El reencuentro de la reina Letizia y la princesa Leonor en Panamá tras cuatro meses de travesía, en fotos: complicidad y cercanía
La reina y su hija se han reunido en la escala del buque escuela Juan Sebastián de Elcano para pasar juntas el fin de semana del Día de la Madre
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Desde que el buque escuela Juan Sebastián de Elcano zarpó de Cádiz el pasado mes de enero, no se había vuelto a ver juntas a la reina Letizia y la princesa Leonor. Aquella despedida en la cubierta del velero fue un momento cargado de emoción.
Los reyes quisieron acompañar a su hija en el inicio de esta aventura naval como una familia más. De hecho, fue la royal quien, con un nudo en la garganta, se despidió de “mi chica”, dejando escapar unas lágrimas que hablaban de amor maternal, orgullo y nostalgia.
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Este sábado 3 de mayo, por fin, se ha producido el esperado reencuentro: doña Letizia ya se encuentra en Panamá, donde pasará unos días junto a su primogénita. Además, el reencuentro no puede ser más simbólico: el domingo 4 de mayo se celebra el Día de la Madre.
No se trata de una visita oficial, ni hay actos institucionales programados. Las escalas, esta es la sexta del Elcano en su periplo por América Latina, son una oportunidad que muchos familiares de los guardiamarinas aprovechan para abrazar a sus hijos tras meses de separación. Así lo ha hecho también la reina, cuya agenda oficial permanece vacía hasta el viernes 9 de mayo, permitiéndole disfrutar de este viaje personal sin interferencias.
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Aunque Casa Real no ha informado del itinerario exacto del desplazamiento, el pasado miércoles por la noche aún se encontraba en Madrid, según pudo comprobar Vanitatis. Todo apunta a que viajó este mismo viernes o incluso la madrugada del sábado.
Lo que sí se sabe es que el reencuentro se ha producido al medio día —hora española— en el puerto por las fotografías que han circulado. En una de ellas, Leonor y doña Letizia se funden en un abrazo largo y apretado, con los ojos cerrados. La princesa de Asturias, vestida con su uniforme blanco de guardiamarina, se muestra sonriente y visiblemente emocionada.
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En otra imagen, la reina aparece hablando con su hija, mirándola con ternura, mientras Leonor mantiene el gesto serio, pero atento. Se aprecia una conexión íntima, madre e hija aisladas del bullicio, en una escena que parece sacada de la vida cotidiana de cualquier familia.
También hay espacio para los momentos más distendidos. En las instantáneas, se puede ver el lado más humano de la mujer de Felipe VI cuando aparece esperando paciente, y vestida de blanco y camisa azul abierta, junto al resto de familiares la llegada del barco. Allí están todos sonriendo y disfrutando del ambiente.
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Durante su paso por Panamá, los guardiamarinas tendrán que cumplir con las actividades habituales en casa puerto: Leonor ya fue abanderada en Uruguay, por ejemplo. Después de esas tareas, todos los alumnos —también la princesa de Asturias— deben hacer guardia, lo que suele implicar enseñar el barco a las visitas.
Tras sus obligaciones, disfrutan de varios días de tiempo libre, siempre que hagan una llamada diaria al comandante si no duermen a bordo. Los hoteles se convierten en su refugio temporal, donde pueden descansar, compartir excursiones con sus compañeros o simplemente desconectar.
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En anteriores escalas, la joven ha demostrado un perfil muy cercano, optando por planes alejados del boato real. Así ocurrió en Valparaíso, donde sorprendió a los clientes del restaurante Don Emelio al aparecer junto a sus compañeros para una cena informal. El local, especializado en cocina de temporada con sabores españoles, acogió con naturalidad a la heredera al trono, que, como el resto de los alumnos, disfruta en tierra firme de una libertad medida, pero real.
El encuentro con su madre llega en un momento especialmente significativo para Leonor. La travesía no ha estado exenta de complicaciones: desde las polémicas fotos en bikini hasta la filtración de imágenes en un centro comercial de Punta Arenas, que obligó a Zarzuela a intervenir legalmente junto a la embajada española en Chile. Aunque finalmente la fiscalía no halló indicios de delito, fue una experiencia incómoda para la princesa, que sigue navegando entre la exigencia de su papel institucional y la juventud que aún la acompaña.
La reina permanecerá en Panamá hasta el próximo martes 6 de mayo. Serán apenas tres días, pero cargados de emoción, confidencias madre e hija y momentos que, aunque no trasciendan al foco público, marcarán a ambas profundamente. Un paréntesis íntimo en medio de una formación que está forjando a la futura jefa de Estado.
Desde que el buque escuela Juan Sebastián de Elcano zarpó de Cádiz el pasado mes de enero, no se había vuelto a ver juntas a la reina Letizia y la princesa Leonor. Aquella despedida en la cubierta del velero fue un momento cargado de emoción.