El círculo, reducido pero fiel, de la reina Sofía en Mallorca: estas son sus incondicionales
Cada verano, la reina Sofía es la primera en llegar a Marivent y la última en marcharse. Allí reunía siempre a un grupo de familiares que ha ido disminuyendo con los años
Para la reina Sofía, Mallorca es su paraíso particular. En el palacio de Marivent ha sido muy feliz. Se convertía en la jefa de la familia y reunía a los hijos, sobrinos e incluso con el rey emérito también compartía la vida veraniega, aunque él tuviera su propia corte. Sigue siendo su reducto de libertad, con salidas sin protocolo y con una seguridad estricta.
Estos últimos días, antes de que dejaran Baleares, doña Sofía ha podido tener más relación con sus nietas. En las últimas imágenes de la abuela real, con las jóvenes paseando por las calles de Palma, se percibe mucha más complicidad que en las apariciones conjuntas de otros veranos.
Hay un vídeo donde se ve a la nueva guardiamarina (así aparece ya en el BOE su estatus militar) pendiente de doña Sofía que parece no encontrase bien por el calor. La heredera se preocupa por la abuela sin que tenga que recibir indicaciones de nadie.
La princesa de Asturias ha comenzado a volar sola y su paso por la Academia de Zaragoza y, en unos días, su ingreso en la Escuela Naval de Marín, le han dado soltura e independencia. La relación con la Reina emérita ya no parece forzada, sino más entrañable, como sucedía con el resto de los nietos Urdangarin y Marichalar.
Cada verano, la reina Sofía es la primera en llegar a Palma y la última en marcharse. Alarga su estancia hasta final de verano, incluso ya terminado y, si tiene obligaciones institucionales, toma un vuelo y regresa de nuevo a Marivent.
Es un lugar privilegiado con vistas al mar Mediterráneo que le recuerda a la isla griega de Corfú, donde pasaba las vacaciones con sus padres, los reyes Pablo y Federica, y sus hermanos, Constantino e Irene, hasta que llegó el exilio.
Siempre ha mantenido esa imagen nostálgica, como ella misma contaba a Vanitatis en una de las recepciones veraniegas en el patio del palacio. "Me gusta todo. La costa y el interior. Ver el mar desde aquí es una estampa que me relaja mucho. El azul del Mediterráneo es el mismo de la costa griega. Las azaleas, los pinos y, en general, la vegetación y el olor que desprenden me ha recordado siempre a Mon Repos", fueron sus palabras. Ese era el nombre del palacio heleno en el que era tan feliz como en Marivent.
Los años pasaron y doña Sofía fue reduciendo el grupo familiar, cuyos miembros directos se volvieron independientes o desaparecieron, como en el caso de los yernos. Pero siempre se mantuvo fiel la princesa Tatiana Radziwill, hija de la princesa Eugenia, prima del rey Pablo de Grecia. Ella y su marido, el doctor Fruchaud, forman la guardia emocional en los veranos de Mallorca.
Este verano hemos visto cómo la princesa Leonor empujaba su silla de ruedas, mientras su hermana hacía lo mismo con su tía, la princesa Irene de Grecia. En el caso de la princesa Tatiana, su falta de movilidad es temporal. Tuvo un accidente doméstico y la operaron de la cadera.
A este círculo íntimo se unen Alia de Jordania, que visita a menudo Marivent, y también la reina Noor, viuda del rey Hussein de Jordania. Y no hay que olvidar al sacerdote Tomeu Catalá, fundador de Proyecto Hombre. Desde que se creó esta institución, doña Sofía ha dado todo el apoyo acudiendo a las convocatorias que se organizan en Mallorca.
En Baleares, el tiempo se para doña Sofía. Sus paseos no llaman la atención. En Palma están más que acostumbrados a verla por la avenida Jaime III, conocida como la 'calle de las tiendas', donde también se encuentra El Corte Inglés, parada casi obligada para la madre de Felipe VI, que siempre compra algo, aunque sea una baratija.
El recorrido varía muy poco y el grupo acaba en alguna de las terrazas del Borne. A diferencia del Rey emérito, doña Sofía nunca tuvo corte ni aduladores oficiales. Hay que recordar que en los buenos tiempos muchos empresarios compraron villas y se hicieron socios del Club Náutico para coincidir con el que era el Jefe del Estado. Algunos de ellos acabaron procesados.
En el caso de la abuela de la heredera, nunca ha tenido amistades complicadas. Siempre se rodeó de familiares directos, que han sido su verdadero apoyo emocional en tiempos de borrasca. Hasta su muerte, su hermano, el rey Constantino, y su cuñada Ana María, junto con la princesa Irene, formaban ese bloque estable.
En los años 80 y 90 pasaban parte del verano en Marivent con sus hijos. La princesa Alexia era la compañera de regatas de la infanta Cristina y heredaron la relación tan sólida de sus padres, desde su infancia hasta el presente.
Para la reina Sofía, Mallorca es su paraíso particular. En el palacio de Marivent ha sido muy feliz. Se convertía en la jefa de la familia y reunía a los hijos, sobrinos e incluso con el rey emérito también compartía la vida veraniega, aunque él tuviera su propia corte. Sigue siendo su reducto de libertad, con salidas sin protocolo y con una seguridad estricta.
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