La infanta Cristina, de Colombia a Barcelona: un ramo de laurel y actividades con sus hijos Pablo y Miguel

La infanta Cristina tenía planeado viajar a Abu Dabi en Semana Santa para estar con su padre, el rey Juan Carlos, y parte de su familia, pero suspendió el viaje para quedarse con sus hijos. En especial, con Miguel, el tercero, quien ha sufrido un accidente de esquí y está pendiente de si tiene que pasar por quirófano, tal y como adelantó Vanitatis este fin de semana.

Miguel Urdangarin se ha lesionado la rodilla en un accidente en las pistas suizas, y la familia está a la espera de que el joven tenga que ser operado. Mientras esto no sucede, la Infanta aprovecha para ‘repartirse’ y estar con otro de sus hijos, Pablo, a quien fue a ver jugar el pasado sábado en Barcelona.

El Fraikin Granollers jugó contra el Bada Huesca el pasado domingo en la ciudad catalana, un encuentro ante unos 250 espectadores en el que el papel de Pablo Urdangarin fue fundamental y demostró, de nuevo, y según la prensa deportiva, que es clave en su equipo. El joven marcó los goles que dieron la victoria definitiva al club vallesano. Y allí estaban su madre y su novia, Johanna Zott, para verlo y animarlo.

Desde Colombia

Doña Cristina había llegado a España procedente de Latinoamérica, de Colombia en concreto, según ha podido saber Vanitatis. Allí estuvo en un viaje de cooperación como directora del área internacional de la Fundación La Caixa para seguir de cerca los progresos del proyecto Work4Progress, que tiene sedes en países tan dispares como India, Perú y Mozambique.

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Una vez en nuestro país, acudió, como se ha visto en múltiples fotografías, a ver jugar a su hijo, algo que suele hacer cada dos semanas, aproximadamente. Junto a la Infanta, decíamos, estaba Johanna, con quien el joven pasa gran parte de su tiempo: pocas veces se queda en su casa del barrio de Pedralbes, Pablo prefiere estar con los Zott al completo en la vivienda que tienen en Esplugues de Llobregat.

De misa al campo

Pero Cristina de Borbón no solo estuvo con Pablo. Horas antes del partido, la hermana del Rey acudió a la misa de las 13 h en la iglesia de San Odón, en el paseo de Manuel Girona de Pedralbes, donde bendijo una palma especial. Vestida en tonos marrones, con pantalón, chaqueta de piel y un fular, doña Cristina se sentó en un banco del final de la iglesia. Y lo hizo totalmente sola, seria y con muy buena cara, según los testigos presenciales con los que hemos hablado.

Llevaba además un pequeño ramo de hojas de laurel que bendijo, después comulgó y, al terminar el servicio religioso, se fue paseando hacia su apartahotel. La acompañaban sus escoltas, que no la perdían de vista y se sentaron unas filas detrás de ella en la iglesia. Ya en la calle, doña Cristina saludó a algunos vecinos y se marchó de nuevo sola.

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La hija de los Reyes eméritos pretende viajar a Ginebra un día de estos, ya se concretará, para volver estar con su hijo Miguel. La operación a la que debería someterse es algo que se hace muy a menudo en lesiones del tipo de la que tiene el joven y requiere, eso sí, una recuperación larga y pesada. Por este motivo, si finalmente lo operan, deberá pasar meses en reposo sin poder llevar a cabo actividades deportivas, una de sus grandes pasiones.

Miguel y su lesión

A sus 22 años, Miguel es licenciado en Biología Marina desde finales de julio del pasado año en Reino Unido. El más empollón de todos los sobrinos de Felipe VI pasó los meses posteriores a su graduación en el país británico ampliando su formación. Finalmente, y ante la inminencia del viaje de su hermana Irene a Camboya para hacer de cooperante, Miguel se mudó a Suiza para vivir junto a su madre. Además, allí empezó un curso de monitor de esquí, algo a lo que no piensa dedicarse, matizan las fuentes consultadas, pero que ha provocado su accidente. Esquiador desde pequeño, el joven domina las pistas, pero no pudo controlar la caída, señalan las mismas fuentes.

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Estaba tan enfrascado en su proyecto de esquí que fue una de las grandes ausencias en el 60º cumpleaños de su tía, la infanta Elena, el 20 de diciembre. Por entonces, ya se había mudado a Ginebra y andaba ocupado al máximo. Sí que estuvo en el cumpleaños de su prima, la princesa Leonor, a finales de octubre, momento en el que ya barruntaba su mudanza.

Ahora, lesionado, deberá permanecer menos activo de lo que le gustaría. Puede viajar y moverse pero tiene que estar pendiente de no hacerlo demasiado. Desde su entorno señalan que, con todo, no habrá problema para que pueda seguir ampliando su formación y, de paso, estar junto a su familia.