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Carlos III o cómo reinventarse como rey a los 75 años
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ANIVERSARIO

Carlos III o cómo reinventarse como rey a los 75 años

A su edad, la mayoría de británicos llevan ya años jubilados. Pero él apenas se ha estrenado en el trabajo para el que llevaba preparándose toda una vida

Foto: Carlos III en una imagen reciente. (CP)
Carlos III en una imagen reciente. (CP)

Cada mañana, el rey Carlos III pide que le llenen la bañera con 18 centímetros de agua calentada exactamente a 20 grados. Un mayordomo tiene que dejar la pasta de dientes lista en su cepillo, midiendo 2,5 cm. No puede irse a la cama sin que le planchen el pijama, lo hace con las ventanas bien abiertas, aunque haga mucho frío. Y nunca se ata los cordones de los zapatos, lo que significa que sus empleados tienen que hacerlo, eso sí, después de haberlos planchado.

Paul Burrell, un ex mayordomo real, protagonizó un documental para Amazon en 2015 retratando al entonces príncipe Carlos como un maniaco y excéntrico. Es una fama que siempre acompañó al eterno heredero y que, de alguna manera, vino a confirmarse cuando se convirtió en rey protagonizando el ya famoso episodio con la pluma al firmar los documentos. “No soporto estas malditas cosas”, recalcó cuando se salió la tinta.

Siempre existieron temores sobre el futuro de la monarquía una vez que la etapa de Isabel II llegara a su fin. No es ningún secreto. Pero la era 'carolina' goza de buena salud y Carlos III celebra este martes su 75 cumpleaños demostrando que nunca es tarde para reinventarse.

Posiblemente nunca llegará a las cuotas de popularidad que consiguió su progenitora. Pero la mayoría de los británicos dicen que está haciendo un buen trabajo como monarca. La biógrafa real Sally Bedell Smith aseguraba a 'Washington Post' que tiene grandes cualidades. “Es más abierto, sabe conectar con el público y ha demostrado ser un muy buen orador, mucho mejor que su madre”, matiza. “Parece estar divirtiéndose, le veo muy cómodo en el papel”, añadió.

placeholder El rey Carlos III, fotografiado para 'Big Issue' por Rankin.
El rey Carlos III, fotografiado para 'Big Issue' por Rankin.

Sin jubilación a los 75

A su edad, la mayoría de británicos llevan ya años jubilados. Pero él apenas se ha estrenado en el trabajo para el que llevaba preparándose toda una vida. Y por complicado que parezca, tiene aún la capacidad de sorprender. Porque, por muchos libros, por muchos documentales, por muchos artículos que se hayan escrito sobre él, hay cosas que los británicos aún no saben de su jefe de Estado.

No ha sido hasta ahora, por ejemplo, cuando se han enterado de que interrumpió a Barbra Streisand mientras ella tomaba su desayuno en la cama. Todo ocurrió en Highgrove, la casa de campo que Carlos III compró siendo aún príncipe de Gales. Corría el año 1995. La cantante estaba degustando un “delicioso desayuno inglés”, pero el entonces heredero llamó a su puerta para tratar de encontrar a su perro Tigga. Cuando ella le dijo que estaba debajo de su cama, él respondió: 'Claramente tienes otro fan porque este perro nunca se aleja de mi lado”.

La cantante ha revelado el episodio en la autobiografía que acaba de publicar esta semana. Los rumores de un romance entre la pareja habían circulado durante décadas. El hijo de Isabel II llegó a tener un póster de la actriz en la habitación en su época de estudiante, calificándola como “devastadoramente atractiva”. Pero Streisand asegura que solo se trata de una “amistad extraordinaria” y platónica que se ha extendido por casi 50 años.

Fue precisamente en Highgrove cuando Carlos III celebró este lunes un té con todos los vecinos que cumplían también los 75 años este año. Este martes, sin embargo, habrá tan solo una celebración privada en Clarence House con familiares y amigos más íntimos. El gran ausente, una vez más, será el príncipe Harry, con el que mantiene una relación fría, por no decir inexistente.

