El valioso collar de huevos de Fabergé de la reina Sofía (y el de la reina Letizia que nunca ha lucido)
Cuando llega Pascua, la reina Sofía decora su cuello con un collar muy especial inspirado en Fabergé. También sus hijas son muy fans de este tipo de joya, no así la reina Letizia
El gusto por las joyas de doña Sofía es un tanto peculiar. La Reina emérita cuenta con un increíble joyero lleno de valiosas piezas, muchas de ellas cargadas de simbolismo, como el nazar, el típico ojo griego de la buena suerte. A la madre de Felipe VI le gusta ir recargada en lo que se refiere a las alhajas, de ahí que no nos extrañe que tenga una tan especial como el collar inspirado en los famosos huevos de Fabergé.
Se trata de una joya que siempre elige para lucir en Semana Santa y, sobre todo, el Domingo de Resurreción. Unas veces más visible y otras tapadas con la solapa del abrigo o con un pañuelo. El collar tiene una historia entroncada con la tradición ortodoxa, donde la Pascua es una de las celebraciones más importantes en el calendario religioso y familiar. Dependiendo del poder adquisitivo se regalan huevos pintados símbolo de eternidad y amor y deseos de larga vida o joyas en materiales preciosos como los de la Reina.
En el caso de doña Sofía, empezó a coleccionar los colgantes hace más de cinco décadas. Forman parte de un collar de varias vueltas que se puede dividir en pulseras que a veces han lucido las infantas Elena y Cristina. Aunque las hijas, más conservadoras, prefieren un solo adorno colgado de una cadena de oro y que también han lucido en alguna Semana Santa.
Fabergé fue nombrado orfebre y joyero de la corte imperial rusa y de otras monarquías europeas. La Revolución Rusa acabó con su joyería y le hizo refugiarse en Suiza hasta su fallecimiento. De los 54 huevos imperiales de Fabergé solo se conoce el paradero de 47. Además de los imperiales, fabricó otros huevos conocidos por el nombre de los huevos no imperiales para diversas personalidades de la época como Alfred Nobel, los duques de Marlborough o los banqueros Rothschild.
La realización de huevos de Pascua decorados es un oficio muy antiguo en Rusia, pero fue Fabergé quien los transformó en un trabajo de orfebrería excepcional convirtiéndolos en joyas intemporales.
El huevo de Pascua de Letizia
Doña Letizia también tiene su propio huevo de Pascua en forma de colgante. Maxim Voznesensky la obsequió con motivo de su boda en 2004 con el entonces Príncipe de Asturias con esta joya creada en honor a la memoria del gran joyero Fabergé. Se trata de una pieza realizada en oro blanco y diamantes que la Reina guarda en su joyero desde hace dos décadas, pero nunca la ha lucido, al menos públicamente.
Esto no es una excepción, pues hay numerosos regalos que doña Letizia recibió en su boda y no ha llevado nunca. Ese el caso de una tiara de Carrera y Carrera de la que nunca hemos tenido noticias y que fue un presente de la propia joyería.
Asimismo, la Diputación de Cáceres le regaló una gargantilla y pendientes de orfebrería tradicional elaborados en oro y alfajares, exclusivos de la provincia de Cáceres. El Ayuntamiento de Palma de Mallorca le entregó unos pendientes diseñados con la cruz de Calatrava como base y, por su parte, el Ayuntamiento de Salamanca le regaló un collar de oro de filigrana charra realizado por los talleres de la joyería salmantina Cid. No ha lucido todavía ninguna de estas piezas.
El gusto por las joyas de doña Sofía es un tanto peculiar. La Reina emérita cuenta con un increíble joyero lleno de valiosas piezas, muchas de ellas cargadas de simbolismo, como el nazar, el típico ojo griego de la buena suerte. A la madre de Felipe VI le gusta ir recargada en lo que se refiere a las alhajas, de ahí que no nos extrañe que tenga una tan especial como el collar inspirado en los famosos huevos de Fabergé.