Por qué el collar de diamantes de Alexandra de Hannover de 350.000 euros fue la joya protagonista del Baile de la Rosa

Las damas de la familia Grimaldi reunidas en una de las citas obligadas del calendario anual monegasco volvieron a darnos imágenes irrepetibles, especialmente por la presencia por segundo año consecutivo de Charlène de Mónaco o los lookazos de los que presumieron. Y en este apartado, hay que hablar también de las joyas y por qué el collar de diamantes de Alexandra de Hannover, valorado en más de 350.000 euros, se convirtió en el protagonista del Baile de la Rosa.

Aunque no necesitaban mucho aderezo para brillar e ir acordes con la temática caribeña de la cita, tanto Carolina de Mónaco como sus hijas y sus nueras, además de la princesa Charlène, incluyeron valiosas joyas en sus looks. Una de ellas, el collar de la hija pequeña de Ernesto de Hannover, que dio brillo a un vestido ya de por sí llamativo, no solo por el color, sino por el diseño.

Alexandra se decantaba por un vestido rosa de la firma Giambattista Valli con un corpiño fruncido y la falda de tul. Por si fuera poco rosa, también llevaba detalles florales en la cintura, con varias rosas del mismo color, pero que diferenciaban las dos partes del vestido. Y otra de las señas de identidad, las mangas caídas, muy Giambattista Valli, al que la joven princesa es fiel.

Un look que bien podría llevar cualquier princesa Disney y al que le dio un extra con ese collar. No se puede decir que sea una pieza de esas imponentes, con enormes piedras preciosas e incalculable valor y que tanto abundan en los joyeros reales. Pero precisamente por eso, sorprende, ya que el precio podría quitar el hipo a cualquiera.

Estamos hablando de un diseño de Cartier, también muy presente en los joyeros reales. Pertenece a la línea 'Pluie' o tipo lluvia y nada menos que 492 diamantes talla brillante engastados en oro blanco. Su precio en la web es de 354.000 euros, aunque no se descarta que sea uno de esos préstamos que las casas más exclusivas hacen a sus clientas más fieles.

Alexandra quiso darle al collar absoluto protagonismo y lo acompañó de discretos pendientes. Aunque en la firma también está disponible la pulsera a juego, la hija pequeña de Carolina de Mónaco prefirió prescindir de otras joyas que pudieran eclipsar la pieza estrella de su look.

El broche con historia de Carolina de Mónaco

Pero este collar de diamantes, aunque sí se puede considerar la más valiosa, no fue la única joya del despliegue que hicieron las damas Grimaldi. No podemos pasar por alto el broche que lucía Carolina de Mónaco, resaltando en sencillo diseño blanco que escogió para la velada. La hermana del príncipe Alberto no deja nunca nada al azar en esta gran noche, organizada por ella misma desde hace años y en la que pone todo su amor.

De ahí que nada de lo que lleva sea por casualidad. Durante mucho tiempo, capitaneó esta fiesta de la mano de su buen amigo Karl Lagerfeld y no faltaba en su atuendo un guiño al icónico diseñador, quien elevó la casa a cómo la conocemos hoy.

Estamos hablando de un broche que imitaba motivos vegetales, cuajado de brillantes, de un tamaño considerable y firmado por Chaumet. Nada nuevo, ya que también la casa joyera tiene un hueco importante en las colecciones royal. El motivo por el que es importante es que se dice de él que fue un regalo del káiser de la moda a su amiga Carolina, quien lo lució por primera vez en la misma cita hace 26 años, estando embarazada de su hija Alexandra.

Volvió a lucirlo cinco años después, para la fiesra preboda de Federico y Mary de Dinamarca, en mayo de 2004. Y regresaba a su joyero para ver de nuevo la luz otros cinco años después, concretamente para las celebraciones del Día Nacional y esa gala musical que se organiza tras los festejos matinales.

Desde entonces, Carolina no lo había lucido en público, pero no dudaba en rescatarlo otra vez este sábado y dar el 'punch' a su vestido blanco, acompañando, ella sí, otras joyas como su gran e inconfundible anillo de enormes perlas y un brazalete de brillantes.

Y tampoco podemos pasar por alto las piezas de joyería que llevaba su nuera, Beatriz Borromeo. Y en este caso no las destacamos solo por su valor, que también, sino por su originalidad.

Hablando de firmas conocidas, hemos mencionado Cartier y Chaumet, pero quizá la que viene a la cabeza de todo el mundo, gracias a la mítica película de Audrey Hepburn, es Tiffany, que también tuvo su hueco en este despliegue de moda. La esposa de Pierre Casiraghi -uno de los grandes ausentes de la cita, por cierto- lució varias piezas de esta joyería que no pasaron inadvertidas.

Todas ellas están diseñadas por Jean Schlumberger para la firma y tienen el pájaro como motivo central. El collar largo presenta un ave de diamantes posado sobre un citrino de tamaño considerable, mientras que Beatrice no dudó en adornar su cabello con otra joya muy parecida. En su trenza, la nuera de Carolina de Mónaco quiso enganchar una pieza, también con un pequeño pájaro, aunque en este caso situado sobre una kunzita, con su característico color lila.