Charlène de Mónaco, pura elegancia con un vestido de gala negro de Elie Saab y diamantes en una cena de su fundación
Acompañada por el príncipe Alberto de Mónaco, Charlène asistió a la cena de gala organizada por su fundación luciendo un vestido largo negro de Elie Saab
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F51d%2F2a9%2Feae%2F51d2a9eae9baa70da1dbb58469f13a1d.jpg)
Mientras Máxima de Holanda es la reina de las estridencias y los estampados imposibles, su amiga Charlène de Mónaco es todo lo contrario. La princesa apuesta siempre, o casi siempre, por looks monocolor, sobrios y no demasiado recargados. Así lo hizo este jueves por la noche, cuando acudió junto al príncipe Alberto a una cena organizada por la fundación que lleva su nombre, para la que estrenó un vestido de gala negro firmado por Elie Saab.
La princesa confió en el diseñador libanés con un elegantísimo vestido drapeado de manga larga. A pesar de que Elie Saab es reconocido, sobre todo, por sus vestidos llenos de pedrería, también cuenta con diseños más sobrios, como este elegido por la princesa Charlène, que se adapta perfectamente a su estilo personal,
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F5eb%2Fb61%2Ff17%2F5ebb61f170c5ed7b2d528c5fd5251fe7.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F5eb%2Fb61%2Ff17%2F5ebb61f170c5ed7b2d528c5fd5251fe7.jpg)
El vestido presenta silueta de columna, textura de jersey, detalle drapeado, cintura ajustada, cuello redondo, cierre de cremallera en la parte trasera y una abertura lateral en la falda con la que se muestra pierna. Su precio original era de 2.300 euros; sin embargo, en la actualidad puede adquirirse en distintas webs multimarca rebajado a 1.153 euros.
La princesa completó su estilismo con unos salones nergros de Dior, con altísimo tacón, una cartera de mano a juego y unos espectaculares pendientes de diamantes. Y es que Charlène es una de las royals con un joyero personal más amplio y valioso. De hecho, cada año ocupa los primeros puestos en la lista de las mujeres que más gastan en vestuario de la realeza, precisamente por el precio de esas alhajas que posee.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ffd2%2Fb2c%2F0d6%2Ffd2b2c0d67a6286692ba187d3084edb7.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ffd2%2Fb2c%2F0d6%2Ffd2b2c0d67a6286692ba187d3084edb7.jpg)
Esta fue la tercera edición de la cena benéfica en beneficio de la Fundación Princesa Charléne de Mónaco. El Ineos Club House, ubicado en la estación de esquí francesa de Courchevel, reunió a más de 200 personalidades del mundo del deporte, del arte y de la economía. Organizado a raíz de los Juegos Olímpicos de París 2024 y en vista de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030, donde Courchevel acogerá varios eventos, este evento destacó una vez más los valores del deporte y la solidaridad.
Uno de los momentos más destacados de la velada fue la subasta silenciosa. Casi una treintena de lotes, entre obras de arte raras y encuentros exclusivos con campeones deportivos, generaron gran entusiasmo entre los invitados. Todos los fondos recaudados serán donados a la Fundación Princesa Charlène de Mónaco y al Club Deportivo de Courchevel, para apoyar sus acciones en favor de la protección de la infancia, la prevención de ahogamientos y el desarrollo del deporte entre los jóvenes.
Mientras Máxima de Holanda es la reina de las estridencias y los estampados imposibles, su amiga Charlène de Mónaco es todo lo contrario. La princesa apuesta siempre, o casi siempre, por looks monocolor, sobrios y no demasiado recargados. Así lo hizo este jueves por la noche, cuando acudió junto al príncipe Alberto a una cena organizada por la fundación que lleva su nombre, para la que estrenó un vestido de gala negro firmado por Elie Saab.