Leonor cumple tres meses en la Academia Militar de Zaragoza: "Intenta que nada cambie por su presencia"

Ya hace tres meses que la princesa Leonor ingresó en la Academia General Militar. El pasado 17 de agosto, llegó con su maleta a su habitación compartida sin saber qué iba a encontrarse y, 90 días más tarde, ya ha tenido tiempo de interiorizar la rutina diaria establecida, las normas del ‘decálogo del cadete’ y conocer su entorno y a sus compañeros.

Exactamente igual que el resto. Pero con una gran diferencia, ya que ella tiene todas las miras puestas sobre su persona. Es consciente de que su presencia entre esta promoción es algo histórico y que genera cuando menos curiosidad y expectación.

No solo desde el exterior, también entre sus superiores y todos los trabajadores del centro es inevitable comentar cómo está siendo el paso de la Princesa de Asturias por Zaragoza. Vanitatis ha podido conocer, de primera mano, qué es lo que se comenta acerca de este primer trimestre de su formación militar.

Una trabajadora de la academia zaragozana explica cuáles son las primeras impresiones: “Dicen que no es tan tímida como parece, que solo al principio, pero que luego se lo pasa bien con los compañeros y se involucra en todo, le gusta estar con el resto, no en su habitación”, comenta. Y añade algo que parece haber llamado especialmente la atención entre quienes la rodean: “No es la que más habla o más cuenta, pero escucha mucho y se interesa por la vida de los demás”.

En general, se conocen muy pocos detalles acerca de cómo es el carácter de la Princesa en privado, cuando se siente en confianza y no hay cámaras cerca. Y quizá todavía no haya llegado a ese grado de comodidad en la academia, pero por lo poco que ha trascendido y lo que nos cuenta esta persona, es evidente que a la joven no le gusta demasiado ser el centro de atención de forma voluntaria cuando está en grupo.

"Es muy formal"

Y también que es muy considerada con los demás. De hecho, destacan su exquisita educación, tanta que a veces choca con la actitud de otros jóvenes que quizá no le den tanta importancia a los modales como se los da la que un día será Reina de España: “Es muy muy muy educada, tanto que en eso sí que se nota la diferencia con algunos otros compañeros, porque son muy jóvenes y ella es muy formal”.

Inevitablemente, también es consciente de que el hecho de que ella esté formándose en este centro altera de alguna forma la normalidad del lugar. La joven tiene un equipo de seguridad que la acompaña y genera una expectación, lo que hace que el foco esté puesto sobre ella. Por eso, los cambios que pudiera acarrear su llegada eran uno de los mayores miedos del personal docente, que su organización y su día a día se vieran muy alterados. Sin embargo, están contentos con la forma en la que han ido las cosas: “Entre los compañeros se habla de ella. Cuando aún no había llegado, esperábamos que todo fuera a cambiar mucho y a ser complicado, pero finalmente no ha sido así”, explica.

Teniendo en cuenta sus palabras, se deduce que para Leonor es importante lograr ser una más entre el resto de sus compañeros cadetes, integrarse; que el hecho de que ella esté presente no interfiera en la dinámica de vida del resto, sino todo lo contrario, ser ella quien se amolde a las circunstancias y a lo establecido. “Intenta adaptarse a todo para que nada tenga que cambiar por su presencia”, nos dice nuestra fuente, que opina que, en general, la impresión de todo el que se ha cruzado en este tiempo con la hija de los Reyes es muy positiva.

Y es que el clima que se genere entre todos los que forman parte de esta formación militar es sin duda importante: tiene una duración de tres años (en tres academias diferentes), y por tanto la convivencia es clave para que todo funcione bien y todos estén cómodos. La princesa Leonor parece muy consciente de ello, aunque más allá de querer tener una buena relación con el resto o causar una buena impresión y dar pocos problemas, parece que sencillamente su carácter es afable, y su educación le sirve para saber estar y comportarse en cualquier entorno y con cualquier persona. Al margen de su posición y de su familia.

Y sobre todo, teniendo en cuenta los datos que han trascendido, es evidente que la joven, que acaba de cumplir 18 años, tiene ganas de divertirse y de vivir este año en Zaragoza de la manera más distendida posible. De ahí que sus compañeros le organizasen una fiesta por su cumpleaños y que se la haya visto salir en compañía de algunos a disfrutar de la ciudad en los poquitos ratos libres que tienen en su estricta formación.