El misterio del anillo en el que la infanta Cristina no quería que nadie se fijase
Llegó exultante y con un look tan llamativo que hubo un detalle que pasó desapercibido: tapaba su mano izquierda, donde suele lucir la alianza de casada, en todo momento
Llegó exultante, como suele hacer últimamente, y con sus andares seguros eclipsó cualquiera de sus gestos. La infanta Cristina acudió a la fiesta del 60 cumpleaños de su hermana, la infanta Elena, con una sonrisa orgullosa pintada en la cara y acompañada de su madre, la reina Sofía. Caminó hasta la puerta del restaurante junto a su madre luciendo un look que impresionó a muchos por moderno, por atrevido y por elegante.
Así que algunos detalles pasaron desapercibidos. Uno en concreto: Cristina de Borbón tapaba en todo momento su mano izquierda, la misma en la que ha llevado la alianza durante más de 25 años.
Hemos tenido que rastrear las fotografías de la fiesta de este miércoles para ver si sigue llevando el anillo de casada. Lo podemos decir ya: lo sigue llevando, al menos lleva un anillo dorado en el dedo anular. Hay que tener en cuenta que cuando murió Constantino de Grecia, tanto la familia de doña Elena como la de doña Cristina (también parte de la familia real griega) empezaron a usar un anillo muy particular, también dorado, y que este podría ser el que llevaba el miércoles la Infanta.
La llevará tiempo
Aunque si consultamos a su entorno más íntimo, aseguran que seguirá llevando su alianza durante mucho tiempo, “aunque haya firmado el divorcio, no se la quitará”, señalan. Porque por mucho que haya firmado los papeles y que incluso se plantee hacer público el divorcio con un comunicado, la hermana del rey Felipe VI tiene un sentimiento religioso profundo y no dejará de sentirse atada al padre de sus hijos durante toda su vida.
Si nos fijamos en todas las fotografías de la jornada ‘cumpleañera’, nos damos cuenta de que es casi imposible encontrar una imagen en la que Cristina de Borbón no esté jugando a esconder su dedo anular izquierdo. Sobre todo cuando llegó y sintió los objetivos sobre su persona, entonces fue cuando cubrió la imagen que sabe que siempre da que hablar. “No le gusta que estén pendientes de eso, quiere llevar a término su divorcio de forma privada y tranquila, y que la prensa esté informando la molesta profundamente”, indican las mismas fuentes, quienes añaden que “se les ha divorciado tantas veces desde que se separaron que se cansan de verse en los medios”.
Punto final
Lo cierto en estos momentos es que el proceso está en su punto final. En verano, tras un rifirrafe considerable, la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin llegaron a un acuerdo de paz y pusieron negro sobre blanco los puntos del acuerdo marco de divorcio. Se contó aquí en septiembre, detallado tras consultar con fuentes de toda solvencia. Lo más importante para ambos son los hijos y pactaron que la manutención de los cuatro iría a cargo de la Infanta, aunque a sus edades (Irene, la pequeña, ya cumplió 18 en junio) necesitan muchas menos atenciones que cuando eran pequeños.
La hermana del Rey pasará una pensión a su exmarido, a quien ha estado ayudando todo este tiempo, en especial en los momentos que Urdangarin compartía tiempo con sus hijos. La Infanta no quiere que su prole note a su padre apurado o sufriendo por cuestiones económicas. Lo decíamos al principio, por mucho enfado o rabia que haya por lo sucedido, “Iñaki será siempre el padre de sus hijos, y eso para ella es sagrado”.
Puntos del divorcio
El divorcio, que se firmó o se firmará en breve en Barcelona, comprende también el reparto del piso de Bidart que ambos comparten. Esta propiedad se convirtió en el punto en el que ambos más se han desencontrado porque querían disfrutar del lugar los mismo días. Por eso el acuerdo ha tardado tanto en llegar. Además, las escrituras son complejas y no es tan fácil su reparto como podría parecer. Otro escollo, pequeño pero ralentizador del proceso, han sido los regalos que ambos recibieron cuando eran pareja. Son objetos de valor que han tenido que enumerar y decidir cómo se reparten, algo que ha tardado también más de lo previsto.
Pero está todo en orden y la expareja se ha puesto a trabajar, con la ayuda de un abogado de confianza, tal y como adelantó Vanitatis hace unos días, en un comunicado para informar sobre su acuerdo de divorcio. El documento podría ver la luz antes de finales de año aunque la infanta Cristina, cuando vio la información en los medios, de nuevo, se sintió molesta. Y eso podría retrasar la comunicación del divorcio, pero, en todo caso, nunca retrasará la firma del divorcio en sí.
Sea como sea, la infanta Cristina está en una nueva etapa, muy satisfecha con su vida, tranquila y feliz. Lo dicen quienes la tratan de manera íntima: “Ha pasado página”. Con todo, esa alianza que le recuerda los más de 25 años de matrimonio con Iñaki Urdangarin sigue siendo un peso que esconde en su mano para que después la prensa no hagamos lo que aquí estamos haciendo. Pero es que es inevitable, señora.
Llegó exultante, como suele hacer últimamente, y con sus andares seguros eclipsó cualquiera de sus gestos. La infanta Cristina acudió a la fiesta del 60 cumpleaños de su hermana, la infanta Elena, con una sonrisa orgullosa pintada en la cara y acompañada de su madre, la reina Sofía. Caminó hasta la puerta del restaurante junto a su madre luciendo un look que impresionó a muchos por moderno, por atrevido y por elegante.
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