La infanta Cristina y la reina Sofía reflejan el perfil bajo de la boda de Nicolás de Grecia en sus looks

Estaba llamado a ser un enlace íntimo y mucho más privado que los primeros que protagonizaron en su momento los novios, pero la expectación ha sido tanta que no ha sido fácil conseguirlo, solo a través de algunos detalles como los estilismos. Un ejemplo han sido la reina Sofía y la infanta Cristina, que han reflejado el perfil bajo de la boda de su sobrino y primo, Nicolás de Grecia, en sus looks, ambos reutilizados y estrenados previamente en otros dos grandes acontecimientos.

Madre e hija llegaban a la iglesia de San Nicolás Ragavas hacia las seis, hora griega, poco después del novio, que lo hacía del brazo de la reina Ana María, y muy poco antes de la novia, cuyo look venía con sorpresa. A la reina Sofía y la infanta Cristina las acompañaba Irene de Grecia, en su habitual silla de ruedas, que empujaba un asistente.

Se desvelaban entonces los estilismos de una y de otra que, como decíamos, daban ya la idea de que la naturaleza del enlace, nada que ver con el que celebró el propio Nicolás en agosto de 2010 en la isla de Spetses, con representación de buena parte del Gotha. Esta vez, apenas 100 asistentes, entre familiares y amigos cercanos, aunque también había representación real por los lazos familiares del novio.

Por eso, tanto la infanta Cristina como su madre han elegido prendas de su fondo de armario, las dos, curiosamente, que habían estrenado en dos fechas muy señaladas. La hermana del rey Felipe lo hizo en mayo de 2006, en Toledo, en la boda del hijo de José María Treviño y Zunzunegui, íntimo amigo del monarca y sus hermanas. Supuso la gran reaparición en sociedad de la infanta Cristina tras su separación de Iñaki Urdangarin.

Se trata de una falda plisada con blusa fluida de color marrón topo a las que esta vez, por las temperaturas que acompañaban a los novios e invitados este viernes en Atenas, ha tenido que añadir un chal en los mismos tonos. También la diferencia de estación ha hecho que, a diferencia del día que lo estrenó, calzase zapato de tacón cerrado, en lugar de las sandalias de cuña con las que aportó un extra de comodidad para aquella boda en Toledo.

No podemos negar que la hemos visto muy favorecida, con el pelo ondulado y pendientes largos dorados, que aportaban luz al look. Pero sin duda, el mejor complemento era la sonrisa, sincera y muy natural, quizá viendo las muestras de cariño que su madre, la reina Sofía, sigue recibiendo en cada una de sus visitas a la tierra donde nació.

Porque como ya pasó en otros acontecimientos familiares, como fueron las bodas de sus sobrinos, Philippos y Teodora, o incluso el funeral de su hermano, la reina Sofía no ha parado de recibir aplausos y halagos de sus paisanos, a los que ha respondido con saludos y una enorme sonrisa.

La Reina emérita se ha saltado ligeramente el habitual protocolo de las bodas, en las que se reserva el blanco para las novias, eligiendo este color para su chaqueta, una prenda muy especial que estrenaba en una ocasión igual de señalada que la boda de su sobrino. Porque es la misma que lució en la última edición de los Premios Princesa de Asturias, asistiendo como siempre como invitada de honor al palco del Teatro Campoamor acompañando a la familia real.

Y junto a la reina Sofía y la infanta Cristina, la princesa Irene, que daba todo el protagonismo al verde, con un pantalón de terciopelo y una chaqueta de flores. Como su hermana y su sobrina, también tenía que echar mano de un chal por las temperaturas bajas que acompañaban este viernes a los novios en esta boda real y novedosa, al ser la primera de una persona divorciada de la familia real.