El vídeo con el que Kate Middleton anunció el fin de la quimioterapia divide a los británicos: el difícil balance entre lo público y lo privado
Es imposible que llueva a gusto de todos y las decisiones de palacio no siempre generan un aplauso unánime. El último comunicado de la princesa de Gales, en forma de idílica producción, es solo un ejemplo
El hecho de que Kate Middleton, de 42 años, haya terminado con su tratamiento de quimioterapia no son más que grandes noticias. Tanto a nivel personal como institucional para una monarquía que, en plena transición tras siete décadas de reinado de Isabel II, ha tenido que enfrentarse este año al cáncer de la princesa de Gales y al del propio monarca Carlos III, de 75 años, quien, pese a que ha retomado su agenda pública, sigue con su tratamiento. Pero, ¿ha sido acertado comunicarlo a través de un vídeo dirigido por un tiktoker como si se tratara de un idílico anuncio de colonia?
Son apenas tres minutos. Pero suficientes para cambiarlo todo y reabrir el debate sobre si la familia real llega a conseguir ese ansiado control de la narrativa. En su intento por enfrentarse a la llegada de la televisión, Isabel II permitió en 1969 que las cámaras grabaran escenas familiares en el ámbito más privado del palacio para un documental.
La opinión sigue dividida sobre si se trató de un golpe maestro de relaciones públicas o de un estrepitoso error que no hizo otra cosa que abrir la Caja de Pandora. "Una vez que el genio de este tipo de publicidad había salido de la lámpara, volver a meterlo dentro era difícil", aseguró el historiador Ben Pimlott en la biografía que escribió sobre la difunta monarca.
Pues bien, seis décadas después, parece que la monarquía no ha conseguido controlar al genio de la lámpara. No se trata de un video filmado por un comité de Palacio, sino de un casi cortometraje elaborado por Will Warr, de 34 años, un experto en marketing y redes sociales con millones de seguidores en su cuenta de TikTok donde aconseja los mejores restaurantes.
Kate, Guillermo y sus tres hijos, que siempre habían sido escrupulosamente celosos de su privacidad, se muestran como nunca antes lo habían hecho. Pero lo que parece su particular cruzada por controlar la narrativa de las redes sociales —las mismas que se inundaron de todo tipo de dañinas teorías de la conspiración durante el secretismo que rodeó inicialmente la enfermedad de la mujer al heredero al trono— han dividido a la prensa, cuyas críticas quizá también se deban a que sienten que ellos mismo han perdido algo de control.
Los Windsor no son los únicos que encuentran difícil ese balance entre lo público y privado, esa relación con la prensa. El vídeo de 2018 en el que el rey Felipe, la reina Letizia y sus dos hijas aparecían tomando sopa también dio mucho de qué hablar. Pero las superproducciones de los príncipes de Gales parecen haber dado un paso más. Y no convencen a todo el mundo. El genio de la lámpara salió y ya no hay manera de encerrarlo.
Ahora, las tomas de Kate caminando a cámara lenta por un prado iluminado por el sol, su pelo largo moviéndose con la brisa, su figura con su sencillo vestido de algodón (agotado en horas, por cierto). Algunos columnistas, como Melanie McDonagh, del Evening Standard, aseguran que "es como exprimir un limón para obtener la última gota de simpatía".
Por su parte, la columnista de The Guardian, Hilary Osborne, que también ha pasado por tratamiento de quimioterapia, señala que cuando la princesa de Gales anunció en marzo que tenía cáncer se identificó con "su conmoción y sus temores por el futuro", pero ahora este nuevo video le resulta "desconcertante".
"Su mensaje de esperanza es hermoso, pero la imagen difusa de la vida después de un tratamiento de quimioterapia (a pesar de las palabras que la acompañan) minimiza la tensión que sufren los pacientes y sus familias. Las palabras cáncer y quimioterapia abarcan una amplia gama de cosas, pero si nunca has visto ninguna de ellas de cerca, debes saber que no siempre es así", matiza.
La manera en la que se ha abordado la información sobre la enfermedad de Kate ha estado, desde el principio, cargada de polémica. Lo que demuestra que, haga lo que haga, palacio nunca va a satisfacer a todos.
La mujer del heredero al trono intentó parar la gran bola de nieve que iba creciendo peligrosamente con el secretismo inicial ante su desaparición de la agenda pública con una foto por el Día de la Madre editada por ella misma. Los fallos, sin embargo, se convirtieron inmediatamente en un escándalo, por el que tuvo que sentirse incluso obligada a disculparse formalmente. Varios expertos en realeza recalcaron que el problema era que palacio había "perdido el control de la narrativa".
El video de marzo, en el que la propia princesa de Gales revelaba que tenía que someterse a quimioterapia, fue considerado la única forma de recuperarla. Kate hablaba directamente a cámara sentada en un banco. Aquello conmovió a todos. Se interpretó como pura transparencia. Ahora, sin embargo, es pura edición idílica 'instagramer' al más puro estilo Meghan y Harry con sus pies descalzos en su mansión californiana.
Los expertos en realeza señalan que el príncipe Guillermo quizá no estuviera especialmente cómodo dejando que las cámaras mostraran unas imágenes tan familiares. Pero recalcan que Kate ha sido siempre su gran apoyo y él está ahora dispuesto a todo lo que sea necesario para protegerla y darle paz mientras se recupera. El video, al fin y al cabo, es todo por y para ella y la manera en la que quiere controlar la narrativa.
¿Es esta la mejor manera de acercarse a las nuevas generaciones, las mismas que cada vez cuestionan más la idea de tener un cabeza de Estado no elegido democráticamente?, plantea Robert Jobson, experto en realeza que acaba de publicar una biografía sobre Kate. ¿Golpe maestro de relaciones públicas o un estrepitoso error? Ni siquiera la propia Isabel II con su documental de 1969 consiguió contentar a todos.
El hecho de que Kate Middleton, de 42 años, haya terminado con su tratamiento de quimioterapia no son más que grandes noticias. Tanto a nivel personal como institucional para una monarquía que, en plena transición tras siete décadas de reinado de Isabel II, ha tenido que enfrentarse este año al cáncer de la princesa de Gales y al del propio monarca Carlos III, de 75 años, quien, pese a que ha retomado su agenda pública, sigue con su tratamiento. Pero, ¿ha sido acertado comunicarlo a través de un vídeo dirigido por un tiktoker como si se tratara de un idílico anuncio de colonia?
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