Laurent de Bélgica vuelve al ataque contra su hermano Felipe y su "arcaica familia"

Claire Louise Coombs, nacida en la localidad británica de Bath, cumple mañana 50 años en su papel de princesa Claire de Bélgica. Pero dada su aversión a las entrevistas, en el mejor estilo Amancio Ortega, ha sido su marido, el príncipe Laurent, el que ha tomado su relevo en una conversación de lo más interesante con el diario belga 'HLN'. Considerado la oveja negra de la familia real belga, el hermano del rey Felipe siempre ha sido motivo de controversias, como el constante rumor de que tiene un hijo secreto. Pero, lejos de mantener un perfil discreto, el royal no parece tener problemas en seguir dando quebraderos de cabeza al monarca del pequeño país europeo.

"Toda mi vida ha estado en la frontera entre el sistema arcaico de mi familia y la vida moderna. Me alegro de que mis hijos no tengan que pasar por esto. Se volverían locos", señala Laurent en un momento de la entrevista, en la que realiza una enconada defensa del amor por su esposa, pese a las insistentes informaciones que proclamaban una grave crisis en la pareja.

"Me casé con Claire por amor, no por dinero", confiesa Laurent. Mientras defiende su decisión de no atender a los medios de comunicación porque "quiere permanecer discreta y no ser el centro de atención", recuerda que mientras su hermana, la princesa Astrid, se casó con un adinerado noble y banquero, "a mí no me gusta el dinero y me casé con una mujer que amaba".

Cierto es que, para no gustarle el dinero, gran parte de la conversación gira en torno a él y a cómo no le dejan ganarlo con el fruto de su trabajo. Cuando le recuerdan que recientemente aseguró que su esposa no tenía derecho a seguridad social y que temía que ella y sus tres hijos –la princesa Louise y los gemelos Aymeric y Nicolas– estuvieran en problemas si moría repentinamente, tiene algo importante que decir al respecto.

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"Parezco alguien que nunca está satisfecho y siempre tiene problemas. Un verdadero dolor de cabeza. Pero no. Lucho por los valores básicos. Mi esposa debería poder beneficiarse de la seguridad social, como todos los demás". Ante la sugerencia del entrevistador de que Claire, topógrafa de profesión, podría volver a trabajar, Laurent se lamenta de los problemas que ha tenido con su fallida ONG que pretendía replantar bosques en Libia. "No somos reconocidos. Estoy desconcertado por esta situación. Pero seguiré luchando por los derechos de mi esposa y de nuestros hijos", asegura.

Tampoco parece conforme el cuñado de la reina Matilde por la asignación anual que recibe y que asciende a un total de 366.000 euros –un salario anual de 105.000 más 261.000 euros de gastos que debe justificar–, ya que, según protesta, "no puedo conseguir ese dinero en efectivo".

"¿Pedí esta asignación? No. No la quería en absoluto, pero la consigo para impedirme hacer otro trabajo. ¿Cómo reaccionarías si no te permitieran trabajar? Si hubiera podido darle un trabajo a mi esposa, ella tendría un salario que le permitiría vivir una vida digna cuando yo ya no esté. Esa es mi visión como esposo y padre, esos son mis valores", es su amarga queja antes de lamentar que se está coartando su "alma de emprendedor".

Calificando de "repugnante" a esta ley de dotaciones, arremete también contra los políticos de su país. "Bélgica acaba de asumir la presidencia de la Unión Europea. ¿Y qué deberíamos incluir en el orden del día como primer punto? Que debemos respetar los principios del Estado de derecho. ¿Dónde está el Estado de derecho aquí?", añade amargamente.

Deteniéndose a recordar cómo "dos personas" le impidieron finalizar sus estudios de Veterinaria, asegura ser "el único de todas las familias reales que piensa de esta manera", respecto a las asignaciones que reciben los royals. "Y los conozco a casi todos. Hay pocos príncipes que se oponen como yo. De hecho, no conozco ninguno", afirma antes de encontrar a uno al que sí salva de la hoguera. “Uno de los hijos de la antigua reina Beatriz y hermano del rey Guillermo Alejandro de Holanda, por ejemplo", dice en referencia al príncipe Constantino, que es asesor independiente en innovación empresarial. "Es brillante y ha estudiado. Él nunca se sintió frustrado como yo. No tiene problemas".

Tras exponer estos agravios, la entrevista con el príncipe Laurent finaliza pese a todo en tono positivo, mientras manifiesta que tiene "una vida plena, con mi familia", que le gustaría envejecer en su casa en Sicilia y que mientras tanto solo desea "que seamos felices y no tengamos más problemas. Queremos disfrutar de la vida... mientras trabajamos".