Hablamos con una de las personas a quien se ofreció el material de Bárbara Rey
Este empresario recibió la visita de un supuesto abogado de la vedette en 1995 y en 2001. En ambas ocasiones le pidió 3.000 millones de pesetas y él se negó a pagar
Estaba acostumbrado a recibir visitas extrañas y aquel no fue un día distinto. Se encontraba en uno de sus despachos cuando le dijeron que había una persona que decía representar legalmente a Bárbara Rey y que necesitaba hablar con él urgentemente. Era 1995. Vanitatis ofrece aquí el testimonio de una de las ‘pocas’ personas a quienes se ofreció el material que custodiaba la vedette: cintas de vídeo, audios y fotografías en las que aparecía ella con el rey Juan Carlos I.
La visita se repitió en 2001, esta vez en un hotel en Madrid en el que se hospedaba el citado personaje, una de los nombres más poderosas del mundo económico español de aquellos años. Eso sí, admite que nunca vio a Bárbara Rey.
“La primera vez que vino ese hombre tenía un aspecto aceptable, iba vestido correcto, no elegante pero sí aceptable; la segunda vez, años más tarde, parecía otra persona, olía, iba sin afeitar, con la ropa raída, me dio muy mala espina y traté con él con una persona de seguridad sentada a mi lado. Ni la primera ni la segunda vez acepté el material”.
Porque, además, en ningún momento pensó en extorsionar al Rey con todo lo que le ofrecían, y eso que era de gran calado, como hemos podido comprobar estos días. “Las fotografías no eran lo más grave, lo más grave son los audios: se hablaba de cuestiones de Estado. Y además hablaba de su familia -hijos y mujer- de tal manera, que ahora mismo si se escucharan harían tambalearse a la Corona”, opina esta fuente, que pide no desvelar su identidad.
Su opinión de la familia
Reconoce que es “escandaloso” que el entonces Rey hablara con su amante de cuestiones de Estado, pero que al fin y al cabo son cosas que todos podemos imaginar. “Lo que desvela qué tipo de persona es escucharle hablar de su familia y oír sus opiniones y los relatos sobre sus hijos y su mujer”. Pero esa es una historia que jamás será contada: es de un calado tan íntimo que lo convierte en impublicable, así que vayamos al relato de los hechos.
“Lo recibí en mi despacho y me explicó que Bárbara Rey había tenido una larga relación con el rey Juan Carlos, que ella se había preparado para una ruptura y que, para no quedarse económicamente mal, se había hecho fotografiar por su hijo (así lo dijo) durante las visitas del Rey, en un chalet donde hacían el amor muy a menudo y durante años”.
"Incontinente"
Esta persona asegura que el supuesto abogado le contó que “había hecho preparar grabadoras en la terraza y en toda la casa -en el dormitorio donde se acostaban y en el teléfono, desde luego- para hacer audios de los encuentros y las confesiones que le hacía el jefe del Estado sobre política española y los políticos de entonces”. Además, en opinión del supuesto emisario de Bárbara, “Juan Carlos era muy incontinente en sus ‘haceres’ y en los teóricos secretos”.
“Me pedía 3.000 millones de pesetas. Y no acepté, ni lo conté, ni lo usé nunca”. Todo quedó en un recuerdo extraño, hasta que la visita se repitió años más tarde. “En 2001, el ‘abogado’ apareció de nuevo. Me dijo que Prado se había comprometido junto con los servicios secretos a unos pagos a Bárbara Rey que se habían detenido de repente. Y que ella necesitaba el dinero porque se había gastado todo lo recibido”.
La relación de la persona que habla con Vanitatis y el rey Juan Carlos fue pública y muy buena durante unos años, pero se torció en un momento dado y se convirtieron en enemigos.
Por este motivo, el supuesto emisario de Bárbara insistió en ofrecerle el material. “Me contó que Bárbara Rey tenía problemas con el juego y que era una compulsiva compradora. Por ejemplo, me dijo que en 2000 se había gastado en el Casino de Marbella 50 millones que había recibido. Le cerraban una sala para ella porque le gustaba jugar sola. Además, a su hijo le había llegado a comprar cinco motos de agua. El nivel de vida de los hijos de Bárbara, en especial el de Ángel, suponía unos gastos imposibles. Y, en resumen, se había quedado sin dinero al llegar a los 400 millones recibidos”.
Tenía que recibir 600 millones en total, asegura esta persona, pero la relación entre la artista y el monarca se terminó y el dinero restante nunca llegó. Eso es al menos lo que le contaron a él.
Las fotos en la piscina
Muy bien relacionado con el círculo más íntimo de don Juan Carlos, habló del asunto con miembros destacados de la Casa Real y fue entonces cuando supo cómo Bárbara Rey había estado recibiendo fondos, porque así se lo dijeron sus contactos. “Instalaron una caja de seguridad en su casa y únicamente tenían llave Prado [Manuel Prado Colón de Carvajal] y ella. Para cada pago, Prado se presentaba con el dinero y comprobaba la existencia inamovible de fotos, vídeos y cintas. De los originales. Hasta llegar a cuatro entregas”.
“Después entraron en su casa y se llevaron la caja de seguridad con los originales de las fotos y demás material. Lo tiraron todo a una piscina de otra casa”. Esta persona añade que “nunca se plantearon que se hubieran hecho copias y que una vez el Rey decide cortar con Bárbara, los fondos dejan de llegar y es cuando ella empieza a mover el material”.
Los primeros pagos a Bárbara se hicieron con dinero procedente de amigos empresarios de Juan Carlos, según esta fuente, quien añade que parte del dinero era suyo. Los siguientes fueron, según informa, de los "miles de millones de pesetas que el entonces Rey había cobrado en comisiones por el petróleo procedente de Arabia Saudí".
Estaba acostumbrado a recibir visitas extrañas y aquel no fue un día distinto. Se encontraba en uno de sus despachos cuando le dijeron que había una persona que decía representar legalmente a Bárbara Rey y que necesitaba hablar con él urgentemente. Era 1995. Vanitatis ofrece aquí el testimonio de una de las ‘pocas’ personas a quienes se ofreció el material que custodiaba la vedette: cintas de vídeo, audios y fotografías en las que aparecía ella con el rey Juan Carlos I.
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