La tiara que casi se subasta y que ahora es la favorita de María Teresa de Luxemburgo
Cena de gala en el ducado por la visita de Estado del presidente de la República Checa, con gran despliegue del joyero familiar
La visita de Estado que realiza estos días el presidente de la República Checa a Luxemburgo nos ha servido para ver dos piezas muy interesantes del joyero familiar. Una, por primera vez coronando el peinado de Stéphanie; otra, en el de su suegra. Una elección habitual, pero que no deja de ser curiosa, ya que es una tiara que casi se subasta en su momento, pero que ahora se ha convertido en la favorita de María Teresa de Luxemburgo.
Hablamos de la tiara belga, que quiso lucir la gran duquesa y que se ha convertido ya en una habitual de sus looks de gala, a pesar de que se tenía pensado otro destino para ella. La historia es curiosa, ya que esta joya permanece en la caja fuerte del palacio ducal debido al clamor popular.
La pieza fue realizada en 1953 y fue una de las que Josefina Carlota, suegra de María Teresa, llevó al ducado cuando se casó con Jean de Luxemburgo, el padre del actual gran duque, fallecido en 2019. Está creada con diamantes engastados en platino, todos ellos procedentes del Congo, el lugar de donde sale la mayor parte de las joyas de la Casa Real de Bélgica, por esa relación colonial que hubo hace no tantas décadas.
La tiara fue entregada a la princesa por la Société Générale, un banco francés, precisamente por su boda con Jean de Luxemburgo. Y desde entonces fue una de las piezas que más lució durante toda su vida, siendo la elegida para ceremonias tan importantes como la abdicación de su suegra, que convertía a su marido en gran duque, allá por 1964.
Pero tras su muerte, en 2005, se tenía otros planes para ella. Sus hijos, el actual gran duque Enrique incluido, no se ponían de acuerdo con el reparto y decidieron vender parte de la colección de joyas de Josefina Carlota, incluyendo esta tiara. Con lo que no contaban era con que habría una protesta pública para que esas joyas históricas se quedaran en el ducado. Y aunque no se consiguió con todas, esta tiara belga sí se salvó de la subasta y sigue en el joyero, ya que Enrique decidió comprarla y regalársela a su mujer.
Precisamente por cómo llegó a sus manos y que ahora es una joya de su propiedad y no de la colección familiar, actualmente es una de las que la gran duquesa María Teresa lleva más a menudo, siendo la pieza que escoge especialmente para visitas de Estado, como en este caso. Tiene, además, una particularidad, ya que, como pasa con otras tiaras polivalentes, el diamante central más grande es desmontable y también se puede llevar como anillo, una opción que también escoge su propietaria de vez en cuando.
Pero si la tiara de María Teresa es interesante por esta curiosa historia, la que lució su nuera, Stéphanie, no lo es menos, principalmente porque es la primera vez que la lleva. Se trata de la tiara Chaumer, diseñada por esta casa francesa en 1919. Es una tiara estilo art déco, de diseño triangular, toda de brillantes, con una gran esmeralda central, y bajo ella un importante diamante.
La joya pertenecía a la gran duquesa Carlota y, tras su muerte, la heredó su hijo, el gran duque Jean. Su esposa, Josefina Carlota, no la llevó demasiadas veces, quizá porque no es la pieza más fácil de lucir. De hecho, María Teresa, que ha coronado sus peinados con ella en varias ocasiones, ha sido criticada cuando la lucía con el cabello suelto.
En este caso, Stéphanie quiso lucirla con un elaborado moño alto, además de complementos con esmeraldas, a juego con la tiara, como la pulsera y los pendientes. Unas piedras que elevaron y dieron el toque de color a su look en esta cena de gala, un vestido negro de líneas sencillas, el mismo color escogido por su suegra.
La visita de Estado que realiza estos días el presidente de la República Checa a Luxemburgo nos ha servido para ver dos piezas muy interesantes del joyero familiar. Una, por primera vez coronando el peinado de Stéphanie; otra, en el de su suegra. Una elección habitual, pero que no deja de ser curiosa, ya que es una tiara que casi se subasta en su momento, pero que ahora se ha convertido en la favorita de María Teresa de Luxemburgo.
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