Tiaras, broches, pendientes: los cinco lotes de joyas de la Corona que Mary de Dinamarca recibirá al ser proclamada reina

Este 14 de enero, Dinamarca vivirá uno de esos días que pasarán a sus libros de historia. Margarita II confirmará oficialmente su abdicación, anunciada por sorpresa el pasado 31 de diciembre durante su discurso de Nochevieja, y dará paso a su primogénito Federico, el cual será proclamado rey junto a su mujer, Mary Donaldson, quienes, según lo publicado por medios locales, conocieron la noticia tan solo tres días antes. Además, más allá de la jefatura de la Corona, la australiana heredará también el codiciado joyero real.

No obstante, este traspaso de valor multimillonario no se producirá hasta que la decisión sea aprobada en el Consejo de Estado, que tendrá lugar en el castillo de Christiansborg, con la posterior aprobación de la primera ministra, Mette Frederiksen, responsable de confirmarla -institucionalmente hablando- ante los ojos de los ciudadanos en el balcón de dicho lugar.

Una vez cumplido paso por paso este arduo protocolo, Mary de Dinamarca tendrá a su disposición un sinfín de piezas únicas. Estas se convertirán en sus principales aliadas durante eventos especiales como visitas de Estado, la mesa de Año Nuevo y otros actos de relevancia a nivel nacional e internacional, donde las royals suelen utilizar este tipo de alhajas, entre las que destaca, por supuesto, la presencia de las codiciadas tiaras.

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Ahora, entra en juego la pregunta en cuestión: ¿qué joyas se encuentran incluidas dentro de la propiedad de Løsørefideikommis de la Casa Real danesa? Pues un total de cuatro conjuntos: un lote de brillantes, uno de esmeraldas, uno de perlas y rubíes y un último de piedras rosas. Todos ellos pertenecen a la Corona, es decir, al rey y la reina, y se encuentran guardados en el sótano del castillo de Rosenborg, custodiados, a su vez, por un amplio dispositivo de seguridad; además no pueden salir del país nórdico.

Entre ellas, una de las más históricas es la tiara de rubíes, datada en 1804 y utilizada por Desireé Clary, esposa del mariscal Juan Bautista Bernadotte, en la mismísima coronación de Napoleón. El diseño, que juega con brillantes y las piedras preciosas mencionadas en una silueta de adornos florales, acabó, tras varias generaciones, en manos de Luisa de Suecia cuando se casó con el rey Federico VIII de Dinamarca; junto a un aderezo de tiara, pendientes, collar, pulsera y broche a juego.

Sin embargo, tampoco podemos olvidarnos de la tiara de esmeraldas de Rosenborg, alhaja de oro y plata con esmeraldas, realizada por C.M. Weisshaupt en 1840, con motivo de las bodas de plata de los reyes Christian VIII y Carolina Amalia de Dinamarca. Esta, a su vez, está acompañada por una gargantilla, pendientes y broche, que cuentan con 67 esmeraldas y 2.650 diamantes.

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La historia de estas piezas se remonta a 1746, cuando la reina Sofía Magdalena decidió a través de su estamento que no pasaran a una persona concreta, sino que estuvieran siempre a disposición de la reina en funciones del país, con el argumento: "En esta Casa Real hay muy pocas joyas y ninguna joya de la corona" . La mayor parte de ellas han sido rehechas por reinas posteriores, adaptándolas así a las tendencias.

Por otro lado, Mary también percibirá las alhajas pertenecientes al Comité de Confianza Laxa de la Casa Real, quien es poseedor del conjunto Pearl Poiré de tiara, collar, pendientes y broches, además del gran collar de diamantes, llamado Rivière, entre otros.

Dentro del mencionado lote conocido a la vez como ‘Orange-Nassau’, se encuentran una tiara, realizada en oro, perlas y diamantes en Berlín en 1825, la cual fue el regalo de bodas de la princesa Luisa de los Países Bajos, posterior madre de la reina de Dinamarca, casada con Federico VIII; un impresionante collar de diamantes y perlas del jedive de Egipto a conjunto, y un enorme broche también de perlas y diamantes del príncipe Federico de Holanda.

Dichas joyas sí pueden ser trasladadas al extranjero y son usadas en funciones, debido a que no son propiedades de una persona, sino que son objetos de un fideicomiso heredados por la familia y gestionados por dicho organismo que “desea preservar colecciones de valor y, por lo tanto, deben pasar indivisos de Rey a Rey de nuestra Casa".

Ahora, tras 52 años en el poder de Margarita, el joyero real recibe con ansia la llegada del estilo de una nueva reina, Mary, que intentará potenciar al máximo el poder de esta fortuna multimillonaria.