El retrato de Fernando Gómez-Acebo, primo del rey Felipe, en el aniversario de su muerte: hablan sus amigos más cercanos

Fernando Gómez-Acebo, hijo pequeño de los duques de Badajoz, fallecía el pasado 1 de marzo de 2024 a los 49 años de edad de forma repentina tras su conocida lucha contra una insuficiencia respiratoria crónica, la cual fue agravando durante sus últimos meses de vida. Este trágico e inesperado hecho dejó en ‘shock’ no solo a sus familiares y amigos, entre los que se encuentran los miembros de la casa real española, sino también a la propia prensa del corazón.

Coco, como le llamaba todo el mundo y como él mismo se presentaba cuando no había tema profesional de por medio, era el niño mimado de la infanta Pilar y a su vez uno de los personajes más cercanos con los medios couché. Definido como un hombre cariñoso, divertido y muy vulnerable por aquellos que le conocieron, siempre supo ganarse el favor de los suyos y las cámaras. Ahora, bajo el próximo aniversario de su muerte, Vanitatis ha querido rendir homenaje a su figura de la mano de algunos de sus seres más queridos.

Fiona Ferrer, empresaria de su firma ‘FFL’, escritora y asesora

Tal y como nos narra la empresaria, ambos se conocen desde que eran adolescentes, ya que coincidieron durante sus vacaciones de verano en Palma. “Decimocuarta edición de la Copa del Rey Agua Brava, Palma de Mallorca. Yo tenía 15 años. Estudiaba poco, era asidua a las galas de tarde de Villa Río y a las noches de la discoteca Luna. Por las mañanas iba a clase a la Academia Marín y compartía pupitre con Fernando Gómez-Acebo, Coco, para los amigos. Lo de catear en verano es lo que tiene”, desarrolla.

La escritora recuerda esas salidas con Coco a la discoteca Luna o Cats en Portals y los baretos de Gomila. “Han sido muchos años y muchos veranos”. Además, también nos confiesa que el hijo de la infanta Pilar la llevó por primera vez a la discoteca ‘OH Madrid’ y que ambos eran muy alocados. Precisamente, por una de estas locuras la madre de Fiona la envió a estudiar a París.

“El día que me enteré de su fallecimiento estaba en Barcelona y al igual que todos los amigos de la pandilla de Palma de Mallorca no dudé en cogerme un avión e ir a la misa. Fui directa con la maleta y el reencuentro con todos los amigos de la infancia y adolescencia fue muy bonito. Seguimos todos muy unidos y bajo el lema de “confía”, que era lo que decía Coco siempre. Le recordamos cada vez que nos vemos”, finaliza.

Mónica Martín Luque

Se casaron el 27 de noviembre del 2004 en la iglesia de la Encarnación y con la asistencia de la familia real, que en aquel momento la formaban don Juan Carlos y doña Sofía, el príncipe de Asturias recién casado con la periodista Letizia Ortiz y las infantas Elena y Cristina. En el 2020 Mónica Martín Luque y Fernando Gómez-Acebo se separaron, pero aún así mantuvieron una excelente y bonita relación.

“Cuando te quieres tanto y has pasado tantos momentos buenos se olvidan las cosas menos buenas. El divorcio no nos separó, sino que nos seguimos viendo. Era un hombre excepcional”, comienza explicándonos su ex pareja. Se conocían de siempre. “Fuimos amigos durante unos años. Lo pasábamos muy bien juntos hasta que una noche que salimos con un grupo le miré y pensé: ‘es el hombre de mi vida’. Ahí empezamos a estar juntos y no nos volvimos a separar ni un minuto hasta doce años más tarde”, continúa desarrollando para Vanitatis.

La empresaria se emociona al hablar del que fue su pareja. Destaca su generosidad, su buen rollo y su buena energía. “Todo le parecía bien y todo el mundo le quería, porque era auténtico”, apunta. “Le encantaba ir con el coche por el campo. Y solíamos hacerlo casi todos los días. Un día de estas que entramos en un río se atascó el coche y se quedó allí. Era por la noche y nadie nos podía venir a buscar. A pesar de estar tirados, nos lo pasamos muy bien. Para él no había dramas”, rememora entre miles de anécdotas.

Otro momento que tampoco puede olvidar fue su viaje de novios. “Estábamos en la isla Santa Lucía y fuimos a comprar unas camisetas al dueño de un chiringuito. Como tenía su talla se fue a buscarlas y nos dejó al cuidado del puesto. Coco se puso a vender camisetas como si no hubiera un mañana”, nos asegura entre risas Mónica Martín Luque.

José Miguel Fernández Sastrón, músico, escritor y compositor

José Miguel Fernández Sastrón estuvo casado con Simoneta Gómez-Acebo, la hermana mayor de Fernando. Su primer recuerdo fue cuando comenzó el noviazgo con la que luego sería su mujer y madre de sus hijos. “Mi primera imagen es la de un adolescente de 14 años cariñoso, encantador y divertido al que tuve que regañar por una trastada que nos había hecho. Conviví con él en los veranos de Palma. Era como un sobrino pequeño que se convirtió en un cuñado estupendo, divertido y me he reído mucho con él”, explica a Vanitatis.

A su vez, si tuviera que definirlo de una manera concisa lo haría con estas 4 palabras: “Era un hombre bueno”. Bajo su relato, fue un cuñado genial y un tío fantástico para sus hijos. “Se ocupó mucho de ellos cuando eran pequeños. Se los llevaba al parque de Atracciones, al cine. Y cuando fueron mayores se convirtió en el amigo. Siempre estaré muy agradecido y mis hijos también”, finaliza.

Mika Ferrer Amengual, CEO de Palma Beach

El empresario forma parte de su grupo de íntimos de Mallorca. “Conocí a Coco en el año 1990. Yo entraba en Saint Louis University en Madrid y coincidimos en una fiesta. Enseguida conectamos por su buen rollo y por la risa contagiosa que tenía. Era genio y figura. Era un grande de España y no porque fuera hijo de quien era, sino porque era grande en el sentido amplio de la palabra. Amigo de sus amigos, entrañable, siempre divertido y que trataba con el mismo cariño a todo el mundo”, asegura.

En verano se volvían a encontrar en Palma donde doña Pilar y su familia pasaban el verano. “Mis padres lo querían mucho y para ellos era como un hijo más y le trataban igual que a mí. Estaba siempre en casa y doña Pilar decía: ‘Coco tiene nuevos padres’. Estar con él era saber que íbamos a pasar un gran día”, explica el empresario a Vanitatis

Por si fuera poco, Mika y Fernando Gomez Acebo compartían aficiones como la caza y la pesca. “Lo pasábamos muy bien. No conozco a nadie en Mallorca que hablara mal de él. Era un tío inspirador. Murió y me dio algo importante que era el vivir cada día procurando ser feliz. Y así se lo comenté a mi mujer cuando murió Coco. Hasta cuando se fue me dio ese regalo”, concluye creando así un retrato insuperable.