La noche en la ópera de Letizia y Felipe: aplausos, sobriedad y el todo Madrid, en el Teatro Real

El Teatro Real vivió este lunes una de esas veladas memorables donde se mezclan la Cultura y las claves de las grandes ocasiones. Los Reyes inauguraban como cada año la nueva temporada de ópera del coliseo, y lo hacían arropados por el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y las autoridades madrileñas. La ópera con la que se estrena la nueva temporada era inédita en las tablas del Real. 'Adriana Lecouvreur', de Francesco Cilea (1866-1950), nunca se había presentado en su escenario.

La ópera, ambientada en el efervescente París de la Ilustración, está inspirada en la vida real de la legendaria actriz Adrienne Lecouvreur, idolatrada y defendida por Voltaire, que destacó por sus brillantes, sinceras y originales interpretaciones en la Comédie Française. Su enorme fama, amoríos, su relación con el mariscal Mauricio de Sajonia -pareja de la celosa Madame de Bouillon-, y su muerte en extrañas circunstancias, con apenas 38 años, inspiraron este montaje que anoche pudieron disfrutar los reyes Felipe y Letizia, además de una larga lista de personalidades.

Don Felipe y Doña Letizia entraron en el coliseo madrileño poco antes de las siete de la tarde, entre el cariño de la gente que se agolpaba en el atardecer de Madrid. Los Reyes fueron recibidos por el ministro de Cultura; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; el alcalde de la ciudad, José Luis Martínez-Almeida; el presidente del Teatro Real, Gregorio Marañón, además del director general del coliseo, Ignacio García-Belenguer. Tras hacer alguna broma y posar para los fotógrafos, los Reyes accedieron al palco presidencial, donde fueron recibidos por el público con una calurosa ovación. Con ellos, el Jefe de la Casa del Rey, Camilo Villarino.

También se ha podido ver entre las butacas a Plácido Domingo o a los expresidentes de la Comunidad de Madrid Alberto Ruiz-Gallardón y Cristina Cifuentes, además de a la ex ministra Elena Salgado.

El gesto se repetiría tras escucharse el himno nacional, cuando los allí presentes quisieron de nuevo brindar a sus majestades un aplauso que duró unos minutos y tras el que comenzó la función. Entre el público se encontraba una buena representación del tejido empresarial y social del país, como el banquero Manolo Falcó, el periodista Pedro J. Ramírez con su mujer, Cruz Sánchez de Lara; Ignacio Astarloa, presidente del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid; Enrique Ossorio, presidente de la Asamblea de Madrid; la socialité Carmen Lomana; el empresario Emiliano Suárez con su esposa, la actriz Carola Baleztena, o el banquero Pedro López-Quesada con su esposa, Cristina de Borbón-Dos Sicilias, que acaban de casar a su hija Victoria.

La reina tiró de fondo de armario para el estreno de temporada del Real. Doña Letizia, que suele tirar la casa por la ventana -en términos coloquiales- en este acto, optó en esta ocasión por la sobriedad al lucir un vestido negro de H&M. Lo combinó con unas sandalias doradas de tacón sensato de Aquazzura, cartera de mano de Magrit y pendientes de aro. Por su parte, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, optó por un diseño de la firma sevillana Panambi en color rojo.

La famosa ópera de Francesco Cilea, estrenada en Milán en 1902, se puede ver en el Real en la ya clásica producción de David McVicar, que desde su estreno en el Covent Garden de Londres, en 2010, ha triunfado en los más importantes teatros de todo el mundo. El director de producción del Real, Justin Way, fue asistente de McVicar durante la creación del montaje en la capital británica, y desde entonces dirige sus reposiciones.

La producción es un emotivo homenaje al mundo del teatro evocado desde dentro, en pleno Siglo de las Luces, con una ingeniosa escenografía de Charles Edwards y un espectacular vestuario dieciochesco diseñado por Brigitte Reiffenstuel, que potencian el drama de la célebre actriz protagonista. En el París de la primera mitad del siglo XVIII, Adrienne Lecouvreur fue una auténtica leyenda. La más prestigiosa de todas las actrices de la Comédie Française, "admirada por su estilo de declamación natural y sin afectación, que realzaba como nadie los versos de Racine y de Corneille, e idolatrada por la intelligentsia de su época, falleció repentinamente en plena juventud, en circunstancias turbias que no hicieron más que engrandecer su leyenda. Tras una fatal enfermedad o, según las fuentes, asesinato, Voltaire, que además de adorarla como artista era su amante, protestó reiteradamente al negarle la Iglesia católica un entierro cristiano y poder descansar en tierra sagrada", escribe Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, en el programa de mano.

Al terminar la representación, el público ha permanecido aplaudiendo cerca de diez minutos, el mejor termómetro de la calidad del montaje con el que el Teatro Real ha abierto su temporada de ópera 2024-2025.

Este año se cumplen cincuenta años de la versión que se escuchó en el Teatro de la Zarzuela —dos únicas funciones en 1974— protagonizada por Montserrat Caballé, José Carreras y Orazio Mori, bajo la dirección musical de Gianfranco Masini. Por esta razón el Teatro Real ha querido dedicarle a José Carreras el estreno en su escenario de una de las óperas que cantó el tenor en todo el mundo y que más contribuyó a forjar su leyenda.

La función del 28 de septiembre, interpretada por el segundo reparto, será retransmitida en directo en plazas, teatros, auditorios, museos y centros culturales de toda España en el marco de la Semana de la Ópera del Teatro Real.