Qué hace Carlos III de madrugada y otras confesiones sobre la familia real británica realizadas por su prima Lady Frederick Windsor

28 de diciembre, cae la medianoche en el Reino Unido y la reconocida revista ‘Tatler’ anuncia un bombazo informativo que toca directamente a la familia real británica, quien se encuentra disfrutando de sus Navidades en Sandringham. ¿El motivo? Lady Frederick Windsor, esposa de Frederick Windsor, hijo de los príncipes de Kent y, por tanto, prima política de Carlos III, protagonizará la portada del mes de febrero de la mítica publicación. Bajo un editorial de moda vanguardista, inspirado en la moda de época, la también ‘royal’ concede una de sus entrevistas más sinceras y extensas, donde hay espacio para los miembros de la Corona.

Sin embargo, la prepublicación de algunas de las páginas de este número indican que Sophie Winkleman no seguirá los pasos de Harry y Meghan, y se deshará en halagos ante todos y cada uno de los integrantes de la monarquía. Aun así, esta posición no consigue que, desde el evidente cariño, la también noble desvele algunos detalles hasta ahora desconocidos de la vida privada de palacio.

En primer lugar, asegura que es "muy buena amiga de todos ellos”. “Es una tontería decirlo, pero detrás de la cámara son personas realmente divertidas, inteligentes y amables". "Amo a Sophie de Edimburgo, Sarah Chatto, Zara, las chicas York, Tim y la princesa Ana, Fergie, todos los Kent y Gloucester. Amo a Kate y William, pero están muy ocupados y no viven en Londres, así que no los veo mucho", añade.

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Jorge C. Parcero

No obstante, el gran titular de esta entrevista se extrae cuando Lady Frederick Windsor habla sobre la labor del rey Carlos III. “Es un amigo muy querido. Paso un poco de tiempo con él. Ves cómo trabaja todo el día, cena rápido y luego desaparece hasta las cuatro de la madrugada para escribir cartas. Se preocupa por muchas cosas y aporta soluciones brillantes”, explica sin darse casi cuenta de la relevancia de sus declaraciones.

Por otro lado, Sophie Winkleman también busca hacer conocer al pueblo británico la cara más solidaria y amable de los miembros de la Corona. Para ello, relata cómo se la ayudó desde palacio en 2016 cuando tras dar a luz a su hija menor, Isabella, contrajo un virus hospitalario que la dejó enferma durante casi un año, llegando a romperse incluso el pie y tres huesos de la espalda.

Entonces, el aún príncipe Carlos puso a disposición del matrimonio su cocinera en Clarence House, quien proporcionó comidas a su familia dos veces al día durante meses. "Me salvó la vida tener esta cosa enorme dos veces al día de la que no tenía que preocuparme. Otros primos reales también se unieron. El príncipe Guillermo le pidió a un colega de la ambulancia aérea que me cuidara bien, mientras Sophie, aún condesa de Wessex, me visitaba continuamente en el hospital”, desarrolla.

Como no podía ser de otra manera, la entonces matriarca del clan de los Windsor, Isabel II, también entró en acción. “Me preguntó cómo estaba y dijo: 'No podemos permitir eso. Tienes que meterte en el agua'. Nos dijo que cuando los caballos se rompían el lomo nadaban, así que me dejó usar su piscina en el palacio de Buckingham. Esa es la razón por la que mejoré”, desvela.

La otra gran actriz de la familia real británica

Lejos de estas inesperadas confesiones, el motivo principal de la entrevista de ‘Tatler’ a Sophie Winkleman es su desempeño como actriz en 'Belgravia', una de las series de época más relevantes del Reino Unido, donde da vida a Lady Rochester y comparte proyecto con gran parte del equipo de 'Downton Abbey'. De esta manera, Lady Frederick Windsor no es considerada la única intérprete de la familia real, si tenemos en cuenta la trayectoria profesional de Meghan Markle.

Tras una infancia en una de las zonas más elitistas de Londres, siendo hija del editor Barry Winkleman y la escritora de cuentos infantiles Cindy Black, la ahora aristócrata conoció a su marido Frederick, hijo de los príncipes de Kent, durante su estancia en la universidad. El 14 de febrero de 2009, la pareja anunció su compromiso, que, tal y como manda el protocolo, fue aprobado por Isabel II, convirtiéndola en una royal de pleno derecho.