no tiene por qué ser negativo, pero que sí muestra cierta incomodidad ante la situación, sea por el motivo que sea. Sobre esto, el experto en lenguaje corporal y persuasión Jesús Enrique Rosas explica también que cruzar los brazos es una postura muy cómoda que permite descansarlos y, en ocasiones, protegerte.

Una gestualidad que aumenta al hablar sobre ciertos temas. Al ser preguntando sobre el próximo cumpleaños de su prima, la princesa Leonor, que celebra este mes sus 18 años, el rictus de su sonrisa cambia. Poniéndose más serio y con un tono de voz ligeramente más grave para explicar que "prefiere no hablar de temas personales, gracias". Unos segundos en los que también cesa ese bamboleo corporal, lo que denota la seguridad que tiene en proteger este campo familiar.

Si después se vuelve a hablar de temas deportivos, donde se le ve de nuevo sonriendo y con los brazos más relajados, al finalizar la entrevista vuelve a cruzarlos al escuchar decir a un periodista que le quiere preguntar sobre el acuerdo de divorcio de sus padres, que desveló en exclusiva Vanitatis con datos como la indemnización de Iñaki Urdangarin. "Sabéis que prefiero no responder a esas cosas y focalizarme en el balonmano", contesta el sobrino de Felipe VI educadamente mientras se toca el hombro y el brazo. Un gesto que, según el experto en oratoria Nacho Téllez, denota estar nervioso ante una situación de evaluación. Lo que lleva al cuerpo a intentar liberar ese estrés con el movimiento.

Una actitud que no le lleva a querer ocultar su día a día. Por ejemplo, tras la victoria de su equipo de balonmano el pasado viernes, el Granollers, se veía como los jóvenes se saludaban en la grada. Pablo Urdangarin y Johanna Zott se fundían en un abrazo, luego se daban un beso y charlaban tras el encuentro. Aunque al deportista no se le ve casi el rostro, al estar de espaldas, los gestos de su pareja dejan clara la felicidad del momento.

Disfrutando de este noviazgo sin esconderse y con naturalidad. Aunque, a tenor de sus palabras y de sus gestos, teniendo muy claros los límites establecidos sobre qué temas está dispuesto a tratar y cuáles no. Manteniendo esa educación y serenidad como claves de sus respuestas en lo verbal y en lo corporal, ha ido virando su actitud hacia pequeños movimientos más nerviosos que denotan casi dos años de presión mediática.

Protagonista, visiblemente a su pesar, de la crónica social, Pablo Urdangarin se ha convertido en uno de los rostros más populares. A su faceta como nueva promesa del deporte, se une su vínculo con la familia real y el sorprendente divorcio de sus padres, la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. Una separación que cierra los últimos flecos legales, como desveló en exclusiva Vanitatis, y que ha hecho que su hijo vuelva al centro del foco mediático.

Infanta Cristina Iñaki Urdangarin
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