El rey celebrando su 75 cumpleaños en  Highgrove House. (Reuters)

Hace cinco años, en un documental de la BBC para conmemorar el 70 cumpleaños de Carlos, Harry se unió al príncipe Guillermo para elogiar a su padre por hacer un “trabajo increíble” como modelo a seguir, expresando su gratitud por su “apoyo” para él y Meghan. Pero las cosas son ahora muy distintas. Todo lo referido al duque de Sussex -porque se fue de la familia real en 2020, pero sigue conservando algunos títulos- es motivo de polémica. La prensa británica aseguró que Harry y Meghan -afincados ahora en Los Ángeles- habían declinado la invitación. Pero un portavoz de la pareja afirma que nunca les llegó.

El rey no ha visto a su hijo menor ni a su nuera ni a sus nietos Archie, de cuatro años, y Lilibet desde las celebraciones del Jubileo de Platino por los 70 años de reinado de Isabel II en junio del año pasado. Las tensiones tras la entrevista con Oprah -donde Harry acusó a la familia real de racista- parecieron aliviarse un poco en el funeral de Isabel II cuando el monarca dio permiso a Harry para usar su uniforme militar durante la vigilia en Westminster Hall.

Camila nunca quiso ser Lady Di

Pero la emisión del polémico documental de Netflix y la no poco controvertida biografía de Harry semanas después -donde, entre ellos, llamaba a Camilla “villana”- acabó con cualquier esperanza de reconciliación. Carlos III es sumamente protector con su mujer. El hecho de no renunciar a su “verdadero amor” y convertir en reina a la que en su día fuela mujer más odiada del Reino Unido” quizá sea uno de sus mayores logros. Camila nunca llegará a ser Lady Di. Pero nunca quiso serlo. Y eso le ha garantizado un estilo propio con el que se ha acabado ganando la aceptación del pueblo.

En una ocasión, Camila reveló el gran reto que suponía sorprender a su marido por su cumpleaños. “Les diré que es la persona más difícil del mundo para comprarle un regalo... Así que le gusta hacer una lista de las cosas que quiere para asegurarse de que se elige lo correcto”, matizó.

Lo cierto es que, lejos de un personaje excéntrico y maniático, la prensa lo ve ahora como gran diplomático global ansioso por dejar un buen legado. En apenas el año que lleva al frente de la Firma ha protagonizado tres visitas de Estado y a finales de noviembre ofrecerá el discurso de apertura en la reunión Cop28 -Cumbre sobre Clima de Naciones Unidas- que se celebra en los Emiratos Árabes Unidos.

Está poniendo en práctica la teoría que siempre defendió, es decir, la de desempeñar como monarca un papel en el escenario global defendiendo las causas que le interesan, sin alterar, eso sí, las líneas rojas constitucionales. Lo demostró a principios de este mes al protagonizar el primer 'discurso del rey' en Westminster en 70 años. En un país marcado por la tradición, es el soberano, como jefe de Estado, quien inaugura formalmente cada inicio del periodo de sesiones leyendo las propuestas legislativas del Gobierno.

placeholder Carlos y Camila. (Reuters)
Carlos y Camila. (Reuters)

El hecho de que en ese día histórico tuviera que leer unas leyes con las que se relajan los compromisos medioambientales del Reino Unido no pasó desapercibido, teniendo en cuenta el gran papel que ejecutó en la concienciación sobre cambio climático durante su larga etapa como heredero. Pero Carlos III es consciente de que ahora debe garantizar la neutralidad que se presupone a la Corona, una institución que no quiere poner en peligro con sus excentricidades y a la que quiere acomodar a los tiempos actuales, donde los antimonárquicos, si bien siguen siendo una minoría, están teniendo su protagonismo en cada uno de los actos oficiales.

Carlos III todavía tiene muchos retos por delante, sobre todo en lo que se refiere a 'adelgazar' la Firma, tanto en lo que atañe a los miembros que la representan como a los costes. Pero ha logrado reinventarse. Y sigue siendo capaz de sorprender. Ya lo reveló en su día la actriz Emma Thompson cuando dijo que bailar con él era “mejor que el sexo”.

Cada mañana, el rey Carlos III pide que le llenen la bañera con 18 centímetros de agua calentada exactamente a 20 grados. Un mayordomo tiene que dejar la pasta de dientes lista en su cepillo, midiendo 2,5 cm. No puede irse a la cama sin que le planchen el pijama, lo hace con las ventanas bien abiertas, aunque haga mucho frío. Y nunca se ata los cordones de los zapatos, lo que significa que sus empleados tienen que hacerlo, eso sí, después de haberlos planchado.

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