El vestido de invitada de Irene Urdangarin en la boda de Teodora de Grecia: motivos vegetales en terciopelo y chal azul marino de seda

Este sábado se celebra por fin la boda de Teodora de Grecia y Matthew Kumar después de haber sido pospuesta hasta en tres ocasiones. El enlace se ha oficiado en la imponente Catedral Metropolitana de Atenas, que se ha vestido para la ocasión. Pero no solo se ha puesto de gala la escalera de entrada al edificio, los flashes de las cámaras han captado los elegantes atuendos de los invitados. Entre ellos, destacó el estiloso y sofisticado look de Irene Urdangarin, quien sorprendió con un vestido de alta costura que ya llevó su madre en otro evento.

La hija de la infanta Cristina ha optado por un conjunto en tonos oscuros donde el azul acentuaba su juventud y elegancia. El vestido, de corte largo y recto en terciopelo, se hace más interesante a medida que se descubre su estampado: motivos vegetales, en concreto parecen hojas, en gris y negro. Una elección atrevida para un evento de estas características, pero que acompañado por un chal de gasa en un delicado tono azul, que cubría sus hombros y caía con suavidad por su espalda, ha combinado a la perfección con una abertura lateral en seda del mismo color.

Esta prenda ha añadido un aire de sofisticación y ligereza, además de un toque clásico, que contrastaba sutilmente con los detalles modernos de su atuendo. El chal, confeccionado en un tejido translúcido, daba movimiento y volumen al look, jugando con la luz y el viento mientras Irene subía las escaleras de la catedral junto a su abuela, su tía, su madre y sus hermanos.

El conjunto elegido por Irene resultaba especialmente favorecedor para la ocasión gracias a que ha combinado la elegancia y la formalidad, un estilo adecuado para un evento de la realeza, sin perder frescura. El azul marino, un color asociado históricamente con la realeza, se mostró como una elección perfecta para este importante acontecimiento familiar, además de destacar en contraste con los colores más brillantes y estampados de otras asistentes.

En cuanto a los accesorios, Irene ha mantenido la sobriedad con un bolso de mano en tonos neutros, probablemente en un blanco o plata discreto, con el que ha conseguido elevar el look sin restar protagonismo al vestido. El maquillaje se ha centrado en resaltar sus ojos azules y lo ha acompañado con una coleta que ha dejado el rostro despejado y ha permitido que el chal azul luciera en todo su esplendor.

Acompañada de sus hermanos Miguel y Juan, la nieta de doña Sofía ha sido una de las protagonistas indiscutibles en la llegada a la catedral. Los tres jóvenes caminaron junto a su madre, la infanta Cristina, y su abuela, a quienes ayudaron a subir los escalones hacia la iglesia, mientras el público los vitoreaba a su paso. La combinación de su vestido y el chal flotante resultó ser uno de los looks más comentados de la tarde, marcando una de sus primeras grandes apariciones públicas en eventos de esta magnitud desde que comenzó su vida universitaria en Reino Unido.