Los amores del príncipe Felipe a los 18, igual que Leonor
En el caso del rey Felipe, sí hubo más imágenes de su vida alternativa a la académica y militar que las que hay de su hija mayor. Y más cuando cumplió su mayoría de edad
La Princesa de Asturias dio el cambio de niña a mujer, como cantaba Julio Iglesias, cuando viajó a Gales. Llegó al internado de adolescente y dos años después la vimos aparecer con el cambio en su maleta.
Comenzó su etapa institucional en solitario con la que está demostrado su personalidad. La jura de bandera y su presencia en la fiesta del 12 de octubre han marcado ese cambio. Muestra tranquilidad, saber estar y simpatía.
A su padre le costó más dejar de ser el niño mimado de la reina Sofía. Es cierto que los chicos maduran mucho más tarde que las chicas y en el caso de la heredera el internado le sirvió para independizarse. Incluso de tener sus primeros enamoramientos.
Durante la época escolar en el colegio Santa María de los Rosales hubo muy pocos datos de la vida no académica de la heredera. Tenía su grupo reducido que la protegía. Sus salidas estaban más centradas en reuniones en los domicilios de sus compañeros o en el propio. Sobre todo cuando llegaba el buen tiempo, con el que los jardines y la piscina del pabellón del príncipe en el recinto de la Zarzuela se convertían en centro de operaciones. Las salidas a lugares públicos como cines, parques temáticos o hamburgueserías, si las ha hecho, no están documentadas.
En el caso del rey Felipe, sí hubo más imágenes de su vida alternativa a la académica y militar. Y más cuando cumplió su mayoría de edad, una etapa en la que era habitual su recorrido por locales como Archy, Joy Eslava y sobre todo Pacha. Llegó a decir que en esta última discoteca estaban las chicas más guapas de Madrid.
Recién cumplidos los dieciocho años, el príncipe Felipe juró la Constitución, igual que lo hará su hija el 31 de octubre.
En el aspecto sentimental ya se le relacionaba con amigas que en la actualidad lo siguen siendo. Una de ellas, la brillante Victoria Carvajal, cuyo padre, Jaime, es uno de los fieles monárquicos que no ha renegado del Rey emérito. Otros empresarios que ganaron mucho dinero por presentarse como amigos del monarca ahora jubilado lo dejaron atrás cuando dejó de interesarles.
Victoria Carvajal fue una de las jóvenes, junto con Blanca Suelves y varias primas de Sandra Domecq, la madre de las hijas de Bertín Osborne, que formaban parte de esas “niñas guapas” que le gustaban al príncipe Felipe.
En esa época, y antes de la llegada de Isabel Sartorius, Felipe tuvo sus tonteos, como seguramente los ha tenido la Princesa de Asturias en el internado. En su día apareció en la lista de amigos más especiales el nombre de Gabriel Giacomelli. El muchacho viajó a Madrid y se le pudo ver en el cumpleaños de Paloma Rocasolano. No hubo más apariciones públicas y tampoco visibilidad para la Princesa hasta que se incorporó a la academia militar en Zaragoza.
A partir de ese momento, sus apariciones han estado relacionadas con este nuevo apartado formativo donde su imagen como heredera ha resultado impecable. Lo mismo ha sucedido como Princesa de Asturias en los premios que llevan su nombre, a diferencia de su padre, que tuvo una larga lista de futuribles, comenzando por las princesas europeas a las que se llegó añadir nombre como Estefanía de Mónaco o sus propias primas Borbón Dos Sicilias. Aún no había cumplido su mayoría de edad, pero no era impedimento para esos primeros amores, como ahora los de la heredera princesa Leonor.
La Princesa de Asturias dio el cambio de niña a mujer, como cantaba Julio Iglesias, cuando viajó a Gales. Llegó al internado de adolescente y dos años después la vimos aparecer con el cambio en su maleta.