La aburrida vida de Magdalena de Suecia en Miami y por qué quiere mudarse a Estocolmo

Nueva York, Londres, Miami... Desde que se casaran en 2013, la princesa Magdalena de Suecia y Chris O'Neill se han convertido en auténticos trotamundos que han enlazado sucesivas mudanzas lejos de la fría Estocolmo hasta instalarse de manera definitiva en una lujosa mansión en Florida. Pero el año pasado la Casa Real sueca anunciaba que el matrimonio, sus tres hijos y su perro Oreo harían de nuevo las maletas para regresar "indefinidamente" al país natal de la royal.

Sin embargo, desde entonces su traslado ha sufrido numerosos retrasos y si primero la fecha pasó de 2023 a este 2024, ahora los medios de comunicación de su país especulan con que la mudanza no se produciría hasta el año que viene, señalando como responsable directo de la decisión al empresario, famoso por ser un tanto alérgico a la agenda royal sueca.

Según afirma la revista 'Hänt' citando fuentes cercanas a la pareja, "Chris ve su próximo adiós a Florida como una tragedia. Le gusta el sol, el estilo de vida relajado y sus amigos de Estados Unidos. Y, sobre todo, aprecia no tener tanto que hacer allí como los compromisos que le esperan en Estocolmo".

En efecto, Magdalena y Chris han llevado una vida relativamente tranquila junto a sus hijos –los príncipes Leonore, Nicolas y Adrienne– al otro lado del charco, mientras la princesa sigue siendo mecenas de muchas organizaciones benéficas en su Suecia natal.

En Estados Unidos continúa volcada en su empleo en la World Childhood Foundation, una fundación creada por su madre, la reina Silvia de Suecia, en favor de los niños víctimas de la violencia y la explotación sexual. Allí comparte con su familia una lujosa residencia de quince habitaciones valorada en tres millones de dólares en el barrio de Pinecrest, ya integrada plenamente en el estilo de vida americano.

Ubicada al sur de Miami, esta zona es conocida por ser uno de los barrios residenciales más exclusivos y prósperos de la región, donde el valor medio de las propiedades supera los dos millones de dólares. Entre los famosos que viven o han vivido en Pinecrest figuran nombres tan conocidos como Jeff Bezos, Dwyane Wade o Marc Anthony.

Gracias a las fotos publicadas en su cuenta de Instagram, la princesa Magdalena nos ha dejado asomarnos a su hogar en alguna ocasión, por ejemplo cuando celebró una fiesta de Pascua con sus hijas en el jardín.

El jardín es una de las muchas atracciones de la propiedad, que también cuenta con una piscina y se encuentra sobre un extenso terreno de 600 m2. La villa dispone también de gimnasio, despacho, cocina, comedor, amplia terraza, garaje y un ala privada para los niños.

Un cambio de vida que se resiste

Pese a lo aparentemente idílico de su vida allí, y a tenor de las últimas informaciones publicadas en su país de origen, la hija del rey Carlos Gustavo estaría ya aburrida de su día a día en Miami. Un cambio radical desde sus declaraciones en 2018 a la revista sueca 'Mama'. "Ahora siento que tengo buenos amigos, y sobre todo he llegado a conocer a algunas madres muy simpáticas del colegio. En Estados Unidos, los padres están increíblemente presentes en las escuelas, así que fue muy fácil hacer nuevos amigos en la comunidad. Es un trabajo a tiempo completo ser padre de un alumno allí", aseguraba en 2018.

Pero ahora, al menos según publica el diario 'Svenska Dagbladet', dentro de las condiciones que Magdalena habría puesto para su retorno a Estocolmo estaría recuperar una vida social que no tiene en Florida. Según este medio, la princesa estaría "harta de estar sentada en casa todo el día en su mansión y tener pocos contactos con la gente".

Otra de las razones que, según se ha dicho, podrían estar detrás de la decisión de volver a casa cual hija pródiga es que en Suecia los miembros de la familia real deben ser educados en el país para permanecer en la línea de sucesión al trono.

Según publicaba el blog 'Gert's Royals', hasta ahora se le habría dado a Magdalena "un poco de margen" en lo que respecta a las normas que rodean a sus hijos y a su actual formación académica en el extranjero. Los tres hijos del matrimonio nacieron en Estados Unidos y tienen doble nacionalidad estadounidense y sueca, ya que su padre, aunque nació en Londres, es ciudadano norteamericano.