La cita taurina que ha reunido a Enrique Ponce, José Luis Martínez-Almeida y a la infanta Elena, con ramo de flores y conjunto naranja de dos piezas

Una de las aficiones que transmitió el rey Juan Carlos I a sus hijos fue su interés por los toros. Tanto Felipe VI como la infanta Elena han mantenido dicho legado asistiendo a alguna corrida popular. Sin embargo, la hija mayor de los reyes eméritos ha sido la que ha apoyado fuera de las plazas de toros su vinculación con la tauromaquia. Por ello, es habitual verla en actos benéficos o galas, como la que ha celebrado este lunes 19 de mayo la Real Unión de Criadores Toros de Lidia.

Se trataba de un evento muy especial, ya que era el 120 aniversario de la asociación y lo celebraron con una entrega de premios en el Florida Park de Madrid. Hasta allí se trasladó la infanta, que presidió el acto junto al consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior de la Comunidad de Madrid, Carlos Novillo, y el alcalde, José Luis Martínez-Almeida.

Para la ocasión, doña Elena escogió un estilismo primaveral, apostando por un conjunto en naranja. Se trata de un traje de blazer recta con manga larga y pantalón pesquero con cierre de botones en el lateral. Asimismo, lo combinó con una blusa estampada y zapatos de salón de tacón bajo, aunque destacaron sus complementos. Por un lado, el bolso de cuero de Loro Piana. Por otro, destacó el reloj de la marca Bell & Ross, el gran collar de aros y la pulsera de eslabones a juego.

Abanico y pañuelo en mano, la Infanta saludó a los numerosos invitados, con los que suele coincidir en las citas taurinas a las que asiste. De este modo, se reencontró con el torero Enrique Ponce, a quien conoce desde hace años y con el que mantiene una estrecha amistad. El diestro fue premiado con el galardón ‘Compromiso con el Toro Bravo 2025’, el cual le fue entregado por el presidente de la asociación, Antonio Bañuelos.

No obstante, la infanta Elena posó con un compañero al que no soltaba, un ramo de paniculata. Una flor que habitualmente se utiliza en ramos de novia y que simboliza la felicidad y la sencillez. Justo el pasado mes de marzo se cumplían treinta años de su boda junto a Jaime de Marichalar, con el que se encontró en el funeral de Paloma Eulate y Aznar a principios de abril.