La descafeinada boda real de Nicolás de Grecia y Chrysi Vardinogiannis: sin beso y con sonadas ausencias familiares
Uno de los hermanos del novio causó baja, así como varios de sus sobrinos. No solo eso, no hubo el típico beso de boda tras darse el 'sí, quiero'
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En toda boda, también las protagonizadas por los miembros de la realeza, hay un momento para el beso. Mientras la mayoría apuesta por un pico en los labios, otros, como don Felipe y doña Letizia, son más cautos, dejándonos solo con un beso en la mejilla. Lo que nunca había sucedido es que en un enlace real nos quedáramos sin beso. Hasta ahora. Y es que Nicolás de Grecia y Chrysi Vardinogiannis no sellaron su unión con este simbólico gesto, al menos en público.
Quizás fue porque se trataban de las segundas nupcias para ambos, o quizás solo porque se despistaron ante las felicitaciones de los ciudadanos que se habían acercado hasta allí. Pero lo cierto es que la salida de los novios de la iglesia de San Nicolás Rangavas fue un tanto descafeinada, un adjetivo que podríamos utilizar para describir en general toda la boda por varios motivos, entre ellos el lugar elegido y la ausencia de importantes invitados.
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Como mencionábamos, el escenario para la boda de Nicolás y Chrysi fue la histórica iglesia bizantina de San Nicolás Rangavas, en el pintoresco barrio ateniense de Plaka. Un templo que, a pesar de su riqueza artística, nada tiene que ver con la catedral metropolitana de Atenas, en la que los hermanos menores del príncipe, Philippos y Teodora, celebraron sus respectivas nupcias hace pocos años. También fue donde doña Sofía y don Juan Carlos se casaron, así como los padres del novio, Constantino y Ana María.
Fue precisamente Nicolás el que abrió la veda del regreso de las bodas de la familia real griega en el país. Tras años de exilio, en agosto 2010 el gobierno permitía que el príncipe desposara a Tatiana Blatnik en la isla de Spteses. Un enlace por todo lo alto que reunió a miembros de todas las casas reales europeas. Nada que ver con esta segunda boda, que, por deseo de los novios, fue mucho más íntima y discreta.
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— ChristinZ (@ChristinsQueens) February 7, 2025
Ms. Chrysi Vardinogianni is wearing 🇬🇷 @costarellos. pic.twitter.com/bfmZ1d2CCf
Fueron cincuenta los invitados que acompañaron a Nicolás de Grecia y Chrysi Vardinogiannis entre ellos la reina Sofía, tía paterna del novio, acompañada por la infanta Cristina y la princesa Irene, en silla de ruedas. Tampoco faltaron Benedicta de Dinamarca, tía también de Nicolás por parte materna, que asistió junto a su hija Alexandra, su hijo, Gustaf, y la mujer de este, Carina Axelsson.
Ni rastro de don Felipe, primo del novio y gran amigo, ni tampoco de otros miembros de la realeza con las que Nicolás mantiene estrechísima relación. Aunque fue la familia real griega la que protagonizó las ausencias sonadas, como la del Philippos, hermano del novio. El príncipe y su esposa, Nina Flohr, causaron baja en esta boda, al igual que algunos sobrinos de Nicolás.
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El príncipe Pablo y su mujer, Marie-Chantal acudieron únicamente junto a dos de sus hijos, Constantino y Aristides. Sin noticias de Olympia, Alexios y Odysseas. Por su parte, la princesa Alexia estuvo acompañada por su marido y sus hijas Ana María y Amelia; pero faltaron Arrieta, la mayor, y Carlos, el chico. La princesa Teodora de Grecia y su marido, Matthew Kumar, quienes en septiembre protagonizaron su propia boda real, sí que estuvieron.
Una ceremonia íntima
Faltaban unos minutos para las 18:00 horas cuando Chrysi llegaba al templo, decorado por Faye Vallidis, acompañada por su padre, el armador griego Giorgos Vardinogiannis. El padrino llamó la atención tanto por su delicado de salud como por las zapatillas que lucía, que le permitían caminar con más comodidad. Junto a la novia estaba también su hijo, George, fruto de su matrimonio anterior con Stefanos Xypolitas, con el que también tuvo a Karen, quien formaba parte del cortejo nupcial como dama de honor.
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La novia eligió para la ocasión un vestido de la firma griega Costarellos repleto de pedrería. Se trata de un diseño de manga corta y escote redondo, que presenta una abertura en la zona del escote en forma de zigzag y continúa de forma recta hasta los pies, además de botonadura en la espalda. Nos encontramos ante un modelo ceñido con el que la novia mostró su vientre plano, desmontando así los rumores de embarazo que la perseguían.
Chrysi recogió su melena en un moño despeinado que decoró con la tiara Antique Corsage, la misma que llevó la ex de su marido, Tatiana Blatnik, en su boda con Nicolás. Es la pieza que han lucido todas las mujeres que han entrado a la familia por matrimonio -Marie Chantal Miller, Nina Flohr y la mencionada Tatiana- y Chrysi no ha querido ser menos.
Se trata de una joya que empezó siendo un broche de la reina Victoria de Suecia (nacida De Baden) y que acabó en manos de Ingrid de Dinamarca, quien la convirtió en tiara y se la regaló a su hija pequeña, Ana María, con motivo de su 18 cumpleaños. Ella la introdujo en el joyero de los Grecia al casarse con Constantino. Es considerada una tiara de iniciación, ya que al ser pequeña fue la que lucieron las hijas de Ana María, Alexia y Teodora en sus primeros actos reales. Y también sus nueras en sus bodas.
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Pablo, Alexia y Teodora actuaron como testigos en la boda de su hermano, así como Vasilis Kefalogiannis, amigo de Nicolás; Nasos Thanopoulos y Nasia Thanopoulos, amigos de la pareja; Jorge V. Vardinoyannis, primo de Chryssi; y Maria Gryllaki, prima de Chryssi. Tras la ceremonia, la fiesta se celebró en un antiguo almacén en El Pireo.
Se desconoce si, con esta boda real, hay una nueva princesa en Grecia. Tras el divorcio de Nicolás y Tatiana, la casa real griega aseguró que ella mantendría su título. Ahora, con esta segunda boda del príncipe lo lógico sería que Tatiana Blatnik perdiera el tratamiento y fuera Chrisy quien se convirtiera en princesa.
En toda boda, también las protagonizadas por los miembros de la realeza, hay un momento para el beso. Mientras la mayoría apuesta por un pico en los labios, otros, como don Felipe y doña Letizia, son más cautos, dejándonos solo con un beso en la mejilla. Lo que nunca había sucedido es que en un enlace real nos quedáramos sin beso. Hasta ahora. Y es que Nicolás de Grecia y Chrysi Vardinogiannis no sellaron su unión con este simbólico gesto, al menos en público.