Así fue cómo la infanta Pilar, tía del rey Felipe VI, consiguió que Pertegaz diseñara el vestido de novia de la reina Letizia

Cuando se anunció el compromiso de don Felipe con la periodista Letizia Ortiz automáticamente se abrieron las quinielas de quién sería el elegido para diseñar uno de los grandes vestidos de novia que pasaría a la historia. Aunque se bajaron bastantes nombres, fue la reina Sofía la que recomendó a su futura nuera que confiara en el buen hacer de Manuel Pertegaz, un tema que se discutió en familia, ya que la edad del diseñador podía ser un problema. Por eso, la infanta Pilar no lo dudó ni un momento y tomó cartas en el asunto.

Durante la celebración de uno de sus rastrillos benéficos, cuya recaudación va destinada a la fundación Nuevo Futuro, la hermana de don Juan Carlos coincidió con la sobrina de Pertegaz, Dione Caus, y quiso sacar el tema. Así lo ha contado ella misma en el programa 'Tenía que ser de aquí', de Aragón TV, en el que han dedicado un programa al mítico modista.

Dione cuenta ese encuentro con la infanta Pilar en el Rastrillo Nuevo Futuro. "Ella vino y me dijo: "Oye Dione, ¿Cómo está tu tío? Y yo le dije que mi tío estaba estupendamente. Le pregunté que por qué, y ella me dijo: "Me refiero a que como está, porque es mayor". Yo le contesté que aunque era mayor estaba estupendo. Y Pilar me preguntó: "¿Y su cabeza?" Le dije que su cabeza mejor que la mía y le digo yo: "Doña Pilar, no disimule. ¿Me está diciendo si mi tío sería capaz de hacer el traje para la futura princesa?".

Según Dione, la infanta Pilar puso los ojos como platos y le dijo que sí. Y la sobrina del diseñador le contestó: "Pues puede contar con él porque está en perfectas condiciones físicas y psíquicas. Así que... yo me callo y usted también".

Aunque esto ocurrió a mediados de noviembre de 2003, cuando se montaba el citado mercadillo, no fue hasta unos meses después cuando 'La Vanguardia' publicó en primicia unas fotografías de la ahora Reina abandonado el taller Manuel Pertegaz para diseñar el vestido nupcial. Una elección "personal", tal como se aclaró desde Zarzuela, aunque tomada con el consejo de su suegra, la reina Sofía, de quien quería seguir "su ejemplo impagable", como declaró la propia Letizia meses antes en el anuncio de su compromiso.

Aquel lluvioso 22 de mayo de 2004, la ahora Reina paseó por la catedral de la Almudena y por el Palacio Real un diseño en color blanco roto, inspirado en la línea princesa, con corte continuado desde los hombros al suelo, escote en pico con cuello chimenea con bordados en hilo de plata y oro patinado que mezclaba la flor de lis versionada en vegetal y en heráldica -el emblema de los Borbón- y la espiga -que simboliza esperanza y abundancia-, así como madroños -el árbol que se identifica con la ciudad de Madrid-, tréboles -que representan, aparte de suerte, respeto y amor-. Unos bordados que se repetían también en el bajo de la falda, que terminaba con una cola, igualmente decorada, de 4,5 metros con un perímetro de 16 metros.

"No quería que el traje fuera un modelo loco, sino intemporal, con vida, porque quería y tenía que quedar como un documento para la Historia", aseguró Pertegaz, quien siempre tuvo buenas palabras para doña Letizia: "Vino cuantas veces fueron necesarias. Nunca puso ningún impedimento, claro está que tratamos de adaptarnos a su agenda".