El piso que Pablo Urdangarin quiso alquilar en Pedralbes hace menos de un año
El segundo hijo de la infanta Cristina había escogido un piso de unos 80 metros cuadrados en la comunidad en la que vive desde hace meses. No llegó a tiempo para alquilarlo
Corría enero de este mismo año, la infanta Cristina estaba en la India con su hija, Irene Urdangarin, y su segundo hijo, Pablo, había decidido que quería cambiar de piso. Hacía unos meses que se había instalado en casa de unos amigos de su madre, un piso en Pedralbes de 150 metros cuadrados que todavía hoy comparte de vez en cuando con este matrimonio.
Urdangarin júnior se siente muy a gusto en la comunidad en la que aún vive, una urbanización en el barrio en el que creció, junto al Liceo Francés. La pequeña urbanización tiene grandes jardines, dos piscinas, cancha de fútbol y de baloncesto, zona recreativa y hasta un supermercado propio. Todo cerca de paradas de bus y metro, lo que le permite desplazarse con tranquilidad. Además, su coche estaba aparcado en una plaza de garaje de la misma comunidad.
Por todos estos motivos, Pablo Urdangarin decidió buscar su propio espacio en el mismo edificio, aunque en una portería adyacente, donde los pisos son más pequeños. Y encontró uno que le encajaba a la perfección, uno de unos 75-80 metros cuadrados que costaba, de alquiler, entre 1.500 y 2.000 euros.
La Infanta no llegó a tiempo
El joven se puso de acuerdo con los propietarios y sólo faltaba un punto: el visto bueno de su madre. Pero la infanta Cristina, hemos dicho, estaba de viaje. Primero en La India y después en Camboya, donde acompañó a su benjamina que iba a quedarse un tiempo en Asia en un proyecto de cooperación. La hermana de Felipe VI no llegó a tiempo y el joven perdió la opción, porque se alquiló el apartamento a otra gente.
El momento fue clave, no obstante, porque madre e hijo se dieron cuenta de que Pablo necesitaba su propio espacio. Así que continuaron con la búsqueda. Hasta que, por casualidad -o no, esa historia la saben ellos- supieron que había un piso en venta en el mismo edificio en el que habían vivido años atrás, cuando la Infanta se casó con Iñaki Urdangarin y pasaron de la avenida Diagonal a un piso más grande, en avenida Pedralbes.
Fue algo mágico, señalan a Vaniaitis fuentes solventes, y doña Cristina no lo dudó: tenía el lugar perfecto para que su hijo pudiera disfrutar de mayor independencia, puesto que vivir con unos amigos, aunque sean como de la familia, no es lo mismo que vivir solo para alguien que ya tiene casi 24 años (los cumple el próximo 6 de diciembre).
Su refugio
Y además, cada vez que viaje a Barcelona, la Infanta tendrá su casa, algo que anhelaba después de tantos años de hotel. Ahora que viaja a la capital catalana mucho más de lo que lo hacía cuando toda la familia estaba en Suiza, tener su propio refugio es un alivio.
Así que la situación precipitó la idea de la Infanta de encontrar un piso en venta, y cuando lo encontró no lo dudó: negoció parte de la hipoteca con un banco, tiró de ahorros y se hizo con la soñada propiedad.
Faltan algunos retoques y nadie quiere dar una fecha para no poner el foco, de nuevo, en la hermana del Rey. Lo cierto es que Pablo, si nada cambia, se mudará a la nueva casa en cuanto pueda. De hecho, ya no tiene la plaza de garaje en la comunidad en la que vive y aparca su coche en la calle. Toda una declaración de intenciones: el cambio es inevitable.
Un piso conocido
Además, el joven vivió en esa misma comunidad hace un tiempo, cuando se mudó a Barcelona para jugar con el Barça B. Pablo colgaba sus camisetas del Barça recién lavadas en el balcón del piso, lo que servía a los fotógrafos para saber si estaba o no en casa.
Jugaba en el club de su padre sin ficha, algo escondido para no ser descubierto por la prensa y pasar a ser carne mediática, algo que logró solo un tiempo. Vivía en el piso que ha comprado la Infanta, que era de unos amigos de toda la vida -estaba a nombre de una de sus empresas- y que pusieron a venta en el momento perfecto.
Corría enero de este mismo año, la infanta Cristina estaba en la India con su hija, Irene Urdangarin, y su segundo hijo, Pablo, había decidido que quería cambiar de piso. Hacía unos meses que se había instalado en casa de unos amigos de su madre, un piso en Pedralbes de 150 metros cuadrados que todavía hoy comparte de vez en cuando con este matrimonio.
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