La reina Sofía, invitada en la boda de la temporada junto a Corsini, Cotoner, Urquijo y Almeida

“Di un nombre, el que quieras, y no dudes de que allí estaba”. La frase, de un invitado a Vanitatis, resume el ambiente del pasado sábado. Ha sido una de las bodas de la temporada, una celebración que ha reunido a los nombres más conocidos del panorama patrio. Y para colofón, la presencia de la reina Sofía. Este pasado sábado, tal y como adelantamos en primicia en estas páginas, se casó, en Santa María de Caná, Marta Urquijo Barreiros, prima de Teresa, prometida de José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, y allí se reunieron las familias más poderosas del país.

Entre los invitados destacó, según ha podido saber Vanitatis, la reina Sofía, que fue a la ceremonia con su hermana, la princesa Irene. Su presencia se debe a la amistad de la Casa Real con la familia de la novia, bisnieta de Nicolás de Cotoner y Cotoner, jefe de la Casa del Rey de 1975 a 1990. Este aristócrata, general y jurista, fue el preceptor del rey Juan Carlos I y su mano derecha en sus primeros años en el trono, lo que hace que ambas familias estén tan unidas.

Casado con María Trinidad Martos, aristócrata millonaria, tuvieron cinco hijos. Y una de las hijas del que fuera marqués de Mondéjar es Marta, abuela de la novia, viuda del empresario del motor Valeriano Barreiros y una de las mejores amigas de la reina madre.

Los padres de la novia son Marta Barreiros, fundadora de Aquilea -famosa por ser la florista de la jet- y nieta del exjefe de la Casa del Rey, y Fernando Urquijo Fernández de Araoz, actual consejero delegado de Talgo, presidente de la Fundación Hesperia y miembro del patronato y de la comisión ejecutiva de la Fundación Princesa de Asturias.

En El Chaparral

Además, Marta Cotoner, condesa de A Coruña, abuela de la novia, es una de las propietarias de la finca El Chaparral, situada dentro de La Escorzonera, una finca que se alquila para grandes fiestas situada a tan solo siete kilómetros de Madrid. Puede que el nombre les suene por varias razones: allí celebró Victoria de Marichalar su puesta de largo, gracias a la generosidad de los Cotoner, que le cedieron el lugar.

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Aunque también puede sonarles porque es donde don Juan Carlos pasó muchos de los días que precedieron a su marcha a Emiratos Árabes. Cenó allí algunas noches acompañado de amigos, y allí estuvo justo antes del confinamiento, con su hija mayor, la infanta Elena, disfrutando de una de sus grandes pasiones: la caza. La finca ha sido testigo de momentos históricos en nuestro país de tal forma que, cuando Nicolás de Cotoner falleció, su familia quemó todos los papeles relacionados con la familia real como muestra de lealtad.

De Koplowitz a Martínez de Irujo

En esa misma finca se reunía la alta sociedad española este sábado, 23 de febrero, con la madre de Felipe VI como testigo de excepción. Junto a la invitada más ilustre había otros grandes nombres como Eugenia Martínez de Irujo o las hermanas Koplowitz. También asistió, esta vez en calidad de familiar, Cristina de Borbón-Dos Sicilias junto a su marido, Pedro López-Quesada, que preparan la boda de su hija Victoria con Enrique Moreno de la Cova para dentro de unos meses.

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Cristina de Borbón-Dos Sicilias es tía de Teresita Urquijo, la citada prometida de Martínez-Almeida. Carlos de Borbón-Dos Sicilias, duque de Calabria y padre de doña Cristina, era el tío abuelo de Teresa de Urquijo. Da la casualidad de que Cristina de Borbón-Dos Sicilias es, además de prima, una de las grandes amigas de las infantas Elena y Cristina, que en principio se infomó de que no asistieron al enlace, algo que no es así. La revista '¡Hola!' publica este miércoles imágenes de las hermanas del Rey en la ceremonia.

Doña Elena había tenido otra boda el viernes anterior, la de Felipe Matossian, celebrada en la iglesia de las Calatravas con una lista de invitados también de renombre (que incluyó al duque de Alba y a los marqueses de Griñón y Cubas, entre otros). Y doña Cristina viajaba a Londres para asistir este martes al funeral de Constantino, reunión familiar que la Infanta aprovechó para pasar unos días con su hijo Juan, que vive en la capital británica.

Aquilea y Ciboulette

Volvamos a la boda: las flores fueron de la firma favorita de la jet nacional, Aquilea, empresa propiedad de la madre y tías de la novia. El catering elegido para servir la comida y la cena fue Ciboulette, otro de los favoritos de la alta sociedad y que suele servir los grandes eventos y bodas de la Casa de Alba. El menú, tal y como han confirmado invitados al enlace consultados por Vanitatis, se componía de crema trufada de espárragos verdes, tartar de verduras y colas de gambas y vieiras, pintada deshuesada rellena de foie y frutos secos con salsa de trufa, y tarta de queso con coulis de frutos del bosque. Los vinos fueron un Viore Verdejo de Rueda y un Marqués de Murrieta Reserva.

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La familia de la novia es una de las más discretas de alta sociedad: además de Marta, los otros hijos del matrimonio Cotoner Martos formaron familias de renombre. Íñigo, que es el actual marqués de Mondéjar, enviudó y ahora está casado con María Vega-Penichet, de la reconocida familia de abogados de origen cubano. Nicolás, el tercer hermano, marqués de Ariany, se casó con Carmen Macaya, prima de Cristina Macaya, la conocida como gran anfitriona de Mallorca y amiga también de los Reyes eméritos.

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P. Izquierdo

María de la Trinidad, condesa de La Gomera, es la viuda de Miguel Corsini, perteneciente a una poderosa familia de empresarios. Fallecido en 2020, fue presidente de Renfe durante el Gobierno de José María Aznar. Cabe recordar que fueron los hermanos Corsini quienes recaudaron fondos para ayudar al rey Juan Carlos con sus deudas con Hacienda… Porque, además, otro hermano Cotoner, José Luis, marqués de Bélgida, el más joven, se casó con Margarita Corsini.

En La Escorzonera se han casado muchos de los que el sábado celebraron la boda de Marta con su novio, Joaquín. Unos apellidos que iluminaban, como decía un invitado a Vanitatis, la larga lista de asistentes.