La infanta Cristina y los Urdangarin: Claire Liebaert, una 'segunda madre' para ella

Claire Liebaert es una de las personas más importantes en la vida de la infanta Cristina. No solo en los últimos años, sino desde hace décadas. Y eso no lo iba a romper ni su separación de Iñaki Urdangarin, ni su alejamiento del resto de la familia. La hermana de Felipe VI es una mujer de valores muy profundos y su relación con su suegra o ex suegra -como quieran llamarla- es algo a prueba de cualquier tsunami.

Lo hemos visto este fin de semana, de forma clara y contundente en Barcelona. Doña Cristina asistió a ver a su hijo Pablo a un partido del Granollers contra el Barça, y lo hizo acompañada de Liebaert. Ambas salieron del pabellón agarradas de la mano ante la prensa, saludando a todo el mundo sonrientes y con cara de felicidad. Como si nada hubiera pasado.

Ya lo contábamos en Vanitatis hace unos días: la Infanta estuvo en Vitoria en Semana Santa, y allí se encontró con la madre de Urdangarin. Fue el martes 26 cuando la hermana de Felipe VI aprovechó que su exmarido estaba de viaje con su pareja, Ainhoa Armentia, y los hijos de esta en Marrakech. La visita, calificada de íntima y privada por su entorno, la realizó doña Cristina en solitario, en coche, acompañada solamente de sus guardaespaldas. En la capital vasca estuvo con Claire, con quien se saludó cariñosamente tal como cuentan fuentes del círculo íntimo.

Su suegra

La hermana de Felipe VI aprovechó para recoger algunos enseres que todavía tenía en la casa en la que había pasado tanto tiempo con el que fuera su marido y de paso saludó a la que ella considera su suegra.

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Así será siempre: es la abuela de sus cuatro hijos, la mujer que además la ha apoyado siempre, sin fisuras. Incluso cuando Iñaki empezó la relación con Ainhoa Armentia Liebaert se posicionó del lado de su nuera, a la que le dio todo el apoyo necesario en plena tormenta. Y eso doña Cristina no lo olvida, señalan sus allegados.

Otro cantar son sus cuñados. Con la separación llegó el distanciamiento, especialmente doloroso de Ana Urdangarin. La mayor de los hermanos de Iñaki ha sido siempre una de las mejores amigas de doña Cristina, sobre todo por cercanía física. Ana ha vivido en Barcelona, de donde se ha mudado hace no mucho, y las cuñadas eran más que familia. Pero cuando Urdangarin salió de prisión y cometió la sonada infidelidad, sus hermanos hicieron piña con él. Consideraban, y así se lo decían a sus amigos, que la familia del Rey había traicionado a su hermano. Y por primera vez metían a la Infanta en el mismo saco.

Sin encuentros

El tiempo, sin embargo, sirve a veces para curar las heridas y así ha sido en el caso de doña Cristina. Cada vez está más relajada y más en paz y eso se ha trasladado también a su relación con sus ex cuñados. También a la que mantiene con su exmarido: aunque tratan de no encontrarse y mucho menos en público, mantienen una relación cordial y educada, en la que comparten su preocupación por sus hijos y su cuidado.

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Y en ese 'entente cordiale' han encontrado ambos un lugar para Liebaert, que este fin de semana aprovechaba su estancia en Cataluña para ir a ver a Pablo Urdangarin junto con su exnuera. La madre del exduque llegó una vez había comenzado el partido y se reunió en las gradas con la Infanta, que llegó puntual. Da la casualidad de que Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia estaban este fin de semana también en Cataluña, tal y como informaba ‘El Periódico’. Cuando preguntamos por la coincidencia, fuentes cercanas a ambos lo aclaran. No es una coincidencia, sino que Urdangarin viajó a casa de su hermana Ana, que vive en el Alt Empordà, y lo hizo con su madre y su pareja.

Catalán de alma

El exmarido de Cristina de Borbón viaja a Cataluña mucho más de lo que algunos imaginan porque mantiene un fuerte vínculo con la que considera su tierra. Se crio en Barcelona, a donde llegó con apenas dos años, y ha pasado toda su vida en el lugar a excepción de las conocidas mudanzas por cuestiones laborales o judiciales. No fue hasta que salió de prisión que se instaló en Vitoria, donde había vivido sólo dos años en su adolescencia. Por eso sus amigos recuerdan siempre que habla catalán a la perfección, pero que apenas sabe euskera.

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Es por estos motivos, y porque en Cataluña vive su hermana mayor, que Urdangarin visita el lugar con frecuencia y muchas de las veces lo hace acompañado de su pareja, quien mantiene una buena relación con la familia Urdangarin.