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Cuatro años de la salida del príncipe Harry y Meghan Markle de la Casa Real: claves y consecuencias del Megxit
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UN ANTES Y UN DESPUÉS

Cuatro años de la salida del príncipe Harry y Meghan Markle de la Casa Real: claves y consecuencias del Megxit

La distancia física y emocional parece insalvable cuando se cumple el cuarto aniversario de la decisión que tomó el hijo pequeño del actual monarca

Foto: Meghan y Harry, durante la celebración del Jubileo de Isabel II. (Getty/Matt Dunham)
Meghan y Harry, durante la celebración del Jubileo de Isabel II. (Getty/Matt Dunham)

El 31 de marzo de 2020 se hacía oficial la decisión de los duques de Sussex de dejar de pertenecer a la Corona británica. Con todo lo que ello conllevaba, aunque no lo tuvieran previsto en un primer momento. Tras varias negociaciones en las que se impuso la voluntad de Isabel II, se hizo efectiva la salida del príncipe Harry y Meghan Markle. El llamado Megxit tuvo varias claves y consecuencias que, en ese momento, ellos quizá ni imaginaban.

Porque en la mente del hijo pequeño del actual monarca probablemente no estaba la idea de que se separaría para siempre de su familia, y no solo en el plano físico, como en su momento el matrimonio decidió al instalarse en Estados Unidos. La otra distancia, la emocional, parece insalvable y ni siquiera el cáncer que padece el rey Carlos ha servido para acercarlos, como se pudo comprobar en esa última visita que Harry le hizo, de apenas unos minutos.

Como tampoco estaba, según él mismo admitió, el hecho de que Carlos decidiera cerrarle el grifo y suprimir esa asignación mensual que el duque de Sussex recibía del ducado de Cornualles. La idea inicial era otra muy distinta.

placeholder Los Sussex, pasando la Navidad de 2018 en Sandringham con la familia real. (Getty/Stephen Pond)
Los Sussex, pasando la Navidad de 2018 en Sandringham con la familia real. (Getty/Stephen Pond)

Fue el 8 de enero anterior cuando, de forma unilateral, los duques de Sussex anunciaban un giro en la forma de trabajar con la Casa Real. Asumirían sus propios compromisos, aquellos relacionados con las causas que les interesaban; dejarían de trabajar con el 'Royal Rota', ese sistema por el que palacio turna a los fotógrafos para cubrir sus apariciones oficiales; o renunciaban a esa parte del dinero que cobraban anualmente y que procedía de las arcas públicas.

Eso era lo que en un primer momento anunciaron y tenían planteado. Pero a la Casa Real no le gustó nada la decisión, principalmente porque, según trascendió, no lo habían consultado con nadie. Empezó entonces un tira y afloja que se inclinaba todo el rato a favor de la Corona y de Isabel II. Era todo o nada. No podían ser solo royals a tiempo parcial, como pretendían.

Las primeras consecuencias fueron inmediatas. Justo antes de hacerse efectiva, aquel 31 de marzo en plena pandemia y con la pareja instalada ya en California, se anunció que no habría medias tintas para ellos, pero los términos del Megxit se revisarían un año después entre las dos partes. Se daba así una última oportunidad a los Sussex para volver a un redil al que renunciaron definitivamente entonces.

Una de las consecuencias más negativas para el príncipe Harry tras ratificarse, un año después en su decisión, es que tendría que renunciar a los títulos militares, quizá una de las cosas que más le dolía perder. Tampoco no asumirían compromisos que dependieran de la Corona ni representando a la institución.

Las consecuencias económicas del Megxit

Para algunas voces muy conocedoras de la familia real británica, el objetivo de su salida de la institución era puramente económico. Los Sussex no podían compaginar actividades empresariales o lúdicas con sus labores reales. Y pensaban -insistimos, era la teoría- que podían ganar mucho más dinero con sus negocios propios que dentro de Buckingham.

