La Letizia más cercana con jugadoras y afición en el estadio de la Romareda

Después de cinco años de ausencia en la final de la Copa de la Reina, la presencia de doña Letizia en el estadio de La Romareda, en Zaragoza, apoyando por fin de nuevo el fútbol femenino, generó mucha expectación.

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Núria Tiburcio

La última vez que la vimos en un campo fue fuera de nuestras fronteras, en la final del mundial de fútbol femenino que se celebró en Australia y que ganó la selección española. La reina fue una de las personas presentes cuando ocurrió el famoso beso de Rubiales a Jenni Hermoso que tanto dio que hablar.

Quizás, consciente del apoyo que este deporte necesita en su categoría femenina, no quiso perderse el pasado sábado 18 de mayo la gran final de la copa que lleva su nombre, para dar toda la visibilidad posible a las jugadoras del Barça y de la Real Sociedad.

Vestida de manera cómoda, con deportivas blancas, pantalón a juego y una chaqueta de tweed con estampado de cuadros en tonos marrones y verdes y dos bolsillos, apareció en el estadio muy sonriente y cercana con todos los curiosos que se acercaron hasta el lugar y que corearon su nombre, así como con la prensa. La Reina no dudó en acercarse a aficionados de uno y otro equipo para saludarles y fotografiarse con ellos.

Muy atenta se mostró durante el encuentro a las jugadas, intercambiando impresiones con sus compañeros de palco, el presidente del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón, y María Ángeles García, vicepresidenta adjunta de la Real Federación Española de Fútbol, y la ministra de Educación, Pilar Alegría.

Finalmente, el Barça fue el equipo superior y logró ganar con un contundente 8-0.

Tras el pitido final, la Reina procedió a entregar los premios correspondientes, tanto a la subcampeona Nerea Eizagirre, en representación de su equipo, la Real Sociedad, como a Alexia Putellas, en representación de las vencedoras.

Muy cariñosa se mostró Letizia con Eizaguirre, consciente del mal trago del momento por haber perdido el encuentro con una diferencia tan grande de goles. Con ella se tomó su tiempo para animarla, consolarla y sacarle una sonrisa.

A Putellas también quiso darle su personal enhorabuena al entregarle la copa, una felicitación que acabó con una cómplice palmada en la espalda antes de que la jugadora levantara el trofeo ante la atenta mirada de una sonriente doña Letizia.