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Víctor Manuel de Saboya: el heredero sin trono al que todos buscaban
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OBITUARIO

Víctor Manuel de Saboya: el heredero sin trono al que todos buscaban

El escritor Lorenzo de Medici, amigo personal del fallecido heredero al trono italiano, escribe para Vanitatis unas líneas sobre el príncipe. "Era un buen hombre, de esos que no saben decir que no"

Foto: Víctor Manuel de Saboya. (EFE/Alessandro Di Marco)
Víctor Manuel de Saboya. (EFE/Alessandro Di Marco)

Se ha ido de puntillas, sin hacer ruido, ese ruido que lo ha perseguido durante toda la vida, desde su nacimiento en Nápoles. Atrapado en la historia. No es fácil ser hijo, nieto y bisnieto de reyes. Especialmente con la herencia envenenada que le dejó su abuelo italiano, el pequeño rey emperador, de quien había heredado el nombre, Víctor Manuel, el hombre que llevó a Mussolini al poder, firmó la entrada de Italia en la guerra y las vergonzosas leyes raciales contra los judíos. Después de esos sucesos que hicieron sufrir a tanta gente, era difícil para la Casa Saboya reconstruirse la virginidad. Lo intentó su padre, Humberto II, pero reinó demasiado poco tiempo (33 días) para conseguirlo.

Los dados ya estaban tirados. Heredero de un trono que había desaparecido, solo le quedaba pasearse por el exilio, a la búsqueda de una identidad que nunca encontró, presionado por todas partes para hacer su papel de príncipe heredero en exilio.

placeholder Lorenzo de Medici, en la presentación de uno de sus libros. (EFE)
Lorenzo de Medici, en la presentación de uno de sus libros. (EFE)

Para quien lo conocía, era un buen hombre, de esos que no saben decir que no. Se había casado, en contra de la voluntad paterna, con la mujer que fue su sostén toda la vida. No obstante, cuando nació Emanuele Filiberto, único hijo y heredero de la Real Casa, el rey le concedió el título de príncipe de Venecia, un explícito reconocimiento.

Marina Doria, su roca, lo apoyó siempre e indiscutiblemente en todo momento, especialmente en los más duros, como cuando tuvo que afrontar la prisión y unas acusaciones que pueden destruir el carácter más fuerte. Su madre, la reina Maria José, nacida princesa de Bélgica, también lo sostuvo siempre, más que su padre, el digno rey Umberto II, con quien mantenía una relación distante y fría. Fue en esos años que yo escribí a un periódico italiano para protestar contra un artículo particularmente difamatorio. Y él me dijo, emocionado: “Gracias por defenderme”. “No te defiendo, Víctor”, le dije yo. “Solo pongo las cosas en su sitio”.

"Su madre, la reina María José, nacida princesa de Bélgica, también lo sostuvo siempre, más que su padre, el digno rey Umberto II, con quien mantenía una relación distante y fría"

Nos conocimos en Ginebra, hace más de cincuenta años. El vivía en Coligny, con Marina y Silvia, una de sus cuñadas, en la casa de su suegra, la señora Iris. Luego construyó su magnífica residencia de Vesenaz, a pocos kilómetros de Ginebra, cerca de la frontera con Francia. Formábamos parte de una pandilla de amigos, sin pretensiones y con muchas ganas de divertirnos, y creo que fueron unos años muy felices para él.

Un día que estábamos solos en casa él y yo, sonó el teléfono y me pidió contestar. Un señor, sin dar su nombre, me pidió hablar con el príncipe. Yo se lo pasé y cuando terminaron la conversación, Víctor me dijo entusiasmado: "¿Te das cuentas? Era Gianni Agnelli, el presidente de la Fiat”. Yo le contesté: “¿Pero te das cuenta de que tú eres el príncipe heredero de Italia?”. Él era así de cándido.

"Me llevó al garaje para mostrarme el Alfa Romeo blindado que le había regalado precisamente Gianni Agnelli. Nos reímos mucho. ¿Qué iba a hacer él con un coche blindado?"

Era un príncipe heredero sin trono, pero todos lo buscaban. Después de esa llamada, me llevó al garaje para mostrarme el Alfa Romeo blindado que le había regalado precisamente Gianni Agnelli. Nos reímos mucho. ¿Qué iba a hacer él con un coche blindado?

* El príncipe Lorenzo de Medici es escritor y último representante de la famosa dinastía florentina de los Medici

Se ha ido de puntillas, sin hacer ruido, ese ruido que lo ha perseguido durante toda la vida, desde su nacimiento en Nápoles. Atrapado en la historia. No es fácil ser hijo, nieto y bisnieto de reyes. Especialmente con la herencia envenenada que le dejó su abuelo italiano, el pequeño rey emperador, de quien había heredado el nombre, Víctor Manuel, el hombre que llevó a Mussolini al poder, firmó la entrada de Italia en la guerra y las vergonzosas leyes raciales contra los judíos. Después de esos sucesos que hicieron sufrir a tanta gente, era difícil para la Casa Saboya reconstruirse la virginidad. Lo intentó su padre, Humberto II, pero reinó demasiado poco tiempo (33 días) para conseguirlo.

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