La realeza europea protagoniza las imágenes del fin de semana: entre París, Mónaco, Noruega, Dinamarca y Reino Unido

La Navidad es un momento mágico y más si se suma una serie de eventos de lo más pintorescos y atractivos. Así ha pasado la realeza europea su fin de semana, de un lado para otro intentando llegar a todo. Desde París, donde se ha celebrado la reapertura de Notre Dame, a Mónaco o Reino Unido, donde han primado las postales y mercadillos navideños, hasta Noruega, con reaparición de Haakon y Mette-Marit, y Dinamarca, donde la reina Mary ha deslumbrado con su estilo.

En París

Sin lugar a dudas, ha sido el evento de este fin de semana. La ceremonia de reapertura de la catedral más famosa y lujosa, que se llevó a cabo el sábado 7 de diciembre, cinco años después del incendio que estuvo a punto de acabar con ella, reunió a la flor y nata de las élites de Occidente entre los que no faltaron Matilde de Bélgica o el príncipe Guillermo.

El tiempo no acompañó, por lo que las prendas de abrigo fueron las más utilizadas por los asistentes a la ceremonia. Matilde de Bélgica optó por un traje de color morado oscuro con guantes y pelo recogido, mientras que la gran duquesa de Luxemburgo, Maria Teresa, llevó un traje de dos piezas de color negro, siendo la parte de arriba un abrigo de pelo del mismo color. También se decantó por un peinado recogido, pero sin joyas llamativas a simple vista.

El príncipe Guillermo, que se mostró muy divertido junto al resto de la realeza, fue protagonista en varios momentos. Uno de ellos fue en su encuentro privado con Donald Trump después de la ceremonia en la residencia del embajador británico en París. Se ha tratado del primer encuentro que el líder de Estados Unidos realiza con el hijo de Carlos III desde su victoria contra Kamala Harris tras las elecciones presidenciales.

El resultado del evento fue una ceremonia solemne que resaltó las labores de los operarios que han trabajado en la reconstrucción de Notre Dame, al igual que todos los donativos recibidos para ayudar a devolverla a su estado natural tras el incendio de 2019.

En Reino Unido

Eran de los pocos que faltaban por presentar la tradicional postal de estas señaladas fechas. El domingo 8 de diciembre, el rey Carlos III y la reina Camila compartieron su tarjeta navideña a través de sus redes sociales. En ella, posan juntos en una fotografía tomada el pasado mes de abril en los jardines de Buckingham Palace, durante una sesión a cargo de la fotógrafa Millie Pilkington, imagen que además usan como principal en su perfil oficial.

"La Navidad está llegando", escribieron en su cuenta de Instagram junto a la imagen. En apenas dos horas, la publicación acumuló más de 25 mil likes y 200 comentarios. La reina Camila lució un vestido azul klein, uno de sus colores favoritos, que ha desempolvado de su armario en numerosas ocasiones. Este diseño, obra de Fiona Clare, una de sus diseñadoras de cabecera, destaca por su estilo elegante y atemporal. Por su parte, el rey Carlos III optó por un traje gris claro con un corte clásico muy favorecedor, que refleja su estilo sobrio y elegante.

La familia real británica se prepara así para celebrar la Navidad en un año especialmente complicado. Por un lado, se anunció el diagnóstico de cáncer del propio Carlos III, y por otro, Kate Middleton compartió a principios de año que padecía la misma enfermedad, aunque finalizó su tratamiento a finales del verano.

En Mónaco

La magia de la Navidad ha llegado al Principado de Mónaco y la familia real no ha querido perderse ninguno de los actos relacionados con estas fechas. El viernes, la princesa Charlène y sus hijos, los gemelos Jacques y Gabriella, acudieron a la inauguración del tradicional mercadillo navideño en el puerto, un evento lleno de encanto. Los tres se unieron a las autoridades locales para dar inicio a esta esperada celebración, que permanecerá abierta hasta el 5 de enero y que este año está dedicada al pan de jengibre y las golosinas.

El evento, que tiene lugar en el Quai Albert 1er, ofrece un ambiente festivo con casitas de pan de jengibre de tamaño real, puestos decorados y atracciones mágicas. La inauguración estuvo acompañada por la actuación de bailarines de la Palladienne, que aportaron un toque de folclore local. En esta ocasión, los pequeños de la casa, que cumplirán 11 años el próximo 10 de diciembre, se divirtieron montando en un tiovivo y disfrutando de una pequeña montaña rusa inspirada en el trineo de Papá Noel, llenando de sonrisas y alegría el ambiente navideño.

