El duelo estilístico (y de tiaras) entre Mette-Marit y Sonia de Noruega en su cena de gala en el Parlamento

Más de un siglo de tradición. Allá por 1906, el entonces rey de Noruega, Haakon VII, padre del actual regente, Harald V, decidió crear ‘la cena del Storting’, un evento nocturno motivo de reunión entre los principales miembros de la Corona nórdica y todos los miembros parlamentarios del país. ¿El objetivo? Fortalecer la unión entre ambas partes y crear una imagen de solidez y estabilidad ante la nación. Siguiendo esta norma no escrita, este 26 de octubre se celebraba este acto únicamente cancelado durante la pandemia del coronavirus y las dos guerras mundiales.

Así, según lo establecido en la agenda oficial, “a las 20:00 horas su Alteza Real el Príncipe Heredero Regente y Su Majestad la Reina presidirán esta cena de gala, acompañados por Su Alteza Real la Princesa Heredera y Su Alteza la Princesa Astrid”. De esta manera, por primera vez en la historia, Haakon se hacía con el mando de la cena frente a su padre, quien causaba baja por enfermedad, tal y como ya se había anunciado desde Palacio. No obstante, dicho hito no lograba eclipsar los looks (con tiara incluida) escogidos por su madre, Sonia de Noruega, y su esposa, Mette-Marit, para la ocasión.

Tras las preocupaciones generadas alrededor de su estado de salud, a causa de una baja médica derivada de su conocida fibrosis pulmonar crónica, la royal nórdica decidía no perderse una de las fechas más importantes dentro del calendario de la institución. Por ello, consciente de su rol en el evento, la madre de Ingrid de Noruega rescataba de su armario la falda con la que asistía en 2010 al 70 cumpleaños de Margarita de Dinamarca en Copenhague, transformándola en un vestido trampantojo años más tarde; concretamente en 2018 en la visita de Estado del presidente de Eslovaquia a Oslo.

La pieza gris de corte sirena con ligera cola, que está completamente bordada con diversos tipos de flores 3D, era completada con un top de cuello redondo y manga corta fluida con incrustaciones de pedrería. Además, al igual que en la anterior ocasión mencionada, Mette-Marit optaba por decorar el diseño con la tiara y el collar de Amatistas.

Dicha joya, que también cuenta con pendientes a juego, es una pieza realizada en los años 90, en la piedra preciosa mencionada y diamantes de talla brillante, y fue un regalo del rey Harald V de Noruega a su esposa, Sonia.

No obstante, su reaparición pública tuvo lugar semanas atrás durante la fiesta del 18 cumpleaños de Christian de Dinamarca, al que acudió por sorpresa, ya que no se encontraba establecido dentro de sus actos oficiales, del brazo de su marido enfundada en vestido largo de cuello redondo, manga larga y falda de silueta A, confeccionado en tejido satinado de tonalidad azul pastel. ¿El motivo? El heredero de la corona danesa es uno de sus ahijados.

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Á. M.

Por otro lado, su suegra, Sonia de Noruega, se mantenía fiel a su estilo al lucir un voluminoso diseño nupcial de parte superior de escote recto, hombrera y manga larga, confeccionada en encaje brillante, y falda de tipo A con prominente cola imperial. Al igual que el de su nuera, el modelo nos resulta familiar, ya que fue el escogido por la reina para acudir en 2012 a Copenhague a celebrar los 40 años en el trono de su amiga Margarita de Dinamarca.

Obviando cualquier tipo de riesgo, la esposa de Harald V optaba por completar su look con una de sus tiaras favoritas. Hablamos de la tiara de la reina Maud, una pieza de diamantes rematada por perlas en forma de lágrimas. Una alhaja de coleccionista si tenemos en cuenta que sus orígenes datan de 1896, cuando los príncipes de Gales, Eduardo y Alejandra, se la regalaron a su hija la princesa Maud por su boda con el príncipe Carlos de Dinamarca. A modo de curiosidad, en 1995 fue robada cuando iba a ser sometida a una limpieza y en 2002 fue la elegida por la princesa Marta Luisa para su boda con el escritor Ari Behn.

Así, ambas mujeres protagonizaban un duelo estilístico de altura ante un total de 225 invitados, que, a su vez, disfrutaban de una velada acontecida en el gran comedor del castillo y amenizada por los discursos del príncipe heredero Haakon y el presidente del Storting, además de un exquisito y exclusivo menú compuesto por cuatro platos con ingredientes noruegos sobre vajilla de plata.