No sabemos si era lo que rondaba por su pensamiento o no, pero lo cierto es que los hechos hablan por sí solos. Quizá en este punto hay que recordar que, aunque anunciaron que renunciaban al sueldo que precediera de arcas públicas, solo se referían al 5% de su asignación, procedente del Estado y no del ducado de Cornualles. Es decir, seguirían cobrando, según su plan, el 95% de su sueldo, lo que justificaban con ese trabajo a tiempo parcial para la Corona que también propusieron.

placeholder Meghan y Harry, en uno de sus últimos actos públicos. (Reuters/Mike Segar)
Meghan y Harry, en uno de sus últimos actos públicos. (Reuters/Mike Segar)

Pero el entonces príncipe Carlos no estaba dispuesto y suprimió su asignación. Así que ellos tuvieron que tomar otros caminos para subsistir y mantener su tren de vida, con mansión de 14 millones de dólares incluida. No tardó en anunciarse un acuerdo millonario con Netflix y otro con Spotify, además de esas memorias que el príncipe Harry lanzó a comienzos de 2023.

Precisamente, este libro fue una de las claves que marcaron la distancia emocional que existe actualmente entre el príncipe Harry y su familia, especialmente con su hermano Guillermo. Tampoco ayudó la docuserie que realizaron para Netflix o la entrevista que concedieron a Oprah, por mencionar solo unos pocos gestos que indican que la nueva vida de los Sussex ya no tiene freno.

Las consecuencias emocionales

El crear su propio imperio y el alejarse de la familia real han ido directamente relacionados, precisamente por estos proyectos en los que, para cumplir con sus contratos, han dejado en muy mal lugar al rey Carlos III y los suyos. Y una muestra de que la relación ha sido más que tensa han sido las pocas ocasiones en las que la pareja ha visitado Reino Unido desde entonces.

El príncipe Harry ha viajado en solitario en más ocasiones. No solo por temas familiares, como el funeral del duque de Edimburgo o el descubrimiento de la estatua de Lady Di en Kensington, sino también por temas judiciales. La batalla que mantiene el príncipe con la prensa británica le ha llevado a viajar en varias ocasiones para estar presente en los diferentes juicios en los que se le ha requerido.

placeholder Harry y Meghan, junto a Carlos y Camila en el funeral de la reina Isabel. (Reuters/Andy Stenning)
Harry y Meghan, junto a Carlos y Camila en el funeral de la reina Isabel. (Reuters/Andy Stenning)

Mientras, Meghan Markle solo se ha unido a la familia británica en dos ocasiones desde el Megxit. La última, por el funeral de Isabel II. La anterior, tres meses antes y con motivo del jubileo de la monarca, aunque sin asistir a todos los actos y prescindiendo del fin de fiesta por celebrar el cumpleaños de su hija Lilibeth, que, paradójicamente, debe su nombre a la reina. Ni siquiera viajó a Londres para asistir a la coronación, dejando a su marido solo ante el peligro y relegado a un segundo plano.

Ni una ni otra parte se han molestado en disimular este evidente distanciamiento, que la visita exprés de Harry a su padre el pasado febrero no consiguió paliar. Esta ruptura total de la relación familiar, especialmente entre padre e hijo es, sin duda, la consecuencia más negativa que ha tenido el Megxit, del que se cumplen este fin de semana cuatro años.

Aunque no podemos obviar la parte positiva para los Sussex, ya considerados más celebrities que royals. Desde unos beneficios económicos más que jugosos hasta la libertad total para invertir en los negocios que quieran, sin olvidar que siguen apoyando las causas que verdaderamente les interesan, no las impuestas por palacio. Y además, sin esos protocolos y etiquetas que Meghan nunca entendió y mucho más cerca de los amigos y la familia de la que nunca se alejó.

El 31 de marzo de 2020 se hacía oficial la decisión de los duques de Sussex de dejar de pertenecer a la Corona británica. Con todo lo que ello conllevaba, aunque no lo tuvieran previsto en un primer momento. Tras varias negociaciones en las que se impuso la voluntad de Isabel II, se hizo efectiva la salida del príncipe Harry y Meghan Markle. El llamado Megxit tuvo varias claves y consecuencias que, en ese momento, ellos quizá ni imaginaban.

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