Tras esto, Charlène de Mónaco deslumbró en la 19ª edición del tradicional Baile de Navidad celebrado el pasado sábado 7 de diciembre en la Salle Empire del prestigioso Hotel de París, en Monte Carlo. Como madrina de este evento solidario, la princesa brilló con una elección de vestuario que conjugó elegancia, modernidad y simbolismo con uno de los colores típicos de estas fiestas, pero sin caer en la obviedad del rojo.

La mujer de Alberto II optó por un vestido largo en un profundo verde esmeralda, un color que evocó tanto la esperanza como el lujo asociado a esta época del año. El diseño, de corte fluido, destacó por su estructura minimalista y sofisticada. Un ligero drapeado en la parte frontal del vestido aportó textura al conjunto, mientras que la silueta de corte recto favoreció su figura esbelta. La elección del verde también subrayó su conexión con el espíritu navideño y los valores naturales que la princesa a menudo busca reflejar en sus apariciones públicas.

Uno de los puntos clave del look fue la elección de los accesorios. Charlène lució una llamativa gargantilla de oro y diamantes que aportó un brillo discreto pero impactante a su atuendo. Esta pieza de joyería, de diseño contemporáneo, realzó el escote cerrado del vestido, equilibrando el conjunto con un aire de sofisticación y modernidad. Su maquillaje también fue un reflejo de la ocasión festiva, con un delicado toque dorado en los párpados y un labial brillante que complementaron a la perfección el tono de su vestido.

En Noruega

Mientras Charlène disfrutaba de una velada en Mónaco, a más de 2.000 kilómetros se disputaba la final de la Copa de Noruega de fútbol. El estadio Ullevaal de Oslo contó con la presencia de los príncipes Haakon y Mette-Marit. El evento, que enfrentó al Molde FK y al Bodø/Glimt, ofreció a la pareja una oportunidad para aparecer públicamente en medio de la controversia que rodea a Marius Borg, el hijo mayor de la princesa, involucrado en varios procesos judiciales.

A pesar del ambiente mediático complicado, la pareja real fue vista disfrutando del partido. Se les vio sueltos, intentando escapar de todo el escándalo mediático y judicial al que se enfrentan por las detenciones del primogénito de Mette-Marit, fruto de una relación anterior con Morten Borg, al que la prensa internacional ha sacado de su anónima vida para apuntar que puede ser el antecedente a los patrones de Marius.

Mette-Marit, que normalmente mantiene una actitud reservada en actos públicos, se mostró especialmente animada, celebrando efusivamente y saludando a los jugadores desde las gradas. Todo ello, bajo la atenta mirada del su marido, que compartió su entusiasmo, demostrando un frente unido y desenfadado ante la presión de los últimos meses. Según confirmaron medios locales, su asistencia al partido estaba prevista en el calendario oficial de la Casa Real, y fue recibida con expectación al ser su primera aparición conjunta desde principios de noviembre, cuando fueron anfitriones en una cena en palacio.

En Dinamarca

Mary de Dinamarca, que nunca decepciona cuando se trata de estilo, triunfó en el segundo día de la visita de Estado del presidente egipcio a su país. La reina volvió a ser el centro de atención al lucir un espectacular total look púrpura de la firma británica Temperley London.

El evento, que tuvo lugar en Klampenborg, reunió a figuras destacadas como el rey de Dinamarca, la princesa Benedicta, el primer ministro y varios miembros del gabinete. Con su habitual elegancia y una gran sonrisa, la reina danesa llegó acompañada de su marido, Federico X, y juntos se convirtieron en la imagen de la noche.

Para la ocasión, Mary de Dinamarca apostó por el terciopelo, un tejido que está en auge con la llegada de las celebraciones navideñas. La chaqueta púrpura que eligió forma parte de la línea 'Clove' de Temperley London y tiene un precio superior a los 800 euros. Este diseño, confeccionado en terciopelo italiano de lujo, combina la estructura de la sastrería masculina con una silueta femenina moderna, logrando un corte que favorece y, al mismo tiempo, resulta cómodo. La reina completó el look con un clutch satinado de Prada en un tono ciruela, que combinaba perfectamente con su traje. En cuanto al calzado, optó por unos elegantes zapatos de Gianvito Rossi en ante negro, decorados con tachuelas sutiles que aportaron un toque moderno y atrevido al conjunto.

Los royals no han parado quietos en las últimas 72 horas. Se esperan todavía semanas más ajetreadas, con compromisos y estilismos de altura.