La infanta Sofía, la escudera de Leonor como ya lo fue Irene para doña Sofía

La relación de la Princesa de Asturias y la infanta Sofía va mucho más allá de lo meramente fraternal. Mientras eran niñitas, las diferencias no iban más allá de lo físico, ya que la pequeña tenía más de Borbón que de Ortiz. Sin embargo, según iban creciendo, esa diferencia se iba marcando cada vez más en su personalidad. Después, cuando llegó la adolescencia a la vida de la primogénita ya casi eran iguales.

Las únicas ocasiones en las que podíamos disfrutar de ellas en un ambiente más distendido eran durante sus vacaciones en Palma cuando posaban para los medios y donde mostraban sutilmente año tras año los ligeros cambios de carácter, síntoma de su madurez y crecimiento. Así, encontrábamos a una Leonor más retraída frente a una Sofía más natural, la cual incluso sonreía a los periodistas: hasta que miraban a su madre. Volvían entonces a su posición inicial, firmes y con la mirada al frente.

Al margen de esas salidas 'institucionales' veraniegas, poco más había que comentar. Las hermanas Borbón Ortiz eran unas niñas muy vistosas y con una imagen de princesas de cuento de Andersen. Rubias, ojos grandes, rasgos dulces y muy educadas.

Sin embargo, la pandemia las recluyó, al igual que al resto de los ciudadanos, y cuando volvieron a mostrarse ya estaban en otro capítulo de su vida. Leonor y Sofía ya no eran esas niñitas, sino dos jóvenes marcadas por el desarrollo de la pubertad. Fue entonces cuando se pudo comprobar cómo era esa relación entre ellas.

Los expertos en comunicación no verbal coincidían no solo en su buena sintonía, sino también en sus códigos secretos a través de las miradas y de cómo necesitaban (aparentemente) el contacto físico la una con la otra. No obstante, quizás el dato más llamativo en estas actitudes para los especialistas era la protección de la pequeña sobre la mayor.

A la heredera la hemos visto desfilar en la Academia General Militar, presidir junto a su padre el día de la Fiesta Nacional, jurar la Constitución y expresarse a través de los discursos el día de su mayoría de edad sin que se le pueda poner un pero. Perfecta en la dicción, en sus movimientos y en buscar la aprobación de los Reyes. Aunque esta no era la más importante para ella. Leonor cruzó la mirada con su hermana cuando pedía a los españoles que confiaran en ella.

Por otro lado, las veces que en la retransmisión se enfocaba a la actitud de la infanta Sofía podía interpretarse como 'siempre voy a estar contigo, apoyándote'. Ella es consciente de que la Princesa de Asturias no lo tiene fácil. Su trabajo y sus decisiones van a ser en muchas ocasiones solitarias. Tendrá que ser cauta con las amistades que de un día para otro pueden ser desleales, como ya le sucedió a su abuelo y también a su padre.

La infanta Sofía ya ha asumido ese rol de escudera protectora, como también lo fue la princesa Irene de Grecia con doña Sofía. La Reina emérita sabía que tener amigos fuera de la familia directa era difícil. Confiar los desastres de la vida emocional puede servir de desahogo, pero también es un juego de azar. Por eso, la lista de las amistades íntimas reales son muy pocas y la princesa griega siempre se ha mantenido en la retaguardia.

Sofía Borbón Ortiz tendrá su vida independiente, pero como se ha visto estos últimos años, mantendrá siempre esa tendencia de proteger a su hermana, la futura reina Leonor.